Valpuesta, patrimonio de la Humanidad
El gran Saturnino Ruiz de Loizaga, incansable investigador de antropología cultural y paleografía, experto en la Alta Edad Media y conocedor profundo de las vicisitudes y primeros pasos del idioma que hablamos 600 millones de hablantes en todo el mundo, nos habló este sábado último a un grupo de la Asociación Hablamos Español, en el marco de lo que fue la sede de la diócesis de Valpuesta en el siglo IX.
Nos hizo un repaso del inicio de la reconquista cristiana con la formación del reino de Castilla en sus primeros pasos y nos sumergió en aquel ambiente que propició el paso del latín a nuestra lengua actual en sus primeras expresiones, antes de las Glosas Emilianenses de San Millán de la Cogolla.
Estar en ese espacio majestuoso de lo que fue Colegiata, antes de ser trasladada la diócesis a Burgos, ayudaba a trasladarse mental y espiritualmente a aquellos siglos de repoblaciones y presuras en un ámbito geográfico que abarcaba a parte de Cantabria, a las Encartaciones, a la mitad de Alava, y a los valles de Losa y de Mena en Burgos, en un contexto de mucha inestabilidad donde las razias musulmanas obligaban a los pobladores de aquellas tierras a compartir la azada con la espada. Y percibíamos por ósmosis la importancia de los monasterios con su doble uso de fortalezas y lugares de rezo, cultura y registro de los intercambios patrimoniales, registrados en los cartularios.
Ahí, en el occidente de Alava y oriente de lo que luego sería Burgos, el latín se iba convirtiendo en un idioma no culto hablado por la gente, que sería el primer comienzo de nuestra lengua actual. Sus primeras palabras quedaron contenidas en unos cartularios donde se reflejaban las transaciones, propiedades y registros administrativos primarios que regulaban la cotidianidad de las gentes. Valpuesta y Bujedo son los ámbitos donde esos libros de registro, estudiados por Saturnino, nos han dejado esa prueba de lo que sucedió en ese espacio geográfico, en unas especiales circunstancias, para que se produjera el milagro de nuestra lengua. Esa lengua que es tan vasca como el euskera, porque como dijo el gran Sánchez Albornoz, “Vasconia fue la abuela de Castilla”. Habrá que recordar que el Conde Fernán González, promotor del primer reino castellano, fue Conde de Alava.
Las Juntas Generales de Álava en Sesión Plenaria celebrada el día 18 de octubre de 2004, aprobaron la siguiente moción transacionada con la original que promoví cuando fui procurador de Unidad Alavesa:
“MOCIÓN 30/2004, DE 18 DE OCTUBRE, POR LA QUE SE PROMUEVE LA CELEBRACIÓN DE CONVENIOS CON OTRAS INSTITUCIONES PARA PROFUNDIZAR EN LAS INVESTIGACIONES SOBRE EL CARTULARIO DE VALPUESTA Y DE AGRADECIMIENTO ESPECIAL A D. SATURNINO RUIZ DE LOIZAGA Y TODOS LOS INVESTIGADORES QUE HAN COLABORADO EN ESTOS TRABAJOS. 1.- Las Juntas Generales de Álava instan a la Diputación Foral de Álava a facilitar los cauces para la firma de convenios interinstitucionales que profundicen en las investigaciones sobre el Cartulario de Valpuesta, su vínculo con el nacimiento de la lengua castellana, así como las iniciativas posteriores que deriven de dichos estudios. Para ello, las Juntas Generales de Álava instan a la Diputación Foral de Álava a participar con el Gobierno de Castilla-León, el Gobierno español, la Real Academia de la Lengua Española y todos aquellos organismos e instituciones que puedan estar interesados. 2.- Las Juntas Generales de Álava manifiestan su especial agradecimiento a don Saturnino Ruiz de Loizaga y a todos los investigadores que con su trabajo han ayudado a profundizar en este hallazgo y han abierto un campo de investigación en torno a una de las tres lenguas más habladas en el ámbito internacional. Vitoria-Gasteiz, a 19 de octubre de 2004”
En la justificación de motivos de la moción inicial que dio como resultado la que aquí transcribo, yo exponía lo siguiente:
“Demasiadas veces se dice que el euskera es la única lengua propia de los alaveses como vascos que somos.
Sin embargo, desde una perspectiva histórica, y desde un enfoque diacrónico de la génesis de la lengua común de todos los españoles, no deja de ser igualmente cierto que el castellano es la lengua propia de Álava, pues las investigaciones más recientes fijan el nacimiento de la lengua romance por antonomasia, hablada como primera lengua por más de cuatrocientos millones de ciudadanos de nuestro Planeta, en la comarca de Valdegovía, lo que debe llenarnos de orgullo. Ya es admitido, gracias a las investigaciones de Saturnino Ruiz de Loizaga, reproducidas en numerosas obras publicadas y de otros eminentes investigadores de la lengua como don Ricardo Ciérbide, doña Emiliana Ramos, o don Nicolás Dulanto, que le han sucedido en dichos trabajos, que los textos en lengua romance más antiguos encontrados han sido hallados en Valpuesta, en el Valle de Valdegovía, en la frontera entre Alava y Burgos. Y, por tanto, se puede afirmar con propiedad, mientras no haya otras investigaciones que lo desmientan, que el castellano nació en Álava.
Dada la importancia que ello tiene, y que en nada perjudica a la consideración de la otra lengua oficial, el euskera, como patrimonio importantísimo de todos los vascos, y considerando el valor filológico y el testimonio cultural y documental que supone el Cartulario de Valpuesta, así como el enclave histórico en el que se sitúa, es necesario que la Diputación Foral de Alava patrocine los estudios pertinentes y la reconstrucción del valor documental y patrimonial que encierra la antigua Colegiata de Valpuesta.”
El texto de mi moción era más ambicioso que el finalmente aprobado. Tuve que acceder a la transacción que me ofrecía el PNV para que prosperara, aunque por su indefinición no tuviera efectos prácticos, que era lo que pretendían los nacionalistas; al final quedó en una mera declaración institucional.
El Partido Popular y el Socialista, lejos de ayudarme en la pretensión de la iniciativa, pusieron palos en las ruedas y se abstuvieron. Al final, un único procurador entre 51 logró que, al menos, las Juntas Generales emitieran un posicionamiento de apoyo a Saturnino, y a la consideración de que Alava era la sede, a caballo con Burgos, del origen del castellano, lo cual no era poco, aunque fuera meramente testimonial.
Pero de los efectos prácticos nada se supo y nada se ha hecho. Saturnino Ruiz de Loizaga fue sumido en el olvido y en la invisibilidad porque el objetivo de los nacionalistas era que nunca aflorara la importancia de lo que fue la antigua Autrigonia, es decir el oeste de Alava, junto a las Encartaciones, en el nacimiento del castellano y en el origen de Castilla.
Lo lamentable es que el Partido Popular no hiciera nada al respecto, más allá de ayudar al PNV en ese ostracismo a Valpuesta, a Saturnino y a dejar en dique seco la potenciación de esa zona como germen y cuna del castellano. Del PSOE nada hay que esperar, y de los demás actuantes en la política vasca aún menos. Ese es el panorama demencial y oligofrénico de los agentes intervinientes en la vida política vasca.
No es menos decepcionante la inopia de los gobiernos de Castilla-León, que lejos de poner en valor ese patrimonio cultural, histórico y antropológico han sumido a Valpuesta en el olvido.
En España no tenemos remedio. ¿Creen ustedes que si esto sucediera en otra nación como en Inglaterra, Francia o Alemania no pondrían a este lugar como un enclave cultural de primera magnitud en el patrimonio de la humanidad, y a su descubridor a la altura de quién halló las pinturas rupestres de Altamira? ¿O están esperando a que fallezca el autor de los hallazgos como desgraciadamente acostumbramos a hacer en este País’
El gran Saturnino Ruiz de Loizaga, incansable investigador de antropología cultural y paleografía, experto en la Alta Edad Media y conocedor profundo de las vicisitudes y primeros pasos del idioma que hablamos 600 millones de hablantes en todo el mundo, nos habló este sábado último a un grupo de la Asociación Hablamos Español, en el marco de lo que fue la sede de la diócesis de Valpuesta en el siglo IX.
Nos hizo un repaso del inicio de la reconquista cristiana con la formación del reino de Castilla en sus primeros pasos y nos sumergió en aquel ambiente que propició el paso del latín a nuestra lengua actual en sus primeras expresiones, antes de las Glosas Emilianenses de San Millán de la Cogolla.
Estar en ese espacio majestuoso de lo que fue Colegiata, antes de ser trasladada la diócesis a Burgos, ayudaba a trasladarse mental y espiritualmente a aquellos siglos de repoblaciones y presuras en un ámbito geográfico que abarcaba a parte de Cantabria, a las Encartaciones, a la mitad de Alava, y a los valles de Losa y de Mena en Burgos, en un contexto de mucha inestabilidad donde las razias musulmanas obligaban a los pobladores de aquellas tierras a compartir la azada con la espada. Y percibíamos por ósmosis la importancia de los monasterios con su doble uso de fortalezas y lugares de rezo, cultura y registro de los intercambios patrimoniales, registrados en los cartularios.
Ahí, en el occidente de Alava y oriente de lo que luego sería Burgos, el latín se iba convirtiendo en un idioma no culto hablado por la gente, que sería el primer comienzo de nuestra lengua actual. Sus primeras palabras quedaron contenidas en unos cartularios donde se reflejaban las transaciones, propiedades y registros administrativos primarios que regulaban la cotidianidad de las gentes. Valpuesta y Bujedo son los ámbitos donde esos libros de registro, estudiados por Saturnino, nos han dejado esa prueba de lo que sucedió en ese espacio geográfico, en unas especiales circunstancias, para que se produjera el milagro de nuestra lengua. Esa lengua que es tan vasca como el euskera, porque como dijo el gran Sánchez Albornoz, “Vasconia fue la abuela de Castilla”. Habrá que recordar que el Conde Fernán González, promotor del primer reino castellano, fue Conde de Alava.
Las Juntas Generales de Álava en Sesión Plenaria celebrada el día 18 de octubre de 2004, aprobaron la siguiente moción transacionada con la original que promoví cuando fui procurador de Unidad Alavesa:
“MOCIÓN 30/2004, DE 18 DE OCTUBRE, POR LA QUE SE PROMUEVE LA CELEBRACIÓN DE CONVENIOS CON OTRAS INSTITUCIONES PARA PROFUNDIZAR EN LAS INVESTIGACIONES SOBRE EL CARTULARIO DE VALPUESTA Y DE AGRADECIMIENTO ESPECIAL A D. SATURNINO RUIZ DE LOIZAGA Y TODOS LOS INVESTIGADORES QUE HAN COLABORADO EN ESTOS TRABAJOS. 1.- Las Juntas Generales de Álava instan a la Diputación Foral de Álava a facilitar los cauces para la firma de convenios interinstitucionales que profundicen en las investigaciones sobre el Cartulario de Valpuesta, su vínculo con el nacimiento de la lengua castellana, así como las iniciativas posteriores que deriven de dichos estudios. Para ello, las Juntas Generales de Álava instan a la Diputación Foral de Álava a participar con el Gobierno de Castilla-León, el Gobierno español, la Real Academia de la Lengua Española y todos aquellos organismos e instituciones que puedan estar interesados. 2.- Las Juntas Generales de Álava manifiestan su especial agradecimiento a don Saturnino Ruiz de Loizaga y a todos los investigadores que con su trabajo han ayudado a profundizar en este hallazgo y han abierto un campo de investigación en torno a una de las tres lenguas más habladas en el ámbito internacional. Vitoria-Gasteiz, a 19 de octubre de 2004”
En la justificación de motivos de la moción inicial que dio como resultado la que aquí transcribo, yo exponía lo siguiente:
“Demasiadas veces se dice que el euskera es la única lengua propia de los alaveses como vascos que somos.
Sin embargo, desde una perspectiva histórica, y desde un enfoque diacrónico de la génesis de la lengua común de todos los españoles, no deja de ser igualmente cierto que el castellano es la lengua propia de Álava, pues las investigaciones más recientes fijan el nacimiento de la lengua romance por antonomasia, hablada como primera lengua por más de cuatrocientos millones de ciudadanos de nuestro Planeta, en la comarca de Valdegovía, lo que debe llenarnos de orgullo. Ya es admitido, gracias a las investigaciones de Saturnino Ruiz de Loizaga, reproducidas en numerosas obras publicadas y de otros eminentes investigadores de la lengua como don Ricardo Ciérbide, doña Emiliana Ramos, o don Nicolás Dulanto, que le han sucedido en dichos trabajos, que los textos en lengua romance más antiguos encontrados han sido hallados en Valpuesta, en el Valle de Valdegovía, en la frontera entre Alava y Burgos. Y, por tanto, se puede afirmar con propiedad, mientras no haya otras investigaciones que lo desmientan, que el castellano nació en Álava.
Dada la importancia que ello tiene, y que en nada perjudica a la consideración de la otra lengua oficial, el euskera, como patrimonio importantísimo de todos los vascos, y considerando el valor filológico y el testimonio cultural y documental que supone el Cartulario de Valpuesta, así como el enclave histórico en el que se sitúa, es necesario que la Diputación Foral de Alava patrocine los estudios pertinentes y la reconstrucción del valor documental y patrimonial que encierra la antigua Colegiata de Valpuesta.”
El texto de mi moción era más ambicioso que el finalmente aprobado. Tuve que acceder a la transacción que me ofrecía el PNV para que prosperara, aunque por su indefinición no tuviera efectos prácticos, que era lo que pretendían los nacionalistas; al final quedó en una mera declaración institucional.
El Partido Popular y el Socialista, lejos de ayudarme en la pretensión de la iniciativa, pusieron palos en las ruedas y se abstuvieron. Al final, un único procurador entre 51 logró que, al menos, las Juntas Generales emitieran un posicionamiento de apoyo a Saturnino, y a la consideración de que Alava era la sede, a caballo con Burgos, del origen del castellano, lo cual no era poco, aunque fuera meramente testimonial.
Pero de los efectos prácticos nada se supo y nada se ha hecho. Saturnino Ruiz de Loizaga fue sumido en el olvido y en la invisibilidad porque el objetivo de los nacionalistas era que nunca aflorara la importancia de lo que fue la antigua Autrigonia, es decir el oeste de Alava, junto a las Encartaciones, en el nacimiento del castellano y en el origen de Castilla.
Lo lamentable es que el Partido Popular no hiciera nada al respecto, más allá de ayudar al PNV en ese ostracismo a Valpuesta, a Saturnino y a dejar en dique seco la potenciación de esa zona como germen y cuna del castellano. Del PSOE nada hay que esperar, y de los demás actuantes en la política vasca aún menos. Ese es el panorama demencial y oligofrénico de los agentes intervinientes en la vida política vasca.
No es menos decepcionante la inopia de los gobiernos de Castilla-León, que lejos de poner en valor ese patrimonio cultural, histórico y antropológico han sumido a Valpuesta en el olvido.
En España no tenemos remedio. ¿Creen ustedes que si esto sucediera en otra nación como en Inglaterra, Francia o Alemania no pondrían a este lugar como un enclave cultural de primera magnitud en el patrimonio de la humanidad, y a su descubridor a la altura de quién halló las pinturas rupestres de Altamira? ¿O están esperando a que fallezca el autor de los hallazgos como desgraciadamente acostumbramos a hacer en este País’