Un año de mandato
Bolsonaro prosigue su lucha contra la infiltración marxista en Brasil
![[Img #16873]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/01_2020/9098_captura-de-pantalla-2020-01-02-a-las-94204.png)
El primer año de mandato del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se ha caracterizado por su esfuerzo por luchar contra la influencia del marxismo en las áreas de Educación y Cultura, dos de los principales sectores que el mandatario brasileño cree intoxicados por la “ideología izquierdista”.
Desde el Ministerio de Educación, que tras una corta gestión por parte del colombiano nacionalizado brasileño Ricardo Vélez, cayó en manos del economista Abraham Weintraub, se ha puesto límites a los estudiantes que, impulsados por formaciones y partidos políticos de izquierda, se dedicaban a alterar el orden público bien alimentados con subvenciones de todo tipo. También desde el Ministerio de Educación se ha intentado poner freno a una concepción de la educación que, según se afirma desde el equipo de Bolsonaro, ha llenado las universidades brasileñas de “plantaciones de marihuana” y se ha tratado de conseguir que el modelo de enseñanza se esfuerce en educar a los jóvenes a “leer y escribir” en vez de aleccionarles en cuestiones relacionadas con la ideología de género.
En el ámbito de la comunicación y de la cultura, Bolsonaro también ha tratado de poner límites a la infiltración marxista. Así, en su primer año en el poder, ha cumplido la promesa de eliminar el Ministerio de Cultura, convertido ahora en una simple Secretaría, ha reducido significativamente su presupuesto y ha incentivado la aplicación de “filtros” a exposiciones, películas y programas de televisión que presentan contenidos “inadecuados”. En este sentido, se ha revocado la financiación a series televisivas con sobrerrepresentación de personajes LGTB y la retirada de un comercial de un banco estatal. “No se trata de censura, sino de preservar los valores cristianos”, se ha explicado desde el Gobierno.
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El primer año de mandato del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se ha caracterizado por su esfuerzo por luchar contra la influencia del marxismo en las áreas de Educación y Cultura, dos de los principales sectores que el mandatario brasileño cree intoxicados por la “ideología izquierdista”.
Desde el Ministerio de Educación, que tras una corta gestión por parte del colombiano nacionalizado brasileño Ricardo Vélez, cayó en manos del economista Abraham Weintraub, se ha puesto límites a los estudiantes que, impulsados por formaciones y partidos políticos de izquierda, se dedicaban a alterar el orden público bien alimentados con subvenciones de todo tipo. También desde el Ministerio de Educación se ha intentado poner freno a una concepción de la educación que, según se afirma desde el equipo de Bolsonaro, ha llenado las universidades brasileñas de “plantaciones de marihuana” y se ha tratado de conseguir que el modelo de enseñanza se esfuerce en educar a los jóvenes a “leer y escribir” en vez de aleccionarles en cuestiones relacionadas con la ideología de género.
En el ámbito de la comunicación y de la cultura, Bolsonaro también ha tratado de poner límites a la infiltración marxista. Así, en su primer año en el poder, ha cumplido la promesa de eliminar el Ministerio de Cultura, convertido ahora en una simple Secretaría, ha reducido significativamente su presupuesto y ha incentivado la aplicación de “filtros” a exposiciones, películas y programas de televisión que presentan contenidos “inadecuados”. En este sentido, se ha revocado la financiación a series televisivas con sobrerrepresentación de personajes LGTB y la retirada de un comercial de un banco estatal. “No se trata de censura, sino de preservar los valores cristianos”, se ha explicado desde el Gobierno.
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![[Img #16872]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/01_2020/7674_captura-de-pantalla-2020-01-02-a-las-93712.png)








