Jesucristo Superstar
Ahora, en Semana Santa, no podemos dejar de
hablar de una de las grandes óperas rock, teatrales y cinematográficas,
de los años setenta del pasado siglo: "Jesucristo Superstar"
("Jesucristo Superestrella").
Con libreto de Tim Rice y música del
generalmente brillante Andrew Lloyd Webber, Jesucristo Superstar se
presentó por primera vez en su versión inglesa en 1970 y provocó cierto
escándalo por dibujar los últimos días de la vida del mítico Jesucristo
con una estética intensamente pop y, desde un punto de vista argumental,
marcadamente hippie.
"Jesucristo Superstar", antes de ser llevada
al cine, se presentó en Broadway y en el West End de Londres. En la
grabación original, el papel de Jesús fue interpretado por Ian Gillan,
cantante del grupo Deep Purple, y el de Judas por Murray Head.
En España, la ópera se llevó a los
escenarios el 6 noviembre de 1975. Fue interpretada y producida por el
cantante Camilo Sesto, que dio vida a Jesús; Teddy Bautista interpretó a
Judas, y la cantante dominicana Ángela Carrasco fue la encargada de
personificar a María Magdalena. Otros intérpretes fueron Guillermo
Antón, del grupo "Los Mismos", como Pedro; Alfonso Nadal, como Pilatos;
Charly Chausson como Caifás, y Dick Zappala como Herodes. La dirección
de la obra corrió a cargo de Jaime Azpilicueta. El trabajo se estrenó en
1975 en el teatro Alcalá Palace de Madrid, con un éxito rotundo, lleno
en todas las funciones. Aún hoy, la critica cataloga este montaje como
la mejor versión que se ha hecho nunca de "Jesucristo Superstar".
En nuestra memoria, "Jesucristo Superstar"
se mezcla con el espíritu rupturista, rebelde, iconoclasta e indómito
que caracterizó a la juventud a finales de la década de los sesenta.
"Jesucristo Superstar" fue tan hijo del Mayo francés como del movimiento
hippie, tan fruto del punk como de los Beatles. Esta obra tuvo la
capacidad de subvertir, en todo el mundo, los códigos clásicos sobre los
que se transmitían las enseñanzas católicas y supo hacerlo, además,
respetando la esencia de los mitos que componen el Nuevo Testamento.
Musicalmente, "Jesucristo Superstar" es una
obra grande y magnífica; estéticamente, resultó tremendamente
vanguardista; cinematográficamente, fue vistosa; y argumentalmente, fue
hábilmente conservadora, pues jamás puso en duda ni uno solo de los
grandes principios sobre los que se asienta el cristianismo.
Un clásico desde cualquier punto de vista.
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Con libreto de Tim Rice y música del
generalmente brillante Andrew Lloyd Webber, Jesucristo Superstar se
presentó por primera vez en su versión inglesa en 1970 y provocó cierto
escándalo por dibujar los últimos días de la vida del mítico Jesucristo
con una estética intensamente pop y, desde un punto de vista argumental,
marcadamente hippie.
"Jesucristo Superstar", antes de ser llevada
al cine, se presentó en Broadway y en el West End de Londres. En la
grabación original, el papel de Jesús fue interpretado por Ian Gillan,
cantante del grupo Deep Purple, y el de Judas por Murray Head.
En España, la ópera se llevó a los
escenarios el 6 noviembre de 1975. Fue interpretada y producida por el
cantante Camilo Sesto, que dio vida a Jesús; Teddy Bautista interpretó a
Judas, y la cantante dominicana Ángela Carrasco fue la encargada de
personificar a María Magdalena. Otros intérpretes fueron Guillermo
Antón, del grupo "Los Mismos", como Pedro; Alfonso Nadal, como Pilatos;
Charly Chausson como Caifás, y Dick Zappala como Herodes. La dirección
de la obra corrió a cargo de Jaime Azpilicueta. El trabajo se estrenó en
1975 en el teatro Alcalá Palace de Madrid, con un éxito rotundo, lleno
en todas las funciones. Aún hoy, la critica cataloga este montaje como
la mejor versión que se ha hecho nunca de "Jesucristo Superstar".
En nuestra memoria, "Jesucristo Superstar"
se mezcla con el espíritu rupturista, rebelde, iconoclasta e indómito
que caracterizó a la juventud a finales de la década de los sesenta.
"Jesucristo Superstar" fue tan hijo del Mayo francés como del movimiento
hippie, tan fruto del punk como de los Beatles. Esta obra tuvo la
capacidad de subvertir, en todo el mundo, los códigos clásicos sobre los
que se transmitían las enseñanzas católicas y supo hacerlo, además,
respetando la esencia de los mitos que componen el Nuevo Testamento.
Musicalmente, "Jesucristo Superstar" es una
obra grande y magnífica; estéticamente, resultó tremendamente
vanguardista; cinematográficamente, fue vistosa; y argumentalmente, fue
hábilmente conservadora, pues jamás puso en duda ni uno solo de los
grandes principios sobre los que se asienta el cristianismo.
Un clásico desde cualquier punto de vista.
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