Encuentro en Roma
Santiago Abascal y Viktor Orbán cargan contra la inmigración masiva y sin control “que está destruyendo nuestra civilización”
Santiago Abascal, máximo responsable de Vox, y el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, además de otros muchos líderes de formaciones de las nuevas derechas europeas, han coincidido en Roma en la fiesta anual del Partido Hermanos de Italia, socio de Matteo Salvini. Los procesos migratorios que convulsionan a algunos de los principales países de la Unión Europa han sido, sin lugar a a dudas, el tema estrella de este encuentro.
Sobre esta cuestión, Santiago Abascal ha explicado que “la ventaja” de España respecto a otros países europeos es que “fue vacunada contra la inmigración islámica durante ocho siglos de ocupación y ocho siglos de reconquista. La ventaja también es que no hemos llegado a los niveles de inmigración islámica de los países del centro de Europa”. Con respecto a esta cuestión, Abascal también criticó la “política de fronteras abiertas” que está, en su opinión, “erosionando y acabando con la seguridad en nuestras calles, sobre todo para las mujeres, y está destruyendo nuestra cultura y nuestra civilización”.
Abascal ha asegurado que su partido luchará para acabar con las “noticias falsas” que afirman que “todas las culturas y religiones son iguales y valen lo mismo” porque, subrayó, “esto no es verdad”.
En su intervención, Abascal también atacó a los que calificó como “burócratas de Bruselas que intentan diluir los siglos de historia” de las diferentes naciones europeas. Y, en este sentido, citó al Papa Benedicto XVI refiriéndose a su defensa de los valores cristianos, que son la “levadura” del viejo continente. Para Abascal, nos encontramos en una “Europa cada vez más miserable, que ha perdido la fe, que no cree en sí misma, y donde se censuran debates como, por ejemplo, el de la ideología de género”. “Las oligarquías políticas, económicas y culturales europeas han traicionado a los europeos y están llevando a las naciones a un callejón sin salida”.
Por su parte, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, fue recibido como una gran estrella y como el gran símbolo de una Europa diferente.
En su discurso, Orbán afirmó que la unidad europea se enfrenta a una gran prueba, causada por la migración. “Hay países donde parte de la población ya no forma parte de la cultura cristiana y, en consecuencia, esas sociedades están ahora preocupadas por la cuestión de cómo dos culturas totalmente diferentes pueden vivir juntas en un mismo país”.
El Primer Ministro húngaro hizo hincapié en que “todos los pueblos tienen derecho a decidir con quién quieren vivir, y que si un pueblo decide que no quiere una sociedad multicultural, en una democracia también tiene derecho a esto”.
Para Orbán, ya desde el comienzo de la crisis migratoria “se podía ver que nueve de cada diez migrantes no eran refugiados, sino migrantes económicos. Pero la izquierda tiene una concepción intelectual al servicio de la cual explota la migración: su objetivo es que Europa deje atrás las naciones y la vida cristiana, y se mueva a una era poscristiana”.
En opinión de Orbán, “la izquierda tiene interés en la migración, porque cuando atrae inmigrantes importa a personas que votarán por ella”. Según explicó el máximo representante del Gobierno magiar, “la izquierda cree que los migrantes nunca votarán por políticas basadas en valores cristianos, y si llega un gran número de migrantes, entonces las posibilidades de que haya un apoyo mayoritario en Europa a la política basada en los valores cristianos se reducirá y éstos eventualmente desaparecerán”.
Viktor Orbán se mostró convencido de que la razón de la campaña agresiva que se libró contra Hungría y la presión a la que está siendo sometido su país se produce porque su Gobierno no está obedeciendo a Bruselas en el tema de la inmigración: “Si Hungría admitiera inmigrantes, cesarían las críticas relacionadas con nuestro Estado de derecho”.
Para el representante húngaro, “tenemos días emocionantes por delante en política internacional: se acercan las elecciones austriacas y polacas, habrá elecciones locales en Hungría, y también estamos esperando que Italia regrese a nuestro club”.
Orbán también explicó que en Hungría, en los últimos años, se ha desarrollado un gran modelo de teoría política y estatal, y se ha construido un estado democrático cristiano. “Este modelo está funcionando y tiene un éxito político obvio. El Gobierno ha ganado tres elecciones parlamentarias consecutivas con mayorías de dos tercios”. ¿En qué se basa el modelo húngaro de Gobierno? “En tres pilares: la familia, la nación y en una nueva constitución cristiana adoptada en 2011”.
Con respecto a la familia, Orbán afirmó que ésta es “una alianza entre un hombre y una mujer, y que cada niño tiene derecho a una madre y un padre”. Tras enumerar los elementos del sistema de apoyo familiar de Hungría, Orbán reconoció que, a pesar de ello, “la situación no es buena, porque todavía hay muchos menos niños nacidos de los necesarios. Pero no apoyaremos ninguna política que intente corregir el déficit en el nacimiento de niños trayendo inmigrantes”.
En relación con la nación, Orbán recordó que las naciones son soberanas y que no pueden “ser obligada a someterse a ninguna ley de gobernanza global. Es un valor insustituible que debe ser protegido”.
Santiago Abascal, máximo responsable de Vox, y el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, además de otros muchos líderes de formaciones de las nuevas derechas europeas, han coincidido en Roma en la fiesta anual del Partido Hermanos de Italia, socio de Matteo Salvini. Los procesos migratorios que convulsionan a algunos de los principales países de la Unión Europa han sido, sin lugar a a dudas, el tema estrella de este encuentro.
Sobre esta cuestión, Santiago Abascal ha explicado que “la ventaja” de España respecto a otros países europeos es que “fue vacunada contra la inmigración islámica durante ocho siglos de ocupación y ocho siglos de reconquista. La ventaja también es que no hemos llegado a los niveles de inmigración islámica de los países del centro de Europa”. Con respecto a esta cuestión, Abascal también criticó la “política de fronteras abiertas” que está, en su opinión, “erosionando y acabando con la seguridad en nuestras calles, sobre todo para las mujeres, y está destruyendo nuestra cultura y nuestra civilización”.
Abascal ha asegurado que su partido luchará para acabar con las “noticias falsas” que afirman que “todas las culturas y religiones son iguales y valen lo mismo” porque, subrayó, “esto no es verdad”.
En su intervención, Abascal también atacó a los que calificó como “burócratas de Bruselas que intentan diluir los siglos de historia” de las diferentes naciones europeas. Y, en este sentido, citó al Papa Benedicto XVI refiriéndose a su defensa de los valores cristianos, que son la “levadura” del viejo continente. Para Abascal, nos encontramos en una “Europa cada vez más miserable, que ha perdido la fe, que no cree en sí misma, y donde se censuran debates como, por ejemplo, el de la ideología de género”. “Las oligarquías políticas, económicas y culturales europeas han traicionado a los europeos y están llevando a las naciones a un callejón sin salida”.
Por su parte, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, fue recibido como una gran estrella y como el gran símbolo de una Europa diferente.
En su discurso, Orbán afirmó que la unidad europea se enfrenta a una gran prueba, causada por la migración. “Hay países donde parte de la población ya no forma parte de la cultura cristiana y, en consecuencia, esas sociedades están ahora preocupadas por la cuestión de cómo dos culturas totalmente diferentes pueden vivir juntas en un mismo país”.
El Primer Ministro húngaro hizo hincapié en que “todos los pueblos tienen derecho a decidir con quién quieren vivir, y que si un pueblo decide que no quiere una sociedad multicultural, en una democracia también tiene derecho a esto”.
Para Orbán, ya desde el comienzo de la crisis migratoria “se podía ver que nueve de cada diez migrantes no eran refugiados, sino migrantes económicos. Pero la izquierda tiene una concepción intelectual al servicio de la cual explota la migración: su objetivo es que Europa deje atrás las naciones y la vida cristiana, y se mueva a una era poscristiana”.
En opinión de Orbán, “la izquierda tiene interés en la migración, porque cuando atrae inmigrantes importa a personas que votarán por ella”. Según explicó el máximo representante del Gobierno magiar, “la izquierda cree que los migrantes nunca votarán por políticas basadas en valores cristianos, y si llega un gran número de migrantes, entonces las posibilidades de que haya un apoyo mayoritario en Europa a la política basada en los valores cristianos se reducirá y éstos eventualmente desaparecerán”.
Viktor Orbán se mostró convencido de que la razón de la campaña agresiva que se libró contra Hungría y la presión a la que está siendo sometido su país se produce porque su Gobierno no está obedeciendo a Bruselas en el tema de la inmigración: “Si Hungría admitiera inmigrantes, cesarían las críticas relacionadas con nuestro Estado de derecho”.
Para el representante húngaro, “tenemos días emocionantes por delante en política internacional: se acercan las elecciones austriacas y polacas, habrá elecciones locales en Hungría, y también estamos esperando que Italia regrese a nuestro club”.
Orbán también explicó que en Hungría, en los últimos años, se ha desarrollado un gran modelo de teoría política y estatal, y se ha construido un estado democrático cristiano. “Este modelo está funcionando y tiene un éxito político obvio. El Gobierno ha ganado tres elecciones parlamentarias consecutivas con mayorías de dos tercios”. ¿En qué se basa el modelo húngaro de Gobierno? “En tres pilares: la familia, la nación y en una nueva constitución cristiana adoptada en 2011”.
Con respecto a la familia, Orbán afirmó que ésta es “una alianza entre un hombre y una mujer, y que cada niño tiene derecho a una madre y un padre”. Tras enumerar los elementos del sistema de apoyo familiar de Hungría, Orbán reconoció que, a pesar de ello, “la situación no es buena, porque todavía hay muchos menos niños nacidos de los necesarios. Pero no apoyaremos ninguna política que intente corregir el déficit en el nacimiento de niños trayendo inmigrantes”.
En relación con la nación, Orbán recordó que las naciones son soberanas y que no pueden “ser obligada a someterse a ninguna ley de gobernanza global. Es un valor insustituible que debe ser protegido”.











