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Antonio Ríos Rojas
Jueves, 15 de Agosto de 2019 Tiempo de lectura:

Honor al caballero Domingo

[Img #16156]Ahora que nuestro insigne tenor está en apuros considero un deber salir en su defensa. He de reconocer que ha sido un artículo de Justo Romero en la revista musical Beckmesser, el que me ha impulsado a escribir estas líneas, que no quieren basarse en falsos elogios a Domingo.

 

Pretendo hacer una defensa desde lo que el tenor madrileño ha sido, es y será, un seductor, un don Juan, pero que a diferencia del don Juan mozartiano, no ha utilizado medios inmorales para llevar a la cama a una fémina. Nadie en el mundo de la ópera puede negar que Domingo flirtea, seduce, pero ninguno –ninguna- podrá denunciar sin mala fe que Domingo acosa o se venga tras recibir un no. Domingo podrá ser un don Juan elegante, pero no es un Scarpia, el malvado personaje de Tosca que no soporta el “no” de Floria Tosca, y que clama al final del primer acto, “Tosca, me haces olvidar a Dios”.

 

En los seis años que viví en Viena me rodeé de músicos. Entre mis mejores amigos contaba a dos violinistas de la Sinfónica de Viena (kazajo y rumana). Tampoco olvidaré mis conversaciones con George, segundo violín de la Filarmónica de Viena, con quien tuve el honor de compartir casi todas las mañanas opiniones musicales mientras nuestros perros jugaban en la zona para perros de Schottenring.  Tuve buena amistad con dos bailarinas del ballet del Staatsoper, y uno de mis mejores amigos es un joven y prometedor director de orquesta. Mis relaciones con músicos me hicieron inevitablemente entrar en esos asuntos que Juan Manuel de Prada gusta llamar “de bragueta”. Mucho supe de la vida privada de famosos violinistas, directores, cantantes, y también, como ahora es el caso, de nuestro Plácido Domingo.

 

Plácido seduce por sí solo con su encanto, con su presencia arrolladora, una presencia cargada de erotismo en sus años mozos. No había representación en la que Domingo no intentara seducir a alguna corista, cantante, miembro de la orquesta, y muchas, muchísimas, compartieron cama con el tenor. Lleva en la sangre la fuerza del seductor. No es el casto y fiel cónyuge que fue mi tenor favorito, Alfredo Kraus. El trabajador nato e incansable que es Domingo, tampoco descansaba en el amor, y sabía como Lord Henry, el personaje de “El retrato de Dorian Gray” de Wilde, que “la fidelidad es pereza”. Pero jamás abusó ni acosó. Siempre aceptó el no. ¿Cuántas veces permite el socialismo calvesco ligar caballerosamente con una mujer? ¿Más de dos, más de tres, sólo una? ¿Más de una vez es acoso? Si es así, tendremos que prohibir por inmorales la mayor parte de las obras literarias de la humanidad, y habría que acusar a nuestros padres por haber pedido la mano de nuestras madres en más de una ocasión, a veces en muchas, con lo que tendríamos que reconocernos como hijos de padres abusadores, frutos del delito.

 

Vivimos en un mundo loco, por una parte promueve la pornografía a destajo, recuerden a Marlasca y los prostíbulos, ese buen negocio seguro, del que habló la ministra Delgado, y por otro, la puritana Carmen Calvo viene a decirnos que está prohibido ligar, que un “no es no”. Es un mundo mezquino, sin cabeza, contradictorio, hipócrita. Domingo aceptaba el rechazo de una mujer, y no tomaba venganza porque, ante todo, nuestro tenor es una buena persona. Su bondad queda reflejada en el manifiesto que ha escrito tras las acusaciones: “Es doloroso oír que he podido molestar o hacer sentir incómodo a alguien, da igual cuánto tiempo haga de ello y a pesar de mis mejores intenciones. Creía que todas mis interacciones y relaciones fueron siempre bienvenidas y consentidas. La gente que me conoce o que ha trabajado conmigo sabe que no soy alguien que pueda hacer daño, ofender o avergonzar a alguien de manera intencionada”.

 

Es conveniente recordar que Domingo es de pensamiento político conservador, que ha encomiado al presidente de Hungría Victor Orban como modelo de regente político para Europa. Este dato no es baladí, pues la izquierda se ha lanzado al cuello del tenor –hoy barítono-, pero jamás lo ha hecho al cuello de José Carreras, quien se ha convertido en un embajador alocado e histérico del independentismo, y a quien se puede oír en Youtube ante las cámaras de Gol TV gritar: “Visca Catalunya Llure”, y a quien se le pueden leer declaraciones en las que habla de la represión histórica  de España en Cataluña y de la lengua catalana. Sin embargo, cuando Carreras necesitaba un trasplante de médula para su leucemia eligió como vehículo comunicativo la lengua de las bestias represoras, el español. La izquierda calla ante esto, pero se indigna ante un seductor. Vivimos un tiempo aborrecible, qué duda cabe.

 

Quisiera oír a los Trueba y a los Bardem romper una lanza en favor de Domingo, tal como hicieron con Roman Polanski, quien drogó y violó a dos adolescentes –como mínimo-, una de ellas Samantha Geimer, de 13 años. Llegó a decir Trueba dos afirmaciones respecto a Polanski. Una, que EEUU debía levantar el veto a Polanski por ser un genio y otra, literal: “El puritanismo es la peor creación de la humanidad”. Muy cierto esto último, pero, ¿aplicará su pensamiento al caso de un ser despreciable y de derechas como Domingo o eso sólo afecta a ateos de izquierda como Polanski? (confieso que es uno de mis directores predilectos). La hipocresía de la izquierda no tiene medida.

 

Para terminar quisiera clamar: ¡Cómo es posible que estas mujeres que se acostaron con Domingo por propia voluntad, muchas de ellas intentando sacar ventaja de ello, saquen treinta años después el asunto a la palestra! De las nueve denunciantes, ocho lo han hecho de forma anónima. Este método es el de la caza de brujas, por el que se permitían denuncias anónimas, bien para sacar ventajas propias, bien para ejecutar una venganza personal. Es el mismo método del nazismo, del peor totalitarismo. La única que no ha querido guardar anonimato, la desconocida mezzosoprano Patricia Wulf, se ha hecho famosa de la noche a la mañana, después de una carrera frustrada. Ahora, con esta denuncia empieza a ganar dinero. ¿Y qué ha dicho la señora Wulf? Agárrense:  que “fue una víctima, pues cómo decirle que no a Dios”. Increíble que no se repare en este argumento. Si Domingo es Dios para ella, ¿cómo no sentirse elogiada al ser elegida por Dios? Por otra parte, Domingo no le ordenó como Yavé a Abraham que sacrificara a su hijo. Se la ligó, aceptó, se la llevó a la cama y se lo pasaron bien, pero claro. ¡cómo decirle que no a Dios! Creo que este mundo ha perdido completamente la cabeza.

 

En honor a Domingo me propongo ver estos días (y aprovecho aquí para recomendarles a ustedes, (pues los videos son accesibles en Youtube) su “Il Trovatore”, con Karajan en 1978, en Viena, su Otello, bajo la dirección de Carlos Kleiber en Milán, y su “Turandot” del Metropolitan, bajo la dirección de Levine. Como dice Justo Romero: honor, al caballero Domingo.

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