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Jueves, 14 de Noviembre de 2019 Tiempo de lectura:
“Vox ha de alejarse lo más posible del Partido Popular”

Pedro Carlos González Cuevas: “Lo más positivo de Vox es su rebeldía contra los insoportables tópicos de lo políticamente correcto”

[Img #16634]El historiador Pedro Carlos González Cuevas, el gran experto español en el análisis del pensamiento conservador en nuestro país, acaba de publicar bajo el sello de La Tribuna del País Vasco Ediciones, el libro Vox: Entre el liberalismo conservador y la derecha identitaria, un ensayo excepcional dedicado al partido liderado por Santiago Abascal que parte de una premisa fundamental: “La incidencia de Vox en la vida política española es tan necesaria como lo ha sido antes de las elecciones. Cuarenta años de indiscutida hegemonía de la izquierda cultural, del nacionalismo separatista y, sobre todo, de la ‘razón cínica’ centrista ha imprimido carácter a la sociedad española; y de esas telas de araña no se sale fácilmente, lo estamos viendo; más bien todo lo contrario. El dilema de Vox erstá claro: debe elegir entre el liberalismo conservador, es decir, ser un PP bis, o configurarse como una auténtica derecha identitaria y socialmente trasversal. No hay otra alternativa”.

 

¿Por qué un libro sobre Vox, cuando parece que ya todo está dicho sobre el partido de Santiago Abascal?

 

Sobre Vox hasta ahora no se ha dicho nada sustancial; tan sólo tópicos. El mundo académico español es muy previsible, porque se encuentra hegemonizado por el pensamiento de izquierda.  Era necesario, por tanto, un estudio histórico, que, desde otra perspectiva, aunara su génesis como alternativa y respuesta a las insuficiencias y contradicciones de la derecha “oficial” o hegemónica; su trayectoria, sus ideas, la extracción social de sus miembros y su proyecto político. Sobre todo, dejar claro igualmente lo necesario de su aparición en un contexto de grave crisis social, política, económica y cultural.

 

¿Cómo explicaría lo que es Vox a alguien que no tiene ninguna idea de la política española actual?

 

Vox nace de las contradicciones e insuficiencias de la derecha hasta ahora hegemónica representada, primero por UCD y luego por Alianza Popular y el Partido Popular. Este sector ha evolucionado desde el conservadurismo a lo que el filósofo alemán Peter Sloterdijk denomina “razón cínica”, es decir, una actitud en la que se llega a la conclusión de que los valores tradicionales y patrióticos han sido ya desmitificados, aunque se los defienda en público de manera simplemente retórica; y sólo queda ya la gestión económica, la aceptación  del proceso globalizador y el cosmopolitismo y la consiguiente disolución de las naciones y de las culturas nacionales en el magma de la Unión Europea. Como en otras sociedades europeas, Vox ha surgido como un partido político de derecha alternativa, que reivindica los valores nacionales, las raíces históricas y tradicionales, y que, por consiguiente, pone en cuestión los consensos básicos, el ‘statu quo’: la ideología de género, la memoria histórica administrada por la izquierda, el eurofundamentalismo, el cosmopolitismo, el globalismo, etc. Hoy, la lucha política y social se perfila en torno a los polos de una minoría de cosmopolitas privilegiados por los procesos de globalización y una mayoría de arraigados que necesitan del Estado y de la nación para mantener una vida digna.

 

[Img #16633]Ideológicamente, ¿qué derroteros cree que tomará Vox?; ¿se convertirá en una versión más conservadora del PP o se irá pareciendo cada vez más a las formaciones clásicas de las nuevas derechas europeas?

 

En mi libro, sostengo que el proyecto político de Vox gira en torno a los polos de identidad, conservadurismo y liberalismo. En ese sentido, creo que tanto en su ideario como en su militancia existe una tensión entre las tendencias identitarias y las liberal-conservadoras/neoliberales. Todavía no sabemos qué polo o tendencia finalmente triunfará. Sin embargo, está claro que en las últimas elecciones Santiago Abascal ha utilizado tanto en los mítines como en sus intervenciones televisivas un mensaje claramente identitario y nacional, es decir, el que puede llegar a las masas y a las clases populares perjudicadas por los procesos de globalización y de emigración. El neoliberalismo económico ha permanecido en un segundo plano, pero permanece en el programa político.

 

¿Qué aspectos positivos destacaría de Vox?

 

A mi juicio, lo más positivo de Vox en su rebeldía contra los insoportables tópicos de lo políticamente correcto. En ese sentido, me parece un movimiento político liberador. Ya hace tiempo que en algunos de mis libros y artículos periodísticos había denunciado la deriva “cínica”, centrista si se quiere, del Partido Popular; y clamaba por una nueva derecha alternativa, que parece que ha llegado. Ojalá. En cualquier caso, me parece que Santiago Abascal ha estado, en estas últimas elecciones, a la altura de las circunstancias en esta hora baja de España.

 

¿Y negativos?

 

Ninguna obra humana es perfecta; y tampoco lo es Vox. Hay que señalar, en primer lugar, que se trata de un movimiento político muy joven; todavía ‘in nuce’. Como ha destacado Francisco Vaquero Oroquieta, entre los aspectos más problemáticos de Vox se encuentra su estructura de partido hipercentralizada; la ausencia de relaciones efectivas con los partidos identitarios europeos; la renuncia, al menos por el momento, a un programa social y económico transversal y alternativo. Y es que los efectos del neoliberalismo económico, como han señalado Alain de Benoist o John Gray, conducen a la disolución de las identidades y de los vínculos sociales comunitarios. John Gray señaló que la época de Margaret Thatcher supuso la “eutanasia” del conservadurismo británico. Sin embargo, creo que las intervenciones públicas de Santiago Abascal van por buen camino.

 

¿Esperaba usted el resultado obtenido por Vox en las recientes elecciones generales?

 

En alguna medida sí, aunque no esos 52 escaños. Mi apuesta fueron unos 35. La permanente campaña no ya de la izquierda, sino de la prensa oficial de derechas en su contra, me hacía prever una subida efectiva, pero modesta. Sin embargo, la brillante campaña de Abascal y el nuevo contexto político provocado por la exhumación de Franco y el proceso secesionista catalán favorecieron ese crecimiento. Lo favorecieron, pero no lo provocaron directamente, ya que Vox supo encauzarlo hábilmente en su beneficio, algo que el acomplejado Partido Popular, y no digamos ya los muy torpes dirigentes de Ciudadanos, no fueron capaces aprovechar. A ese respecto, frente a la inoperancia del PP, la postura de Vox ha sido ejemplar.

 

¿Es Vox un partido de “extrema derecha”, como repiten incansablemente sus opositores políticos y machacan repetidamente los medios de comunicación?

 

Como dice el politólogo e historiador de las ideas Pierre-André Taguieff, el concepto de “extrema derecha” carece de sentido preciso; más que nada resulta ser una diatriba contra los adversarios del consenso socialdemócrata. El concepto de “extremismo”, sea de izquierdas o de derechas, sólo tiene contenido, a mi modo de ver, en el sentido que lo han utilizado los sociólogos Seymour Martin Lipset y Earl Raab: son “extremistas” aquellos movimientos políticos que cuestionan y pretenden erradicar, por la fuerza, el pluralismo político y social. Por ello, Vox no puede ser conceptualizado como “extrema derecha”. En realidad, por decirlo a la manera de la politóloga Chantal Mouffe, la posición de Vox es una forma de “pluralismo agonístico”, que acepta la alteridad política, ideológica y social.

 

En su opinión, ¿cuáles deben ser los pilares sobre los que ha de girar la actuación política de Vox en los próximos meses?

 

Los pilares han de ser la defensa de la unidad e identidad nacional; la lucha contra las políticas sectarias de “memoria histórica” de la izquierda y contra la ideología de género; la defensa de un proyecto económico más comunitario y defensor y protector de las clases populares y medias. Y, sobre todo, ha de diferenciarse lo más posible del Partido Popular.

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