Memoria falsaria de socialistas y nacionalistas
El Ayuntamiento de San Sebastián rememora lo sucedido en la ciudad durante la guerra civil, pero oculta el fusilamiento por parte de los republicanos de uno de los ciudadanos más relevantes de la capital
El Departamento de “Derechos Civiles” del Ayuntamiento de San Sebastián (PNN-PSE) ha anunciado que este año volverá a organizar “una serie de visitas guiadas teatralizadas con el objetivo de dar a conocer de cerca lo ocurrido en nuestra ciudad durante la sublevación militar franquista”.
Para ello, una actriz y un actor cuentan y escenifican los momentos vividos por los donostiarras en aquella época, desde la sublevación militar contra la República comunista el 18 de julio de 1936 hasta la caída de la ciudad en manos de las tropas alzadas. Los protagonistas de la representación son el actor Álvaro Garayalde y la actriz María Alonso del Val, con un guión del autor Xabier López Askasibar.
La concejala de Igualdad, Cooperación y Derechos Civiles del consistorio donostiarra, la socialista Duñike Agirrezabalaga, ha señalado que “estas visitas son un homenaje a todas aquellas personas que sufrieron directa o indirectamente los desastres de la guerra civil. Ello contribuye a mantener en la memoria los lugares y personajes que protagonizaron un triste capítulo de nuestra historia”.
Pero la memoria teatral del Ayuntamiento de San Sebastián resulta tan extremadamente parcial como manipuladora y olvidadiza, ya que, por ejemplo, la representación oculta el que fue uno de los hechos más miserables ocurridos en esas fechas en la capital guipuzcoana: el fusilamiento por parte de las fuerzas republicanas en las tapias del cementerio de Polloe del arquitecto donostiarra José Manuel Aizpúrua, autor del Real Club Náutico, uno de los principales edificios de la ciudad y uno de los nombres más destacados de la historia de la arquitectura española.
Donostiarra de pura cepa, Aizpúrua nació en 1904, tiempos de la "belle ´poque" de la ciudad. Realizó sus primeros estudios en el colegio de los Marianistas, sito en la cuesta de Aldapeta. Una vez finalizado brillantemente el difícil Bachillerato de la época –en absoluto comparable con el actual-, partió, en 1921, a Madrid para ingresar en su Escuela de Arquitectura.
Durante aquellos años en la capital, epicentro cultural y político del país, forjó amistad con Federico García Lorca, con quien participó en la creación de la Sociedad de Artistas Ibéricos- y con José Antonio Primo de Rivera –que, años después, cofundaría Falange Española-.
Por influencia de este último, Aizpúrua diseñó en la capital guipuzcoana la primera bandera falangista. Defensor a ultranza de San Sebastián y de la cultura vasca, “el príncipe del racionalismo español”, tal y como fue conocido, fundó la Asociación Euzko-Pizkunde. A la protección de este grupo cultural se acogieron muchos de los artistas e intelectuales vascongados del momento.
En 1929, dos años después de terminar sus estudios de arquitectura, Aizpúrua ganó el concurso para construir la nueva sede del Real Club Náutico de San Sebastián. Nadie mejor que Gaya Nuño, autor del libro Arte Vasco, para describir esta magnífica obra:
“Era y es una maravilla absoluta, con su traza de barco anclado. No se trata de un mero deseo de simbolizar, sino de adaptar las formas dinámicas de una embarcación, presumida veloz, a una estructura tectónica, precisamente al borde del mar, lo que hacía participar al felicísimo hallazgo de dos talantes, el de navío anclado y de pabellón en tierra firme. Y no hay que olvidar el verdadero refinamiento de que se revistió cada detalle…”
Los que le conocieron afirman que Aizpúrua era de los que ejercía de donostiarra. Incluso, la txapela le asentaba bien. Por ello, movió cielos y tierra por lograr que su querido San Sebastián pudiera disfrutar de la cultura y arte de la época. A él se deben la celebración de las exposiciones pictóricas vanguardistas de Picasso, Miró, Picabia y Marx Ernst. Aizpúrua presentó un proyecto de ensanche para el futuro barrio de Amara.
La violencia cainita que sacudió al país entre 1936 y 1939 también llegó a Donostia. Y Aizpúrua no sólo era el fundador de la Falange donostiarra y amigo personal de José Antonio. Era también el Jefe Nacional de Propaganda y el autor del diseño de la cabecera del periódico Arriba. No le sirvió de nada su amor por la cultura, por la arquitectura y su ciudad.
Fue fusilado en la noche del 6 de agosto de 1936 por un grupo de verdugos republicanos apenas unos días antes de que las tropas del General Franco entraran en la ciudad.
Hoy, el Ayuntamiento de su querida ciudad ni tan siquiera le recuerda.
El Departamento de “Derechos Civiles” del Ayuntamiento de San Sebastián (PNN-PSE) ha anunciado que este año volverá a organizar “una serie de visitas guiadas teatralizadas con el objetivo de dar a conocer de cerca lo ocurrido en nuestra ciudad durante la sublevación militar franquista”.
Para ello, una actriz y un actor cuentan y escenifican los momentos vividos por los donostiarras en aquella época, desde la sublevación militar contra la República comunista el 18 de julio de 1936 hasta la caída de la ciudad en manos de las tropas alzadas. Los protagonistas de la representación son el actor Álvaro Garayalde y la actriz María Alonso del Val, con un guión del autor Xabier López Askasibar.
La concejala de Igualdad, Cooperación y Derechos Civiles del consistorio donostiarra, la socialista Duñike Agirrezabalaga, ha señalado que “estas visitas son un homenaje a todas aquellas personas que sufrieron directa o indirectamente los desastres de la guerra civil. Ello contribuye a mantener en la memoria los lugares y personajes que protagonizaron un triste capítulo de nuestra historia”.
Pero la memoria teatral del Ayuntamiento de San Sebastián resulta tan extremadamente parcial como manipuladora y olvidadiza, ya que, por ejemplo, la representación oculta el que fue uno de los hechos más miserables ocurridos en esas fechas en la capital guipuzcoana: el fusilamiento por parte de las fuerzas republicanas en las tapias del cementerio de Polloe del arquitecto donostiarra José Manuel Aizpúrua, autor del Real Club Náutico, uno de los principales edificios de la ciudad y uno de los nombres más destacados de la historia de la arquitectura española.
Donostiarra de pura cepa, Aizpúrua nació en 1904, tiempos de la "belle ´poque" de la ciudad. Realizó sus primeros estudios en el colegio de los Marianistas, sito en la cuesta de Aldapeta. Una vez finalizado brillantemente el difícil Bachillerato de la época –en absoluto comparable con el actual-, partió, en 1921, a Madrid para ingresar en su Escuela de Arquitectura.
Durante aquellos años en la capital, epicentro cultural y político del país, forjó amistad con Federico García Lorca, con quien participó en la creación de la Sociedad de Artistas Ibéricos- y con José Antonio Primo de Rivera –que, años después, cofundaría Falange Española-.
Por influencia de este último, Aizpúrua diseñó en la capital guipuzcoana la primera bandera falangista. Defensor a ultranza de San Sebastián y de la cultura vasca, “el príncipe del racionalismo español”, tal y como fue conocido, fundó la Asociación Euzko-Pizkunde. A la protección de este grupo cultural se acogieron muchos de los artistas e intelectuales vascongados del momento.
En 1929, dos años después de terminar sus estudios de arquitectura, Aizpúrua ganó el concurso para construir la nueva sede del Real Club Náutico de San Sebastián. Nadie mejor que Gaya Nuño, autor del libro Arte Vasco, para describir esta magnífica obra:
“Era y es una maravilla absoluta, con su traza de barco anclado. No se trata de un mero deseo de simbolizar, sino de adaptar las formas dinámicas de una embarcación, presumida veloz, a una estructura tectónica, precisamente al borde del mar, lo que hacía participar al felicísimo hallazgo de dos talantes, el de navío anclado y de pabellón en tierra firme. Y no hay que olvidar el verdadero refinamiento de que se revistió cada detalle…”
Los que le conocieron afirman que Aizpúrua era de los que ejercía de donostiarra. Incluso, la txapela le asentaba bien. Por ello, movió cielos y tierra por lograr que su querido San Sebastián pudiera disfrutar de la cultura y arte de la época. A él se deben la celebración de las exposiciones pictóricas vanguardistas de Picasso, Miró, Picabia y Marx Ernst. Aizpúrua presentó un proyecto de ensanche para el futuro barrio de Amara.
La violencia cainita que sacudió al país entre 1936 y 1939 también llegó a Donostia. Y Aizpúrua no sólo era el fundador de la Falange donostiarra y amigo personal de José Antonio. Era también el Jefe Nacional de Propaganda y el autor del diseño de la cabecera del periódico Arriba. No le sirvió de nada su amor por la cultura, por la arquitectura y su ciudad.
Fue fusilado en la noche del 6 de agosto de 1936 por un grupo de verdugos republicanos apenas unos días antes de que las tropas del General Franco entraran en la ciudad.
Hoy, el Ayuntamiento de su querida ciudad ni tan siquiera le recuerda.