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Lunes, 20 de Abril de 2020 Tiempo de lectura:
La Deuda Pública alcanzará el 120%

El Banco de España dibuja un desolador panorama económico para los próximos meses, con una caída del PIB de hasta el 13%

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El Banco de España ha publicado sus previsiones sobre el impacto que la crisis desatada por el coronavirus tendrá para la economía española durante los próximos meses, y el dibujo de situación realizado por la autoridad monetaria resulta ser desolador. El primer párrafo del informe, no deja lugar a dudas: “la propagación global del Covid-19 y la adopción, en una mayoría de países, de medidas extraordinarias para paliar sus efectos sobre la salud pública, tales como la paralización de parte de la actividad económica y el confinamiento de la población, están teniendo un impacto contractivo muy severo sobre el PIB y el empleo en todo el mundo. Aunque la acción decidida de las distintas autoridades, nacionales y supranacionales, contribuirá a paliar esos efectos, su magnitud sigue siendo, por el momento, muy incierta”.

 

El Banco de España recuerda que el impacto de la reducción de la actividad productiva se ha dejado notar con singular intensidad en el mercado de trabajo. Entre los días previos a la declaración del Estado de alarma y el 31 de marzo, la cifra de afiliados a la Seguridad Social disminuyó en casi 900.000 personas (un 4,6% del total). Además, un número muy elevado de trabajadores se habría visto afectado por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), de modo que, aunque permanecen en situación de alta laboral en los registros de la Seguridad Social, no se encuentran trabajando en la actualidad.

 

“La alteración de la actividad y la pérdida de puestos de trabajo han dado lugar a una pronunciada contracción de la demanda interna. A esta perturbación hay que sumar la procedente del exterior, en la medida en que se han observado desarrollos similares en el resto de los países, lo que ha dado lugar a un profundo debilitamiento de la demanda de bienes y servicios procedente del resto del mundo y a una interrupción de las cadenas globales de valor, así como al cese de los flujos turísticos. Con todo, en estos momentos las perspectivas económicas están envueltas en una incertidumbre muy elevada. La primera fuente importante de incertidumbre está relacionada con la duración del período de confinamiento. Transcurridas unas cinco semanas desde la declaración del estado de alarma en nuestro país, las cifras más recientes sobre la evolución de la enfermedad, particularmente en términos del número de fallecimientos, muestran que la limitación de movimientos de la población está siendo efectiva para contener el avance de la epidemia. En todo caso, la trayectoria observada del Covid-19 en otros países que precedieron a España en la expansión del contagio sugiere que el Estado de alarma podría prolongarse hasta la expiración, el 9 de mayo, del nuevo plazo previsto tras la solicitud de prórroga por parte del Gobierno, o incluso durante algún tiempo adicional”.

 

Además, explica el Banco de España, subsisten incertidumbres en lo que respecta al alcance de las medidas que, una vez levantado el Estado de alarma, pueda ser necesario adoptar tanto con carácter preventivo, para evitar la aparición de nuevos focos de contagio, como para contenerlos si estos llegaran a producirse.

 

Los escenarios construidos por el Banco de España incorporan un conjunto de perturbaciones que aproximan los efectos de la pandemia. La primera de estas perturbaciones recoge el hecho de que las restricciones establecidas en otros países a la actividad económica y a los movimientos de población dan como resultado una disminución drástica de la demanda de bienes y servicios españoles procedente del resto del mundo, en particular en lo que respecta al turismo. "En nuestro país, la pérdida de rentas de hogares y empresas lleva a una reducción de su gasto corriente, paliada en el corto plazo por moratorias y avales al crédito, que, no obstante, dan lugar a compromisos de pagos futuros (y, por tanto, a una menor capacidad de acometer decisiones de consumo e inversión en el medio plazo). Además, la incertidumbre sobre el futuro (que podría provenir de la percepción del riesgo de aparición de nuevos brotes de la enfermedad) lleva a los agentes a posponer decisiones de gasto. Esta combinación de perturbaciones daría lugar a retrocesos del PIB en 2020, que, en los tres escenarios construidos, serían del –6,8 %, –9,5 % y –12,4 %, dependiendo de que la duración del período de confinamiento sea de ocho semanas (escenarios 1 y 2) o de doce (escenario 3), y de que los problemas de liquidez de los agentes privados puedan dar paso a ciertas dificultades de solvencia en los próximos meses (escenarios 2 y 3) o no (escenario 1)".

 

La comparación entre los resultados de estos tres escenarios muestra que las consecuencias de la perturbación sobre la actividad y el empleo de este año, que serán muy severas, se verán atenuadas hasta cierto punto por las medidas orientadas a la provisión de liquidez y rentas a corto plazo. En concreto, en cada uno de los tres escenarios el nivel del PIB del final de 2020 sería inferior al que se preveía en las proyecciones de diciembre de 2019 en 8,5 puntos porcentuales, 10,4 y 12,5, respectivamente. Pero, además, las actuaciones de política económica no solo permiten aminorar la profundidad de la recesión en el corto plazo, sino que además deberían favorecer que se alcance un nivel más elevado de PIB y empleo en un horizonte temporal algo más dilatado, que, en los ejercicios realizados, abarca hasta el final de 2021. Específicamente, se estima que el nivel del PIB distaría entonces aproximadamente un 3% del que se habría observado en ausencia de Covid-19 en el primero de los escenarios, frente al 5% en los otros dos.

 

En cualquier caso, los distintos escenarios construidos muestran que el coste presupuestario del episodio recesivo causado por el Covid-19 será muy elevado, como consecuencia tanto de las medidas adoptadas como, sobre todo, de la actuación de los estabilizadores automáticos. Según los distintos escenarios considerados, el déficit público de 2020 podría situarse en una horquilla comprendida, aproximadamente, entre el –7% y el –11% del PIB. Por su parte, la deuda pública se situaría este año en niveles comprendidos entre el 110% y más del 120% del PIB aproximadamente.

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