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Martes, 03 de Diciembre de 2019 Tiempo de lectura:
Autor de "Los nombres robados"

Ernesto Ladrón de Guevara: "Se adoctrina políticamente a los niños de una forma sutil y subliminal"

[Img #16719]Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación y ex-procurador en las Juntas Generales de Álava por el PSOE primero y Unidad Alavesa después, Ernesto Ladrón de Guevara se ha destacado como una de las voces más críticas y clarividentes contra el totalitarismo nacionalista en el País Vasco.

 

Como parte de esa labor de combate ideológico y cultural, acaba de publicar con el sello riojano Letras Inquietas un ensayo titulado "Los nombres robados" en el que desmonta punto por punto la manipulación, falsificación y rediseño de los topónimos vascos que ha llevado a cabo el nacionalismo durante las últimas cuatro décadas.

 

¿Por qué es tan importante la toponimia?

 

La toponimia es el testimonio vivo del pasado de los pueblos. Todos los nombres de los pueblos, los topónimos, tienen historia y un origen, y son el libro abierto de cómo se generaron esas poblaciones. Modificar caprichosamente esos nombres, esa forma de dar nombre a unas colectividades humanas conformadas antropológicamente a lo largo del tiempo, es mutilar la memoria colectiva de esos grupos humanos.

 

¿Qué objetivos persiguen las instituciones vascas en general y el movimiento nacionalista e independentista en particular con la modificación de los topónimos del País Vasco?

 

Precisamente por la importancia que considero tienen esos topónimos, los nacionalistas han logrado conformar una cosmovisión a su medida en las mentes de los ciudadanos, así como utilizar las herramientas de modificación cognitiva características de regímenes totalitarios. Conviene leer libros cómo La lengua en el Tercer Reich de Victor Klemperer y el Tercer Reich, una nueva historia de Michael Burleigh. Ambos libros nos dan la muestra del paradigma totalitario, tomando como referencia el régimen nazi de Hitler. Este último libro muestra las consecuencias de abandonar el sentido democrático de las cosas, siendo tolerantes con el dominio totalitario de la vida privada de cada uno de nosotros, mediante la modificación cognitiva de la mentalidad de las personas utilizando una ignorancia programada y la desinformación. Los cambios de los códigos lingüísticos a golpe de hacha eliminando las ramas de la cultura, y la eliminación de los referentes de nuestro pasado, como son los topónimos o nombres de los pueblos, son los vehículos de esa transformación de la cosmovisión de las gentes con esa ingeniería mantenida en el tiempo.

 

En su libro acusa al Gobierno Vasco, Diputaciones Forales, ayuntamientos y partidos políticos de haber manipulado, falsificado y rediseñado los nombres de la geografía vasca. ¿Cómo ha sido este proceso?

 

[Img #16720]Sí. Yo acuso y señalo a los partidos políticos que han gobernado de manera hegemónica, transformando cognitivamente la mentalidad de las masas y utilizando a los niños para adoctrinarles políticamente de manera sutil y subliminal. Y subrayo que es políticamente, destruyendo su formación humanística y desconectándolos de su pasado histórico, de su  herencia cultural; en un programa perfectamente calculado y diseñado a tal efecto, para conformar una sociedad adocenada a merced de los intereses y objetivos separatistas del nacionalismo.

 

Ese proceso es un largo camino perfectamente pergeñado cuyos efectos ya estamos visualizando y comprobando. Algunos, hace 40 años, lo indicábamos, y anunciábamos que los efectos letales de dejar al nacionalismo hacer lo que quisieran en los espacios culturales, educativos y de la propaganda supondría una situación característicamente gramsciana, es decir una nueva hegemonía cultural formada por mitos, mentiras y manipulaciones. Y se nos decía que eso era un alarmismo propio de mentes calenturientas. Ahora entiendo por qué decían eso los socialistas; ya que se está comprobando que formaban parte del diseño, que es antisocial, anticultural y cómplice, cuando no colaborador con ingenierías totalitarias.

 

¿Cuál ha sido el posicionamiento y la actitud de la sociedad vasca frente esta transformación de los topónimos vascos? 

 

La sociedad vasca se ha comportado como se esperaba. Durante un largo espacio de tiempo en el que los elementos de la propaganda, la disolución de todo elemento crítico mediante el pensamiento divergente, y la incapacitación para un análisis de la realidad mediante los elementos culturales y mimbres antropológicos heredados, con la ruptura de los vínculos con el pasado, han llevado a que una sociedad vasca, muy paralizada por el terror de ETA y sus secuelas, se sumiera en el deterioro moral, intelectual y cultural.  En estas condiciones, no hay nada que esperar de una sociedad convertida en masa al servicio de los intereses de unos caciques territoriales dirigentes, incapaz de asumir su responsabilidad colectiva e individual. Es pedir peras al olmo. Que la sociedad vasca tome partido ni en los topónimos ni en nada, más allá de las directrices y consignas recibidas, es un deseo, pero no una realidad.

 

¿Es un proceso reversible?, ¿Hay alguna forma de combatirlo?

 

Sólo será un proceso reversible si esa masa toma conciencia del grave error de comportamiento durante estos 40 últimos años, permitiendo que esos políticos con patente de corso hagan y deshagan a su antojo sin tener en cuenta la realidad social y cultural heredada y los intereses y el bien común del conjunto de la sociedad vasca. Mientras esa sociedad no despierte de su letargo no hay manera de revertir el proceso. Estamos en este momento en una hegemonía política que lo impedirá. Si esa colectividad de personas no toma conciencia de su propia entidad como gente con derechos individuales y como personas responsables de su futuro individual y colectivo, esto está totalmente perdido. La manera de combatirlo, a mi entender, es una  tarea en la que yo me estoy comprometiendo a una edad en la que debería estar pensando más en disfrutar de mi jubilación que en estas cosas; como es reelaborar la cultura que los nacionalistas han destruido con la colaboración de tontos útiles y recuperar los hilos de conexión con las raíces de nuestra civilización que no son las que los nacionalistas nos tratan de imbuir de una manera doctrinaria y falsaria, sino la que deberíamos haber transmitido de generación en generación. Simplemente porque es nuestra obligación. Nadie con sentido común quemaría una herencia recibida si es material. Menos debería ser si es inmaterial e intangible.

 

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