Fernando Grande-Marlaska, el actual ministro de Interior del Gobierno de extrema-izquierda de Pedro Sánchez, ha sembrado un profundo desconcierto y provocado una fuerte indignación entre algunos de sus antiguos compañeros jueces al definir a los presos españoles como “personas privadas de libertad”, utilizando el subterfugio lingüístico empleado habitualmente por la autodenominada “izquierda abertzale” o los nacionalistas vascos para dirigirse a los terroristas de ETA encarcelados por sus delitos. También ha generado un intenso estupor que el ministro de Pedro Sánchez considere que, de alguna manera, las 50.000 personas encarceladas actualmente en España estén trabajando “por la seguridad de todos”.

Concretamente, el ministro ha dicho lo siguiente: “Hoy quería lamentar el fallecimiento de la primera persona privada de libertad en nuestras prisiones (...) Una reclusa que igualmente ha fallecido a consecuencia del Covid, y quiero aprovechar este momento para unirme al conjunto de los internos en los centros penitenciarios españoles. Una población de más de 50.000 personas que se han comprometido y se comprometen de una forma directa y eficaz en la salud pública de todos y en la seguridad de todos”.