Habitar es habilitar / La ventana familiar
HABITAR ES HABILITAR
Si no cuidas tu casa o tu patria
otros extraños lo harán por ti.
No hay vuelta de hoja en la frontera.
LA VENTANA FAMILIAR
Abres tanto la ventana
que al entrar más luz por ella,
al mismo tiempo se cuelan
ruidos, polvos, hojarascas,
los remolinos intrusos,
-imposibles de evitar-
que al acecho afuera están
o dentro de ti difusos,
atentos, vivos, astutos,
con apariencia dormida,
tranquilos junto a tu vida
y en guerra cada minuto.
Tendrás que cerrarla más
y evitar que el vecindario
sea tu guía de usuario
siempre apegado al cristal.
Buscarás la soledad.
Porque ella es un buen refugio
de envidias y vanidades
y otras causas de infortunio
que en el tiempo se acomodan,
esa presencia distante
del desamor, esa cárcel
con paredes de tu alcoba
donde a escondidas añoras
las estancias de otro hogar.
Cierra todo y ya verás
- tal si fuera cosa vana -
cómo tu habitual ventana
cieno extraño la abre más.
![[Img #16594]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/11_2019/8511_captura-de-pantalla-2019-11-06-a-las-104813.png)
HABITAR ES HABILITAR
Si no cuidas tu casa o tu patria
otros extraños lo harán por ti.
No hay vuelta de hoja en la frontera.
LA VENTANA FAMILIAR
Abres tanto la ventana
que al entrar más luz por ella,
al mismo tiempo se cuelan
ruidos, polvos, hojarascas,
los remolinos intrusos,
-imposibles de evitar-
que al acecho afuera están
o dentro de ti difusos,
atentos, vivos, astutos,
con apariencia dormida,
tranquilos junto a tu vida
y en guerra cada minuto.
Tendrás que cerrarla más
y evitar que el vecindario
sea tu guía de usuario
siempre apegado al cristal.
Buscarás la soledad.
Porque ella es un buen refugio
de envidias y vanidades
y otras causas de infortunio
que en el tiempo se acomodan,
esa presencia distante
del desamor, esa cárcel
con paredes de tu alcoba
donde a escondidas añoras
las estancias de otro hogar.
Cierra todo y ya verás
- tal si fuera cosa vana -
cómo tu habitual ventana
cieno extraño la abre más.