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Martes, 24 de Diciembre de 2019 Tiempo de lectura:
NOTA DE PRENSA PATROCINADA

Ser padres en España, según Iniciativas Virtuales, aumenta la FIV

[Img #16831]El precio de la paternidad no solo es económico según la consultora Iniciativas Virtuales en virtud de diferentes informes y estudios realizados. Más allá de hacer cuentas, está también un peaje del que pocos quedan exentos.

 

La sociedad está acostumbrada a pensar que el fin mismo de la vida es engendrar y que, quien no lo hace, no cumple con el objetivo o plan marcado. Y nada más lejos de la realidad.

 

Hoy en día el frenético ritmo de trabajo, de responsabilidades y la libertad entendida del individualismo hace que el tema de tener hijos no sea percibido de la misma manera por todo el mundo.

 

Sin embargo, la realidad a veces supera con creces la teoría. El índice de mujeres que quieren ser madres sigue siendo muy superior al de las mujeres que deciden, por voluntad propia, no serlo. Y todo asumiendo la presión social y las incómodas preguntas de muchos que, con buena o mala intención, no dejan de formularla.

 

Pero de este alto porcentaje, no todas lo tienen fácil. ¿Por qué en este campo se habla en femenino? Porque, pese a que la disfunción masculina puede ser la causa de no conseguir un embarazo deseado, lo cierto es que la presión sigue estando focalizada en la madre que es quien engendra y es capaz de dar la vida.

 

Hoy en día, la mujer está tanto o más formada que el hombre y quiere también desarrollar y ascender en el ámbito profesional, lo que ha hecho que, por las pobres políticas de conciliación que muestran cómo la legislación y empresa en general no se ha adaptado a la sociedad actual, cada vez se plantee el momento de buscar el embarazo más tarde” comentan desde Iniciativas Virtuales.

 

Según las últimas estadísticas del INE, la edad de las madres primerizas está ya en España en los 31 años de media (cabe pensar en hace dos décadas el índice de madres primerizas que no llegaba a los 30 años se situaba en casi el 60%). Pero, preocupante es ver cómo la cifra de nacimientos va descendiendo año tras año.

 

“Eso cuantifica la edad media, pero lo cierto es que, a partir de los 40 años, cuando la estabilidad es algo más palpable para muchas mujeres en términos económicos, laborales y afectivos, la tasa de óvulos ha sufrido un descenso más que drástico. Eso significa no que sea imposible, sino que será más complicado que con 25 por norma general” explican desde Iniciativas Virtuales tras los numeros estudios al respecto que han ido realizando en los últimos años.

 

¿Cuáles son las consecuencias de retrasar la maternidad?

 

Las principales suelen ser los problemas para poder concebir, de forma natural o con ayuda, y conseguir llevar el embarazo a término.

 

La búsqueda de embarazo cada vez más tardía hace que sean más habituales las consultas a especialistas que, mediante fecundación in vitro o bien inseminación artificial, buscan cumplir su sueño. Aunque lo cierto es que en las mismas consultas dejan claro que es un camino largo y que no siempre se consigue en un par de intentos.

 

Hasta hace poco era tabú pensar en necesitar ayuda para concebir. Ahora, por suerte y gracias a la normalización a través también de la publicidad y el marketing, es mucho más natural y menos traumático para la pareja o mujer que así lo busca” explica Germán Piñeiro, CEO de Iniciativas Virtuales.

 

Esta afirmación viene también avalada por las cifras.

 

En 2017 fueron 42.498 las mujeres que, según el Informe estadístico Informe estadístico de Técnicas de Reproducción Asistida, fueron asistidas para ser madres mediante FIV, ICSI o Mixta, comenzando 50.263 ciclos.

 

Quienes entran en el mundo de la Fecundación In Vitro, entran en un mundo lleno de matices y de probables complicaciones que necesitan ser tratadas para conseguir que cualquier embrión pueda llegar a buen término.

 

Para empezar, la ingente cantidad de estudios que, constantemente, ponen de manifiesto cuáles serían mas mejores técnicas o las que mejores resultados ofrecen a quienes buscan la gestación hacen que clínicas y especialistas deban estar más que al día en todo lo que a este campo se refiere ya que cada vez son más las instutuciones e investigaciones en curso.

 

Actualmente hay estudios que apuntan, por ejemplo, a que la reducción del tiempo de co-incubación de gametos puede incluso mejorar las tasas de implantación frente a la fecundación in vitro tradicional. Eso significa una diferencia que va de las 16-18 horas de antes a prácticamente un intervalo que va de 1 a 4 horas” explican desde Iniciativas Virtuales.

 

Eso significa que el tiempo que los espermatozoides están en contacto con el oocito se vería reducido considerablemente, haciendo que las barreras naturales no lleguen a reducir la capacidad de llegar al sitio de fecundación.

 

Esto, que ya empezó a publicarse y a mostrarse desde 1996, no recibió el apoyo mayoritario ya que el estudio que lo avalaba, no cumplía con una ciertos baremos estadísticos.

 

De esos estudios de hace décadas a la facilidad con la que hoy en día se pueden incluso desde los incubadores, realizar time lapse para dar seguimiento al embrión, hay un abismo que ha servido para que las tasas de implantación hayan mejorado casi exponencialmente” comenta Germán Piñeiro.

 

Aún así, con esta esperanza, la realidad no siempre acompaña ya que este proceso no es todo lo económico que todo el mundo podría pensar.

 

Cada proceso de reproducción asistida tiene un precio medio distinto. Si hablamos, por ejemplo, de una inseminación, cada intento (contando con que cualquier tratamiento, de media, necesita entre unos 500 y 600 euros, mientras que la fecundación in vitro ronda los 2000 euros. Eso es otro de los escollos de este tipo de tratamiento ya que, en muchos casos, la capacidad de endeudamiento no es fácil para convertirse en padres.

 

A este dinero hay que meter otros precios a pagar. La presión social, la posibilidad de no conseguir llevar el primer éxito/embarazo a término, los miedos, la renuncia en cierta medida tanto de la carrera laboral como de una faceta personal, el desgaste emocional de todo el proceso… No, la paternidad ni debe ni puede cuantificarse exclusivamente en euros.

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