El coronavirus y la economía nacionalista
Entre el 1984 y el 1992, trabajé en la Pratt & Whitney, una de las tres empresas de fabricación de motores de avión más importantes del mundo. De hecho, esta compañía recibió en junio del pasado año un contrato del Departamento de Defensa de Estados Unidos de 3.200 millones de dólares para construir los motores de 233 cazas F-35. Eran años en los que finalizaba la globalización de las factorías y se iniciaba la llamada globalización 3.0 o Cadena de Suministración Global. El amigo y director del departamento del Funcionamiento de Sistemas me dijo: "EEUU está subcontratando un porcentaje exagerado de nuestra manufactura a otras naciones. En caso de crisis, podría caer en una dependencia peligrosa de dichos países".
Mientras que existen claras ventajas en la globalización, siendo la principal el coste de los productos para los consumidores, existen tecnologías que por prudencia sería mejor pagar algo más y al menos tener una base nacional para la fabricación de productos críticos.
Según algunas informaciones, el coronavirus COVID-19 se inició en un mercado de la ciudad de Wuhan, China, en la que se venden animales vivos. Se cree que el virus proviene de algunas culebras, murciélagos o pangolines. También el SARS (síndrome respiratorio agudo severo) del 2003 tuvo su origen en China y procedía igualmente del contacto humano con determinados animales. El H1N1 o virus porcino se originó en México en 2009 causando casi 3.500 muertes en EE.UU. y casi 20.000 en el resto del mundo. El MERS o virus del Medio Oriente brotó en Arabia Saudita por el posible contacto con camellos en 2012. Me imagino que la Organización Mundial de la Salud debe tenerlo muy en cuenta. Los animales poseen diferentes tipos de coronavirus que afectan seriamente al ser humano y el manejo o alimentación cultural de los mismos debería ser mejor controlado. Indonesia acaba de prohibir el consumo de murciélagos y culebras.
También hay que poner en perspectiva el COVID-19 y, en el caso de Estados Unidos, la Administración de Trump está tomando medidas suficientes para minimizar la posible pandemia. Según los expertos en el tema, el COVID-19 es bastante más contagioso que otros virus. Y aunque todavía no hay datos totalmente fiables, se ha reportado que la gran mayoría de las muertes es de personas con una edad superior a los 70 años. El 80% de los casos no son severos y el porcentaje de muertes por enfermo es muy cercano al de la gripe anual. Quizás algo superior. En EE.UU. tenemos unos 100 casos y han muerto 6 personas hasta el momento de escribir esta pieza.
Hay que tener en cuenta que la gripe cíclica en la temporada 2018-19 afectó a 35 millones de estadounidenses, de los cuales medio millón necesitaron hospitalización y fallecieron 34.000. Efectivamente, no hay que menospreciar lo más mínimo el impacto de cualquier enfermedad, pero somos muchos los que pensamos que los medios, en Estados Unidos, han elevado la situación a un nivel histérico. Y como era de esperar, se ha politizado hasta el punto que un representante de la oposición lo llama el "Trumpvirus". Trump ha puesto en vigilancia a todos los expertos y agencias gubernamentales pertinentes otorgándoles 2.500 millones para proteger a los ciudadanos, cifra que también ha sido criticada por insuficiente. Hay que ser ingenuo para pensar que el Presidente no propondrá dinero adicional si es necesario, cuando ya estamos en campaña electoral. Lo que hacen muchas acusaciones a Trump es mostrar el auténtico nivel intelectual de la oposición.
Aunque los números del COVID-19 están todavía en una incubadora, la situación tuvo un enorme impacto en la Bolsa, que cayó del 21 de febrero al 28 de febrero de 29.000 puntos a 24.700. Pero anteayer, quizás poniendo las cosas en perspectiva, tuvo una recuperación de 1.300 puntos pasó a 26.700. Y ha subido otra vez a 27.090. La preocupación que envió a la Bolsa por el despeñadero fue el efecto del virus en la "Cadena de Suministro Global", mencionado al principio. Si China tiene su población encerrada en sus casas, sin acudir al trabajo, causaría enormes perjuicios a muchos fabricantes occidentales cuyas piezas o materiales se importan de China, al igual que los comerciantes que dependen de la venta de sus productos manufacturados allí. Y lo más curioso es que, en Estados Unidos y en la mayor parte de los países occidentales, gran parte de la penicilina consumida es importada de China.
https://www.cfr.org/blog/us-dependence-pharmaceutical-products-china
https://www.americanjobsalliance.com/news/where-your-drugs-come-90-many-common-drugs-made-china-fda-has-lost-control
https://www.politico.com/news/2019/12/20/policymakers-worry-china-drug-exports-088126
Los tres artículos muestran que cerca del 90% de los fármacos de EE.UU. y necesarios para combatir los efectos del virus provienen también de China. Por esta razón y otras, la supuesta economía "nacionalista" de Donald Trump no debería ser tan criticada.
Mi opinión sobre la contención de la epidemia es optimista debido a la calidad de la Sanidad que tenemos y a la extensa información que se está divulgando para prevenir el contagio. Ya se han agotado las máscaras protectoras y por lo menos ese negocio obtendrá ganancias record. Cosas tan sencillas como el evitar contacto humano, mantenerse hidratado y limpiarse las manos frecuentemente pueden tener resultados muy beneficiosos. Otro factor favorable es el calor y la humedad relativa, ya que tienden a minimizar su efecto y la primavera está muy cerca.
Entre el 1984 y el 1992, trabajé en la Pratt & Whitney, una de las tres empresas de fabricación de motores de avión más importantes del mundo. De hecho, esta compañía recibió en junio del pasado año un contrato del Departamento de Defensa de Estados Unidos de 3.200 millones de dólares para construir los motores de 233 cazas F-35. Eran años en los que finalizaba la globalización de las factorías y se iniciaba la llamada globalización 3.0 o Cadena de Suministración Global. El amigo y director del departamento del Funcionamiento de Sistemas me dijo: "EEUU está subcontratando un porcentaje exagerado de nuestra manufactura a otras naciones. En caso de crisis, podría caer en una dependencia peligrosa de dichos países".
Mientras que existen claras ventajas en la globalización, siendo la principal el coste de los productos para los consumidores, existen tecnologías que por prudencia sería mejor pagar algo más y al menos tener una base nacional para la fabricación de productos críticos.
Según algunas informaciones, el coronavirus COVID-19 se inició en un mercado de la ciudad de Wuhan, China, en la que se venden animales vivos. Se cree que el virus proviene de algunas culebras, murciélagos o pangolines. También el SARS (síndrome respiratorio agudo severo) del 2003 tuvo su origen en China y procedía igualmente del contacto humano con determinados animales. El H1N1 o virus porcino se originó en México en 2009 causando casi 3.500 muertes en EE.UU. y casi 20.000 en el resto del mundo. El MERS o virus del Medio Oriente brotó en Arabia Saudita por el posible contacto con camellos en 2012. Me imagino que la Organización Mundial de la Salud debe tenerlo muy en cuenta. Los animales poseen diferentes tipos de coronavirus que afectan seriamente al ser humano y el manejo o alimentación cultural de los mismos debería ser mejor controlado. Indonesia acaba de prohibir el consumo de murciélagos y culebras.
También hay que poner en perspectiva el COVID-19 y, en el caso de Estados Unidos, la Administración de Trump está tomando medidas suficientes para minimizar la posible pandemia. Según los expertos en el tema, el COVID-19 es bastante más contagioso que otros virus. Y aunque todavía no hay datos totalmente fiables, se ha reportado que la gran mayoría de las muertes es de personas con una edad superior a los 70 años. El 80% de los casos no son severos y el porcentaje de muertes por enfermo es muy cercano al de la gripe anual. Quizás algo superior. En EE.UU. tenemos unos 100 casos y han muerto 6 personas hasta el momento de escribir esta pieza.
Hay que tener en cuenta que la gripe cíclica en la temporada 2018-19 afectó a 35 millones de estadounidenses, de los cuales medio millón necesitaron hospitalización y fallecieron 34.000. Efectivamente, no hay que menospreciar lo más mínimo el impacto de cualquier enfermedad, pero somos muchos los que pensamos que los medios, en Estados Unidos, han elevado la situación a un nivel histérico. Y como era de esperar, se ha politizado hasta el punto que un representante de la oposición lo llama el "Trumpvirus". Trump ha puesto en vigilancia a todos los expertos y agencias gubernamentales pertinentes otorgándoles 2.500 millones para proteger a los ciudadanos, cifra que también ha sido criticada por insuficiente. Hay que ser ingenuo para pensar que el Presidente no propondrá dinero adicional si es necesario, cuando ya estamos en campaña electoral. Lo que hacen muchas acusaciones a Trump es mostrar el auténtico nivel intelectual de la oposición.
Aunque los números del COVID-19 están todavía en una incubadora, la situación tuvo un enorme impacto en la Bolsa, que cayó del 21 de febrero al 28 de febrero de 29.000 puntos a 24.700. Pero anteayer, quizás poniendo las cosas en perspectiva, tuvo una recuperación de 1.300 puntos pasó a 26.700. Y ha subido otra vez a 27.090. La preocupación que envió a la Bolsa por el despeñadero fue el efecto del virus en la "Cadena de Suministro Global", mencionado al principio. Si China tiene su población encerrada en sus casas, sin acudir al trabajo, causaría enormes perjuicios a muchos fabricantes occidentales cuyas piezas o materiales se importan de China, al igual que los comerciantes que dependen de la venta de sus productos manufacturados allí. Y lo más curioso es que, en Estados Unidos y en la mayor parte de los países occidentales, gran parte de la penicilina consumida es importada de China.
https://www.cfr.org/blog/us-dependence-pharmaceutical-products-china
https://www.americanjobsalliance.com/news/where-your-drugs-come-90-many-common-drugs-made-china-fda-has-lost-control
https://www.politico.com/news/2019/12/20/policymakers-worry-china-drug-exports-088126
Los tres artículos muestran que cerca del 90% de los fármacos de EE.UU. y necesarios para combatir los efectos del virus provienen también de China. Por esta razón y otras, la supuesta economía "nacionalista" de Donald Trump no debería ser tan criticada.
Mi opinión sobre la contención de la epidemia es optimista debido a la calidad de la Sanidad que tenemos y a la extensa información que se está divulgando para prevenir el contagio. Ya se han agotado las máscaras protectoras y por lo menos ese negocio obtendrá ganancias record. Cosas tan sencillas como el evitar contacto humano, mantenerse hidratado y limpiarse las manos frecuentemente pueden tener resultados muy beneficiosos. Otro factor favorable es el calor y la humedad relativa, ya que tienden a minimizar su efecto y la primavera está muy cerca.