Dudas sobre el origen de la pandemia
Los servicios secretos británicos no descartan que el Covid-19 tenga su origen en el laboratorio biológico de alta seguridad de Wuham
Fuentes de la información : Daily Mail, The Washington Post, The Conversation, The Epoch Times
![[Img #17463]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/04_2020/7120_captura-de-pantalla-2020-04-10-a-las-173503.png)
Si el Covid-19 es de origen animal podría haberse filtrado al ser humano después de ser estudiado en el Instituto de Virología de Wuham, según fuentes de los servicios de espionaje británicos citados por la prensa de este país. Si bien es cierto que las teorías conspirativas, en muchas ocasiones sin demasiadas conexiones con la realidad, han estallado en las últimas semanas en las redes sociales, no es menos cierto, y esta es la versión de una parte importante de la inteligencia londinense, que el virus, aunque de origen animal, podría haberse filtrado desde este laboratorio biológico de alta seguridad (Nivel P4) después de ser manipulado por los investigadores.
El diario británico Daily Mail, explica, citando a medios locales no verificados, la hipótesis de que la infección comenzó cuando varios expertos de este centro de investigación se contagiaron después de haber sido rociados accidentalmente con sangre contaminada. Este punto habría sido el origen primal de la pandemia y la causa de la exposición al patógeno estaría, según Richard Ebright, experto estadounidense en seguridad biotecnológica, en el empleo en el centro de investigación de dispositivos de seguridad biotecnológica de nivel 2, que proporcionan “una protección mínima" a los trabajadores. “La recolección del virus, su cultivo y su aislamiento” en unas instalaciones con niveles de seguridad 2 implicaría “un riesgo significativo de infección” para aquellos que participan en el proceso.
Esta opinión es compartida por el periodista David Ignatius, informador de renombre y muy bien relacionado con los servicios de inteligencia estadounidenses, que en una reciente columna publicada enThe Washington Post también explica que "los científicos no descartan que un accidente en un laboratorio de investigación en Wuhan podría haber propagado un virus mortal de murciélago que previamente se había recolectado para llevar a cabo un estudio científico”.
Hay que recordar que la primera infección humana del Covid-19 se registró a finales de diciembre de 2019 en Wuhan, en la provincia china de Hubei, cuando se identificaron 41 casos de neumonía. Un análisis más exhaustivo mostró que se trataba de un nuevo caso de coronavirus.
Un tercio de los casos –el 66 %– tuvo exposición directa en el Mercado de Wuhan. Allí se vendían pescados, mariscos, especies de fauna salvaje, serpientes, aves y diferentes tipos de carne y animales muertos. El mercado cerró inmediatamente y no se ha abierto desde entonces.
La información que aportó las primeras pistas se divulgó a mediados de enero de 2020, cuando se publicó la secuenciación del genoma completo del nuevo coronavirus a partir de una muestra de un paciente. Esta mostró que se trataba de un nuevo coronavirus –SARS-CoV2– perteneciente al mismo grupo que el coronavirus relacionado con el síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV) que causó, también en China, el brote de SARS de 2003.
Pero el nuevo virus es significativamente diferente y planteó interrogantes sobre su origen. La teoría que ha ganado más fuerza es que el virus está, de alguna manera, vinculado al mercado, dado que dos tercios del primer grupo de personas infectadas tenían alguna relación con él. Pero esta hipótesis no se ha probado todavía. Y lo más importante: posteriores investigaciones indican que el primer paciente –que empezó teniendo síntomas a principios de diciembre de 2019– no tenía ningún tipo de vínculo con el mercado, ni con los otros pacientes.
Tal y como escribía hace unos días Wanda Markotter, directora del Centro for Viral Zoonoses de la Universidad de Pretoria (Sudáfrica), “aún quedan varias preguntas por resolver. Pero lo más importante es que no hay datos claros sobre el origen del brote. Investigar la fuente de la enfermedad resulta determinante porque es esencial saber quién o qué infectó al 'paciente cero'. Comprender las circunstancias específicas, incluidos el comportamiento y las actividades humanas, que condujeron a esta pandemia puede proporcionar pistas sobre los factores de riesgo de futuros brotes”.
Fuentes de la información : Daily Mail, The Washington Post, The Conversation, The Epoch Times
Si el Covid-19 es de origen animal podría haberse filtrado al ser humano después de ser estudiado en el Instituto de Virología de Wuham, según fuentes de los servicios de espionaje británicos citados por la prensa de este país. Si bien es cierto que las teorías conspirativas, en muchas ocasiones sin demasiadas conexiones con la realidad, han estallado en las últimas semanas en las redes sociales, no es menos cierto, y esta es la versión de una parte importante de la inteligencia londinense, que el virus, aunque de origen animal, podría haberse filtrado desde este laboratorio biológico de alta seguridad (Nivel P4) después de ser manipulado por los investigadores.
El diario británico Daily Mail, explica, citando a medios locales no verificados, la hipótesis de que la infección comenzó cuando varios expertos de este centro de investigación se contagiaron después de haber sido rociados accidentalmente con sangre contaminada. Este punto habría sido el origen primal de la pandemia y la causa de la exposición al patógeno estaría, según Richard Ebright, experto estadounidense en seguridad biotecnológica, en el empleo en el centro de investigación de dispositivos de seguridad biotecnológica de nivel 2, que proporcionan “una protección mínima" a los trabajadores. “La recolección del virus, su cultivo y su aislamiento” en unas instalaciones con niveles de seguridad 2 implicaría “un riesgo significativo de infección” para aquellos que participan en el proceso.
Esta opinión es compartida por el periodista David Ignatius, informador de renombre y muy bien relacionado con los servicios de inteligencia estadounidenses, que en una reciente columna publicada enThe Washington Post también explica que "los científicos no descartan que un accidente en un laboratorio de investigación en Wuhan podría haber propagado un virus mortal de murciélago que previamente se había recolectado para llevar a cabo un estudio científico”.
Hay que recordar que la primera infección humana del Covid-19 se registró a finales de diciembre de 2019 en Wuhan, en la provincia china de Hubei, cuando se identificaron 41 casos de neumonía. Un análisis más exhaustivo mostró que se trataba de un nuevo caso de coronavirus.
Un tercio de los casos –el 66 %– tuvo exposición directa en el Mercado de Wuhan. Allí se vendían pescados, mariscos, especies de fauna salvaje, serpientes, aves y diferentes tipos de carne y animales muertos. El mercado cerró inmediatamente y no se ha abierto desde entonces.
La información que aportó las primeras pistas se divulgó a mediados de enero de 2020, cuando se publicó la secuenciación del genoma completo del nuevo coronavirus a partir de una muestra de un paciente. Esta mostró que se trataba de un nuevo coronavirus –SARS-CoV2– perteneciente al mismo grupo que el coronavirus relacionado con el síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV) que causó, también en China, el brote de SARS de 2003.
Pero el nuevo virus es significativamente diferente y planteó interrogantes sobre su origen. La teoría que ha ganado más fuerza es que el virus está, de alguna manera, vinculado al mercado, dado que dos tercios del primer grupo de personas infectadas tenían alguna relación con él. Pero esta hipótesis no se ha probado todavía. Y lo más importante: posteriores investigaciones indican que el primer paciente –que empezó teniendo síntomas a principios de diciembre de 2019– no tenía ningún tipo de vínculo con el mercado, ni con los otros pacientes.
Tal y como escribía hace unos días Wanda Markotter, directora del Centro for Viral Zoonoses de la Universidad de Pretoria (Sudáfrica), “aún quedan varias preguntas por resolver. Pero lo más importante es que no hay datos claros sobre el origen del brote. Investigar la fuente de la enfermedad resulta determinante porque es esencial saber quién o qué infectó al 'paciente cero'. Comprender las circunstancias específicas, incluidos el comportamiento y las actividades humanas, que condujeron a esta pandemia puede proporcionar pistas sobre los factores de riesgo de futuros brotes”.