Los libros de texto y la conformación de las masas
La Asociación de editores se queja de que recibe presiones de las autonomías para modificar los contenidos de los libros de texto.
Ya sabíamos que los caciques territoriales y sus partidos dinamitadores de la nación española han estado configurando las cabezas de nuestros niños y jóvenes como si de un disco duro de ordenador se tratara, para que tengan una forma sesgada de ver la realidad; para ajustar la capacidad cognitiva de los nuevos ciudadanos a los planes y diseños de actuación de los feudales del siglo XXI. Es una nueva forma de esclavismo cultural y de tener amarrada a la gente a esos poderes de nuevo cuño que circulan por los miniestados creados por separatistas e izquierda. El objetivo es manejar a la gente a su antojo.
Una persona que no conoce la historia de sus ancestros, que solamente conoce los ríos de su nacioncita de campanario, que desconoce quién fue Pelayo o Viriato porque no es un “pope” de su región, es un individuo cuya mente es programable pues no tiene criterio propio fundado en aprendizajes objetivos, en realidades antropológicas ciertas. Su mente está preparada para asimilar mentiras, falsedades, que a veces son burdas, ridículas, pero que germinan en esa percepción de las cosas porque una base cultural sesgada, inexacta, incompleta y preparada para que esa persona sea guiada como si fuera un robot al servicio de quien ha diseñado la forma de crear una masa aborregada.
Esa es la realidad. Por fin se ha atrevido la Asociación a denunciarlo. Pero ha tardado más de treinta años en hacerlo, mientras le ha ido bien. Lo que no nos dice la Asociación del gremio de editores es la subida espectacular del gasto de las familias en material escolar y libros de texto consentido por los gobiernos caciquiles, y que ha supuesto unos magros beneficios en el sector editorial mientras las familias se ven con el agua al cuello. Mucho de ese material es perfectamente prescindible por carecer de valor real en la formación académica del escolar. Son demasiadas las asignaturas que realmente sobran por prescindibles, muchas de ellas creadas para estructurar ideológicamente el pensamiento del educando, más allá de lo que el mismo Franco se atrevió en su Régimen, ridiculizado por el Florido Pensil. Quienes acusan al franquismo de modelar la escuela superan con creces aquella Escuela Nacional de la Enciclopedia Alvarez.
Esa es la realidad, y lo demás son cuentos chinos.
Tenemos 17 autonomías que se han constituido en miniestados que gastan y gastan a espuertas mientras que el país se depaupera progresivamente y se endeuda hasta las cejas.
Tenemos 17 autonomías que han desmantelado el sistema educativo nacional, que es la columna vertebral para que exista un Estado nacional. Sin sistema nacional de educación la nación no existe. Eso no lo digo yo, lo afirman los principales politólogos de la educación en el mundo, siguiendo la teoría política de la fundación de los Estados nacionales liberales desde su constitución tras la sustitución de las monarquías absolutas por los estados liberales y las democracias gestadas durante el siglo XIX en el mundo.
Tenemos 17 autonomías que son el abrevadero de los parásitos que viven gracias a sus partidos políticos.
Tenemos 17 autonomías, muchas de ellas con unas barreras lingüísticas que son la excusa para impedir la movilidad de los españoles, sus derechos individuales y el acceso a los bienes culturales, la consecución de plazas de trabajo en los servicios públicos, dejando sin efecto el artículo 14 de la Constitución que garantiza la esencial igualdad de todos los españoles.
Tenemos 17 autonomías que han dinamitado en la práctica los escalafones docentes, rompiendo los cuerpos nacionales y blindando el acceso al funcionariado para crear cuerpos de funcionarios propios en la práctica, rompiendo los nacionales, sobre todo en la enseñanza, principio esencial para construir un comisariado político que es una maquinaria perfecta para modelar las mentes para que sean buenas receptoras de los mensajes separatistas.
Y, entre tanto, la Ministra de Educación negando que existan problemas y contradiciendo a la Asociación de editores. Nos toma a los ciudadanos por idiotas.
Algunos vemos las cosas, señora Celaa. Todavía hay gente que piensa por sí mismo, sin convertirse en masa aborregada.
La Asociación de editores se queja de que recibe presiones de las autonomías para modificar los contenidos de los libros de texto.
Ya sabíamos que los caciques territoriales y sus partidos dinamitadores de la nación española han estado configurando las cabezas de nuestros niños y jóvenes como si de un disco duro de ordenador se tratara, para que tengan una forma sesgada de ver la realidad; para ajustar la capacidad cognitiva de los nuevos ciudadanos a los planes y diseños de actuación de los feudales del siglo XXI. Es una nueva forma de esclavismo cultural y de tener amarrada a la gente a esos poderes de nuevo cuño que circulan por los miniestados creados por separatistas e izquierda. El objetivo es manejar a la gente a su antojo.
Una persona que no conoce la historia de sus ancestros, que solamente conoce los ríos de su nacioncita de campanario, que desconoce quién fue Pelayo o Viriato porque no es un “pope” de su región, es un individuo cuya mente es programable pues no tiene criterio propio fundado en aprendizajes objetivos, en realidades antropológicas ciertas. Su mente está preparada para asimilar mentiras, falsedades, que a veces son burdas, ridículas, pero que germinan en esa percepción de las cosas porque una base cultural sesgada, inexacta, incompleta y preparada para que esa persona sea guiada como si fuera un robot al servicio de quien ha diseñado la forma de crear una masa aborregada.
Esa es la realidad. Por fin se ha atrevido la Asociación a denunciarlo. Pero ha tardado más de treinta años en hacerlo, mientras le ha ido bien. Lo que no nos dice la Asociación del gremio de editores es la subida espectacular del gasto de las familias en material escolar y libros de texto consentido por los gobiernos caciquiles, y que ha supuesto unos magros beneficios en el sector editorial mientras las familias se ven con el agua al cuello. Mucho de ese material es perfectamente prescindible por carecer de valor real en la formación académica del escolar. Son demasiadas las asignaturas que realmente sobran por prescindibles, muchas de ellas creadas para estructurar ideológicamente el pensamiento del educando, más allá de lo que el mismo Franco se atrevió en su Régimen, ridiculizado por el Florido Pensil. Quienes acusan al franquismo de modelar la escuela superan con creces aquella Escuela Nacional de la Enciclopedia Alvarez.
Esa es la realidad, y lo demás son cuentos chinos.
Tenemos 17 autonomías que se han constituido en miniestados que gastan y gastan a espuertas mientras que el país se depaupera progresivamente y se endeuda hasta las cejas.
Tenemos 17 autonomías que han desmantelado el sistema educativo nacional, que es la columna vertebral para que exista un Estado nacional. Sin sistema nacional de educación la nación no existe. Eso no lo digo yo, lo afirman los principales politólogos de la educación en el mundo, siguiendo la teoría política de la fundación de los Estados nacionales liberales desde su constitución tras la sustitución de las monarquías absolutas por los estados liberales y las democracias gestadas durante el siglo XIX en el mundo.
Tenemos 17 autonomías que son el abrevadero de los parásitos que viven gracias a sus partidos políticos.
Tenemos 17 autonomías, muchas de ellas con unas barreras lingüísticas que son la excusa para impedir la movilidad de los españoles, sus derechos individuales y el acceso a los bienes culturales, la consecución de plazas de trabajo en los servicios públicos, dejando sin efecto el artículo 14 de la Constitución que garantiza la esencial igualdad de todos los españoles.
Tenemos 17 autonomías que han dinamitado en la práctica los escalafones docentes, rompiendo los cuerpos nacionales y blindando el acceso al funcionariado para crear cuerpos de funcionarios propios en la práctica, rompiendo los nacionales, sobre todo en la enseñanza, principio esencial para construir un comisariado político que es una maquinaria perfecta para modelar las mentes para que sean buenas receptoras de los mensajes separatistas.
Y, entre tanto, la Ministra de Educación negando que existan problemas y contradiciendo a la Asociación de editores. Nos toma a los ciudadanos por idiotas.
Algunos vemos las cosas, señora Celaa. Todavía hay gente que piensa por sí mismo, sin convertirse en masa aborregada.