
Artículo de Ana Velasco Vidal-Abarca y Eduardo Lázaro Ezquerra, hijos de dos de las víctimas en cuyos asesinatos intervino el “etarra conferenciante”
“Estamos desamparados por las instituciones y por la justicia que tolera que puedan ocurrir estas ofensas tan graves contra las víctimas que también denigran a toda la sociedad”
Ante la noticia de que el terrorista José Ramón López de Abechuco, que ha cumplido 30 años de prisión por sus crímenes, intervendrá el próximo martes en una conferencia organizada por la Universidad Pública Vasca (UPV), Ana Velasco Vidal-Abarca y Eduardo Lázaro Ezquerra, hijos de dos de las víctimas en cuyos asesinatos intervino, realizamos la siguiente declaración:
Nos sentimos absolutamente inermes ante una iniciativa que supone un escarnio inconcebible en cualquier sociedad decente y digna. El final del terrorismo no puede devolver la vida a los que fueron asesinados pero lo mínimo que se puede exigir en un Estado de Derecho es que se respete y se honre su memoria. Para nosotros es profundamente doloroso comprobar que estamos desamparados por las instituciones y por la justicia que tolera que puedan ocurrir estas ofensas tan graves contra las víctimas que también denigran a toda la sociedad.
Ya el pasado mes de julio la Audiencia Nacional, después de dos aplazamientos, decidió cancelar nuestra declaración como afectados por los delitos de humillación a las víctimas y enaltecimiento del terrorismo cuando este individuo salió de la cárcel y fue homenajeado en las calles de Vitoria como si fuera un héroe. La Audiencia archivó el caso alegando que “las conductas, expresiones y actitudes desarrolladas durante el homenaje mismo no configuran lo que viene exigiéndose como elemento directo de apología y de humillación o menosprecio a las víctimas del terrorismo, sino que se trata de expresiones de satisfacción, solidaridad y deseo de política penitenciaria favorable, así como recuerdo a los presos”.
A los familiares ni tan siquiera se nos comunicó dicho archivo.
Nos sentimos profundamente dolidos, maltratados y avergonzados al comprobar que en España se pueden cometer impunemente agravios tan terribles. Consideramos que hechos como estos nos conducen no al final del terrorismo sino a su legitimación. Sin duda ninguna, hoy más que nunca, las víctimas hemos perdido.
Ante la noticia de que el terrorista José Ramón López de Abechuco, que ha cumplido 30 años de prisión por sus crímenes, intervendrá el próximo martes en una conferencia organizada por la Universidad Pública Vasca (UPV), Ana Velasco Vidal-Abarca y Eduardo Lázaro Ezquerra, hijos de dos de las víctimas en cuyos asesinatos intervino, realizamos la siguiente declaración:
Nos sentimos absolutamente inermes ante una iniciativa que supone un escarnio inconcebible en cualquier sociedad decente y digna. El final del terrorismo no puede devolver la vida a los que fueron asesinados pero lo mínimo que se puede exigir en un Estado de Derecho es que se respete y se honre su memoria. Para nosotros es profundamente doloroso comprobar que estamos desamparados por las instituciones y por la justicia que tolera que puedan ocurrir estas ofensas tan graves contra las víctimas que también denigran a toda la sociedad.
Ya el pasado mes de julio la Audiencia Nacional, después de dos aplazamientos, decidió cancelar nuestra declaración como afectados por los delitos de humillación a las víctimas y enaltecimiento del terrorismo cuando este individuo salió de la cárcel y fue homenajeado en las calles de Vitoria como si fuera un héroe. La Audiencia archivó el caso alegando que “las conductas, expresiones y actitudes desarrolladas durante el homenaje mismo no configuran lo que viene exigiéndose como elemento directo de apología y de humillación o menosprecio a las víctimas del terrorismo, sino que se trata de expresiones de satisfacción, solidaridad y deseo de política penitenciaria favorable, así como recuerdo a los presos”.
A los familiares ni tan siquiera se nos comunicó dicho archivo.
Nos sentimos profundamente dolidos, maltratados y avergonzados al comprobar que en España se pueden cometer impunemente agravios tan terribles. Consideramos que hechos como estos nos conducen no al final del terrorismo sino a su legitimación. Sin duda ninguna, hoy más que nunca, las víctimas hemos perdido.