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Miércoles, 06 de Noviembre de 2019 Tiempo de lectura:
El terror ambientalista inunda los medios de comunicación del sistema

“Los jemeres verdes”: 30 años viviendo del apocalipsis climático que nunca llega

[Img #16593]En noviembre de 1992, hace casi treinta años,1.500 científicos, encabezados por William J. Ripple, profesor de ecología en la Universidad Estatal de Oregón (Estados Unidos), firmaron un documento con claros tintes apocalípticos titulado pomposamente "Advertencia de los científicos mundiales a la humanidad”.

 

En aquel texto, el grupo de “expertos” que luego sería conocido como los “jemeres verdes”, pedía a los líderes mundiales que “salvaran el planeta del desastre ambiental” y el mensaje catastrofista del mismo sedujo tanto a los medios de comunicación que, 25 después, en 2017, más de 15.000 “sabios” firmaron una nueva edición de aquel análisis con un mensaje muy claro: "el tiempo se acaba”. A la cabeza del estudio aparecía nuevamente William J. Ripple, que, al parecer, había cogido gusto a lo de crear alarmas globales: "Los seres humanos y el mundo natural están en curso de colisión”, afirmaba el estudioso, como si los hombres y mujeres del planeta fueran simples virus infecciosos de un sistema natural pretendidamente puro, aséptico y misteriosamente deífico.

 

Como ninguna de las predicciones infernales que había efectuado en su manifiesto de 1992 se había cumplido, Ripple, en 2017, actualizó el marco de sus “preocupaciones” y estas, entonces, pasaron a ser las siguientes: un agujero cada vez mayor en la capa de ozono, el agotamiento de los recursos de agua dulce, la sobrepesca en el océano, la deforestación generalizada, la caída de las poblaciones de vida silvestre, el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, el aumento de las temperaturas globales y los niveles elevados de población humana.

 

Incansable en sus espeluznantes anuncios ambientalistas de los que tantos réditos publicitarios obtiene, ahora William J. Ripple ha renovado, ¡por tercera vez!, su presuntuosa "Advertencia de los científicos mundiales a la humanidad” con un mensaje más aterrador aún si cabe y ya con los medios de comunicación del sistema, en la sensa lacrimógena-histérica de Greta Thunberg, rendidos a su agonía climática.

 

El nuevo documento, presentado hoy y firmado por 3.000 científicos menos que hace dos años, actualiza los avisos incendiarios y los adecúa a las nuevas preocupaciones de la inquierda política mundial. De esta manera, el renovado sermón ambientalista, con el mismo carácter irracional que sus antecesores, continua con su tono de película de terror (“nos enfrentamos a un sufrimiento humano sin par”) y sigue insistiendo en que el ser humano estorba (“hay que reducir el crecimiento de la población mundial) y su suma al carro de los manidos lemas del totalitarismo socialdemócrata mundial con sus nuevas y actualizadas reclamaciones: reforma del sector energético (abandono de los combustibles fósiles); reducción de los contaminantes de corta duración; restablecimiento de los ecosistemas; optimización del sistema de alimentación (abandonar el consumo de carne); establecimiento de una economía libre de dióxido de carbono, y establecimiento de una población humana estable (controlar los niveles de población).

 

¿Qué será lo siguiente?

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