El martes 03 de noviembre tendrán lugar las quincuagésimo novenas elecciones en los Estados Unidos de América, llamados por algunos Yankilandia, El Gran Satán, El Amigo Americano, etc., esa nación a la que en algún momento de nuestra vida hemos insultado y ridiculizado, pero a la que acudimos cuando existe un problema serio y sobre todo cuando no queremos manchar nuestras impolutas manos o el enemigo a batir es poderoso; la historia guarda unos cuantos ejemplos, además de imitarles hasta el punto de adoptar sus costumbres y celebraciones en detrimento de lo propio. 

No es exagerado afirmar que la idea del impeachment (destitución) nació el mismo día en el que Donald Trump ganó las elecciones en 2016; es más fácil encontrar una aguja en un pajar que una crónica favorable al polémico personaje; se le acusa muy a menudo de tratar de solucionar los problemas como un elefante entrando en una cacharrería, no olvidemos que el animal que representa al Partido Republicano (Grand Old Party) es precisamente el elefante.

Es obvio que el Sr. Trump es muy inteligente, por mucha burla que suscite en el Viejo Continente presentándolo como un histriónico bufón; la economía va viento en popa, el desempleo es irrisorio, prácticamente pleno empleo, los índices bursátiles rompiendo resistencias; sus medidas arancelarias han supuesto un duro golpe para muchas de nuestras empresas, amén de productos agrícolas y ganaderos pero debemos reconocer que con esas decisiones ha primado, favorecido a su gente y a sus intereses; el votante americano o de cualquier lugar desea que sus representantes se mojen por ellos y adopten medidas en ese sentido. Es de cajón. 

Los últimos estudios de opinión y encuestas vaticinan que Donald Trump será reelegido como Presidente, independientemente de quien sea su rival; el intento del impeachment le ha favorecido y mucho. Va a ser que seguimos sin entender al Tío Sam y que algo tiene el agua cuando la bendicen. 

Francisco Javier Sáenz Martínez 

FJS. 

Lasarte-Oria