Las medidas del BCE para abordar la crisis del Covid-19
Los principales gobiernos ya estudian cómo poner en marcha la desescalada, y algunos países, entre ellos España, ya tienen fechas concretas para volver a la normalidad. Lo que ocurra con las empresas a partir de ese momento es una incógnita, pero no cabe duda de que los bancos centrales tendrán un papel fundamental en este proceso.
Las principales autoridades monetarias del mundo ya han movido ficha. La Reserva Federal ha dejado los tipos de interés en cero y, al mismo tiempo, ha aprobado la compra de 700.000 millones de dólares en deuda de diversa clase. El Banco de Japón, por su parte, ha anunciado su intención de comprar deuda pública de manera ilimitada, y los bancos de Australia y Brasil van a recortar tipos de interés hasta situarlos en mínimos históricos (al 0,25 y 3,75%, respectivamente).
El BCE ampliará su programa de estímulos ya vigente
El Banco Central Europeo sorprendió el pasado 19 de marzo con un plan de compra de 750.000 millones de euros en activos públicos y privados, en un programa conocido como Pandemic Emergency Purchase Programme (PEPP), y equivalente a, aproximadamente, tres cuartas partes del PIB español. Su objetivo es evitar que la expansión del virus termine fragmentando la eurozona.
Además, el 30 de abril, Christine Lagarde anunció una mejora en las condiciones de las inyecciones de liquidez conocidas como TLTROs, y puso en marcha una nueva modalidad de barra libre a la banca, a las que ha denominado Operaciones de Refinanciación a Largo Plazo de Emergencia Pandémica (PELTROs). A través de esta herramienta monetaria, que no tiene ningún tipo de condicionalidad, las entidades financieras europeas podrán ganar hasta un 0,25% simplemente por el mero hecho de pedir prestado al BCE.
Al mismo tiempo, la principal autoridad monetaria europea ha mantenido los tipos de interés al 0%, y la facilidad de depósito en tasas negativas, al -0,5%. Todo ello con el objetivo de que la liquidez fluya hacia las empresas y familias más afectadas por la crisis sanitaria y económica provocada por el COVID-19.
¿Cómo afectarán estas medidas al ahorrador?
Este escenario debería servir para aliviar las duras condiciones de la economía real, pero sin duda constituye una pésima noticia para los ahorradores españoles. En un contexto de tipos de interés cercanos a cero o incluso negativos, donde los depósitos bancarios no ofrecen ningún tipo de rentabilidad, las decisiones monetarias seguirán acentuando esta situación.
En un estudio realizado por Raisin sobre los tipos de interés, los mayores bancos europeos están bajando aún más la rentabilidad de sus depósitos, en un contexto en el que los ahorradores buscan seguridad por su dinero ante esta situación de incertidumbre.
En España, la situación es todavía más dramática. El tipo promedio de nuestro país es del 0,10%, lo que nos convierte en el promedio más bajo de Europa. Esta circunstancia ha llevado a muchos ahorradores a buscar alternativas más rentables a través de fondos de inversión o buscando productos transfronterizos que ofrezcan mejores rendimientos.
En un entorno como el actual, no cabe duda de que la dificultad para gestionar de forma adecuada el ahorro es evidente. Tras cuatro años con el euríbor en negativo, el COVID-19 ha perpetuado un entorno de bajos tipos de interés en el que el mayor afectado volverá a ser el ahorrador.
Los principales gobiernos ya estudian cómo poner en marcha la desescalada, y algunos países, entre ellos España, ya tienen fechas concretas para volver a la normalidad. Lo que ocurra con las empresas a partir de ese momento es una incógnita, pero no cabe duda de que los bancos centrales tendrán un papel fundamental en este proceso.
Las principales autoridades monetarias del mundo ya han movido ficha. La Reserva Federal ha dejado los tipos de interés en cero y, al mismo tiempo, ha aprobado la compra de 700.000 millones de dólares en deuda de diversa clase. El Banco de Japón, por su parte, ha anunciado su intención de comprar deuda pública de manera ilimitada, y los bancos de Australia y Brasil van a recortar tipos de interés hasta situarlos en mínimos históricos (al 0,25 y 3,75%, respectivamente).
El BCE ampliará su programa de estímulos ya vigente
El Banco Central Europeo sorprendió el pasado 19 de marzo con un plan de compra de 750.000 millones de euros en activos públicos y privados, en un programa conocido como Pandemic Emergency Purchase Programme (PEPP), y equivalente a, aproximadamente, tres cuartas partes del PIB español. Su objetivo es evitar que la expansión del virus termine fragmentando la eurozona.
Además, el 30 de abril, Christine Lagarde anunció una mejora en las condiciones de las inyecciones de liquidez conocidas como TLTROs, y puso en marcha una nueva modalidad de barra libre a la banca, a las que ha denominado Operaciones de Refinanciación a Largo Plazo de Emergencia Pandémica (PELTROs). A través de esta herramienta monetaria, que no tiene ningún tipo de condicionalidad, las entidades financieras europeas podrán ganar hasta un 0,25% simplemente por el mero hecho de pedir prestado al BCE.
Al mismo tiempo, la principal autoridad monetaria europea ha mantenido los tipos de interés al 0%, y la facilidad de depósito en tasas negativas, al -0,5%. Todo ello con el objetivo de que la liquidez fluya hacia las empresas y familias más afectadas por la crisis sanitaria y económica provocada por el COVID-19.
¿Cómo afectarán estas medidas al ahorrador?
Este escenario debería servir para aliviar las duras condiciones de la economía real, pero sin duda constituye una pésima noticia para los ahorradores españoles. En un contexto de tipos de interés cercanos a cero o incluso negativos, donde los depósitos bancarios no ofrecen ningún tipo de rentabilidad, las decisiones monetarias seguirán acentuando esta situación.
En un estudio realizado por Raisin sobre los tipos de interés, los mayores bancos europeos están bajando aún más la rentabilidad de sus depósitos, en un contexto en el que los ahorradores buscan seguridad por su dinero ante esta situación de incertidumbre.
En España, la situación es todavía más dramática. El tipo promedio de nuestro país es del 0,10%, lo que nos convierte en el promedio más bajo de Europa. Esta circunstancia ha llevado a muchos ahorradores a buscar alternativas más rentables a través de fondos de inversión o buscando productos transfronterizos que ofrezcan mejores rendimientos.
En un entorno como el actual, no cabe duda de que la dificultad para gestionar de forma adecuada el ahorro es evidente. Tras cuatro años con el euríbor en negativo, el COVID-19 ha perpetuado un entorno de bajos tipos de interés en el que el mayor afectado volverá a ser el ahorrador.