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Miércoles, 25 de Diciembre de 2019 Tiempo de lectura:
Cartas al Director

Carta abierta a Ibon Alberdi y Juan Luis Murua

Ustedes como sacerdotes y haciendo mención al magisterio de la Iglesia Católica acerca de los deberes y derechos de los padres con sus hijos impetran para que dos etarras que forman pareja sean trasladados a Martutene y se les conceda el tercer grado para así evitar las consecuencias negativas graves que para la hija de ambos pueda suponer el tener que separarlos, ya que la niña, al cumplir los tres años, ya no podrá seguir viviendo con su amatxo en Picassent. 

 

Muestran una profunda preocupación por el futuro de la niña. Nada que objetar a un anhelo tan cristiano y humano cual es solidarizarse con la pequeña y procurar lo mejor para ella en el terreno afectivo y psicológico que redundará en su futura personalidad. Se comportan ustedes como dos buenos samaritanos. 

 

Pero, ¿dónde han estado ustedes y la inmensa mayoría de sus compañeros y superiores durante casi medio siglo de terror? ¿Quién aludía al magisterio de la Iglesia y condenaba las graves y perpetuas secuelas de cientos de niños que quedaron huérfanos de padre, madre e incluso de ámbos?. Les recuerdo que muchos de ellos, para mayor inri, fueron testigos presenciales del asesinato de sus aitas. Nadie les ayudó a soportar la más pesada de las mochilas que llevarán a sus espaldas mientras vivan. 

 

¿Han dicho algo acerca de la treintena de niños asesinados, y de las consecuencias graves y de por vida que su pérdida supuso a sus padres?; todo indica que para ustedes unos son más hijos de Dios que otros, con unos se debe aplicar el magisterio de la Iglesia, mientras que otros no tienen derecho. 

 

"Dejad que los niños vengan a mi", leemos en el Evangelio. El comportamiento de ambos deja bien a las claras que para ustedes hay niños de primera y de segunda mientras que para ÉL todos eran iguales. 

 

Resulta hiriente que representantes de Dios en la Tierra se comporten de una forma tan hipócrita, aunque reconozco que su actuación es coherente con la frase que en su día pronunció el famoso y polémico obispo Setién: "¿Dónde está escrito que un padre tenga que querer por igual a todos sus hijos?".

 

Francisco Javier Sáenz Martínez 

FJS. 

Lasarte-Oria 

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