Miércoles, 05 de Noviembre de 2025

Actualizada Miércoles, 05 de Noviembre de 2025 a las 12:48:42 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Ernesto Ladrón de Guevara
Domingo, 22 de Marzo de 2020 Tiempo de lectura:

Ineptitud a raudales

Confieso mi perplejidad con lo que está ocurriendo con la pandemia del coronavirus.

 

Contrapuesto a la torpeza del Gobierno que tenemos está la generosidad de miles de profesionales de la salud que se juegan su propia vida en el combate contra este virus que se propaga a velocidades vertiginosas, como si hubiera estado generado con el propósito de paralizar la vida de las sociedades y generar un estado de conturbación y afectación temible a la salud de miles de humanos, recordándonos lo frágiles que somos.

 

Me resulta difícil entender cómo el Gobierno confisca material de protección sanitaria como mascarillas y demás objetos para procurar una  barrera que impida que nuestros médicos y enfermeras acaben en cuarentena. Me llega el caso de una empresa andaluza que estaba fabricando mascarillas durante veinticuatro horas diarias a la que se le ha requisado el material, mientras que médicos y enfermeras esperan en balde a que se les provea de esa indumentaria necesaria para su protección.  Al mismo tiempo, se cierran las fronteras y el material sanitario permanece, al parecer, en las aduanas, sin que pueda llegar a su destino.

 

Todo esto que digo pertenece a lo recogido en decenas de mensajes que están corriendo por la red. Habrá entre esas noticias informaciones falsas, ¿pero todas lo son?

 

Resulta inconcebible que tanta incapacidad de gestión de la logística sanitaria pueda ser por la inepcia del Gobierno, mientras que vemos que no solamente en China o Corea del Sur, Singapur u otras grandes áreas geográficas orientales, los sanitarios llevaban todo tipo de protección contra el coronavirus sino que se desinfectaban las calles y literalmente se “cazaba” por las fuerzas del orden a los transgresores del aislamiento de la población, y se cerraban ciudades. Esas medidas drásticas han posibilitado la contención y regresión de un virus que se hubiera propagado como una mecha incendiaria por el conjunto de poblaciones inmensamente más grandes que la española.

 

Y mientras tanto, observamos que la estupidez supina se apodera de áreas regionales de España como las Vascongadas y Cataluña. En la primera región española aparecieron los contingentes de la UME con toda su intendencia para desinfectar las calles y atender a la población y, sin casi dejar que se apearan de sus vehículos, desaparecieron. Es de suponer el porqué, aunque nadie nos ha informado. Y, en Cataluña, un demente que debiera estar ingresado en un psiquiátrico, que dirige la comunidad autónoma con vocación separatista, dirige una carta a las cancillerías europeas para denigrar al gobierno de su país en la gestión de la pandemia, sin que él realice el más mínimo gesto para abordar el problema, más bien obstaculizar las torpes acciones del Gobierno de España.

 

Vuelvo a la cuestión. ¿Qué es lo que impide que se reparta material de protección a nuestros sanitarios, fuerzas de seguridad del Estado, empleados de los establecimientos de alimentación, y demás servidores públicos? ¿Por qué no se hace? ¿Es tan grande la incapacidad de este Gobierno para gestionar esta crisis? Me resulta difícil de creerlo.

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.