Lunes, 08 de Septiembre de 2025

Actualizada Lunes, 08 de Septiembre de 2025 a las 11:52:19 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Ernesto Ladrón de Guevara
Miércoles, 09 de Octubre de 2019 Tiempo de lectura:

El disparate lingüístico

El disparate lingüístico y educativo lleva al esperpento la realidad de las aulas. Hasta el punto de que si fuéramos capaces de analizarlo desde una perspectiva ajena a los intereses en juego nos parecería absolutamente disparatado lo que está sucediendo. Si esto se lo explicas a un inglés, a un polaco o a un turco, no se lo creen. Piensan que estamos locos de atar.

 

¿Cómo se puede admitir que un niño con disfunciones del lenguaje, con dislexia, con hipoacusia, con cualquier otro trastorno o retraso de aprendizaje, tenga que estar escolarizado en una lengua que no es la suya ni la del entorno? Una lengua que no está activa en la calle, en los medios de comunicación, en la panadería, en la vida ordinaria, es la que condiciona el desarrollo y aprendizaje, lo obstruye, lo dificulta, agranda su problema y bloquea las posibilidades de éxito escolar.  ¿Cómo se entiende que a un niño o niña que está en una excursión escolar se le reprenda por no hablar con sus compañeros en euskera? Simplemente, porque los niños no piensan en clave de intereses políticos sino en claves comunicativas, y lo hacen en la lengua natural, en la que ellos sueñan, en la que ellos lloran, en la que han abrazado a su madre cuando ésta les ha dado cobijo, alimentación, afecto. En su lengua materna. Que por algo se llama materna.  ¿Cómo se entiende?  ¿Cómo se interpreta que primen los intereses políticos, los caprichos de unos diseñadores de vidas ajenas, sobre el superior interés del niño, sobre los derechos de los padres?

 

Pues la interpretación es muy sencilla. En España prima la idea de que los niños son pieza del engranaje del Estado y que los derechos individuales están subordinados a unos supuestos derechos colectivos. Ese paradigma falso de toda falsedad parte de un principio maligno, perverso, que es el que afirma que ciertos derechos llamados colectivos realmente lo son. Y es la excusa perfecta para tener sometida a la población a determinados intereses de secta o de grupo que vista la mona de seda, aunque mona se quede. Sin embargo, gran parte de la población vive abducida, obnubilada por dicho principio falsario, y se cree los mitos y leyendas, los cuentos que permiten vivir a papo de rey a una casta privilegiada y unos acólitos que se agarran como lapas a unos privilegios.

 

Acudamos a un ejemplo:

 

Es evidente que la bajada de la natalidad es una tragedia para cualquier sociedad que tiene vocación de supervivencia cultural. Aunque es el propio sistema y sus diseños de control de la población para beneficio de unas cuantas multinacionales y poderes transnacionales que nos tienen agarrados como garrapatas para exprimirnos y esclavizarnos. Pero hete ahí que eso provoca efectos colaterales indeseados.

 

Veamos lo que reclama el presidente de Ikastolen Elkartea. Es decir, la Federación de Ikastolas:

 

“Pedimos a Educación la bajada de ratios de alumnos para evitar cierres de centros”; “Considera el desplome de la natalidad como uno de los principales desafíos del sistema educativo, y reclama al Gobierno Vasco que les asignen más inmigrantes”

 

Paradójico, ¿verdad?. Los guardadores de las esencias vascas pidiendo más inmigrantes, como vehículo para mantener abiertos sus centros de adoctrinamiento.

 

Durante ya décadas, los inmigrantes se confinaban en los modelos “A” para desprestigiarlos y condenarlos al ostracismo. Y lustros más tarde los vigilantes de la conservación de las esencias vascas y del etnicismo más exacerbado piden más clientes para evitar cierres de centros. ¡Es curioso!  Estos, pudieron, gracias a las ventajas ofrecidas por un Consejero de Educación socialista que impulsó una ley de Escuela Pública Vasca con la beatífica intención del pacto escolar y de la pacificación del sistema, integrarse en la red pública. Quisieron, por el contrario, permanecer en la privada para hacer de su capa un sayo. Eso sí, beneficiándose de los conciertos educativos, es decir, siendo públicos para la parte lucrativa y privados para la gestión hecha a “su manera”. Y ahora que peligra el modus vivendi se agarran a los que vienen de fuera, es decir a aquellos que, precisamente, más dificultades tienen para aprender en una lengua que ni es del contexto al que llegaron, ni es su lengua materna, bien porque ni tan siquiera la lengua general, el español, dominan correctamente en muchos casos. ¿No es como muy rocambolesco?

 

Pues con este paisanaje tenemos que convivir, y mientras, para no parecer menos vascos que los de aquí, miles de conciudadanos se ponen la boina y se colocan en la pancarta. También actuaban de esta manera los “kapos” en los campos de concentración de la Alemania nazi. Es así de fuerte el tema.

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.