Socorrer, servir y proteger
Hemos sido nuevamente testigos del azote de la madre naturaleza con una fuerza e intensidad inusitadas que nos ha sobrecogido y llenado de espanto. La DANA, gota fría, se ha comportado de una manera inmisericorde arrasando con todo en algunos lugares de las provincias de Alicante, Murcia y Málaga.
Una vez más, allí estaban, hombres y mujeres vistiendo diferentes uniformidades, la UME, Guardia Civil, unidades especiales, en los que late un único corazón, les mueve una misma motivación y se entregan con un compromiso priorirario, socorrer, servir y proteger a la sociedad que confía en ellos en la certeza de que acudirán de inmediato y ofrecerán lo mejor de sí mismos, incluyendo la vida si menester fuese.
Vemos a menudo comentarios y actitudes de incomprensión e incluso hostilidad hacia ese colectivo de gente altruista, buenos samaritanos, héroes anónimos; los hay que mezclan churras, merinas y latxas, no reconociendo la labor humanitaria de esos cuerpos y, peor aun, pretenden que los demás tampoco lo hagan.
La memoria tiene a veces las patas muy cortas; el mes de agosto de 1983 es recordado por las terribles inundaciones que sufrimos en tierras vascas. Cuatro guardias civiles perecieron ahogados en Llodio mientras socorrían a la población, siendo su entrega hasta el final y como gente que se debe al honor no hicieron distinciones de signo ideológico o de otro tipo, para ellos eran exclusivamente su prójimo, a quien había que salvar y con ese empeño entregaron sus vidas. Hay más casos que jalonan su altruista trayectoria.
Confiemos que no volvamos a padecer algo similar porque si así fuese todos ellos junto con la Ertzaintza, aunarían esfuerzos remando en la misma dirección con una única meta, un solo objetivo, protegernos, ayudarnos y salvarnos de todo peligro que nos aceche. De bien nacidos es ser agradecidos.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
Hemos sido nuevamente testigos del azote de la madre naturaleza con una fuerza e intensidad inusitadas que nos ha sobrecogido y llenado de espanto. La DANA, gota fría, se ha comportado de una manera inmisericorde arrasando con todo en algunos lugares de las provincias de Alicante, Murcia y Málaga.
Una vez más, allí estaban, hombres y mujeres vistiendo diferentes uniformidades, la UME, Guardia Civil, unidades especiales, en los que late un único corazón, les mueve una misma motivación y se entregan con un compromiso priorirario, socorrer, servir y proteger a la sociedad que confía en ellos en la certeza de que acudirán de inmediato y ofrecerán lo mejor de sí mismos, incluyendo la vida si menester fuese.
Vemos a menudo comentarios y actitudes de incomprensión e incluso hostilidad hacia ese colectivo de gente altruista, buenos samaritanos, héroes anónimos; los hay que mezclan churras, merinas y latxas, no reconociendo la labor humanitaria de esos cuerpos y, peor aun, pretenden que los demás tampoco lo hagan.
La memoria tiene a veces las patas muy cortas; el mes de agosto de 1983 es recordado por las terribles inundaciones que sufrimos en tierras vascas. Cuatro guardias civiles perecieron ahogados en Llodio mientras socorrían a la población, siendo su entrega hasta el final y como gente que se debe al honor no hicieron distinciones de signo ideológico o de otro tipo, para ellos eran exclusivamente su prójimo, a quien había que salvar y con ese empeño entregaron sus vidas. Hay más casos que jalonan su altruista trayectoria.
Confiemos que no volvamos a padecer algo similar porque si así fuese todos ellos junto con la Ertzaintza, aunarían esfuerzos remando en la misma dirección con una única meta, un solo objetivo, protegernos, ayudarnos y salvarnos de todo peligro que nos aceche. De bien nacidos es ser agradecidos.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria