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Javier Salaberria
Domingo, 18 de Mayo de 2014 Tiempo de lectura:

El abismo observante

[Img #4292]Quien lucha contra un monstruo debe cuidarse mucho de no convertirse en uno. Hay que elegir bien a los enemigos porque al combatirlos acabamos pareciéndonos mucho a ellos. Cuando miras largo tiempo a un abismo, éste mira dentro de ti. El fin, por muy noble que sea, no puede justificar los medios por una razón simple y lógica: los medios empleados determinan la naturaleza de los fines obtenidos.

 

Ésta debería ser una lección aprendida hace más de un siglo. Pero no la aprendemos.  Continuamos una y otra vez cayendo en el mismo error. No habrá evolución humana posible si no asimilamos este conocimiento y lo aplicamos a todos los pilares de nuestra civilización, desde la ciencia a la economía, pasando por la política o la educación.

 

Matar a tiros a alguien al que odias es un ejemplo de medios adecuados a un fin: odio y tiros combinan muy bien. Lo que ya no combina en absoluto es tratar de justificar políticamente una venganza personal. En el caso del asesinato de Isabel Carrasco –Presidenta de la Diputación y del PP de León-, un juez deberá dilucidar si nos encontramos ante algún trastorno mental producido por el odio alimentado contra esa mujer, durante años, por una madre y una hija. Pero otros jueces deberán interpretar qué se esconde detrás de las afirmaciones de algunos blogueros en Internet.

 

A los que se dedican a vivir de lo que escriben no les gusta nada la censura. Pero, precisamente porque es su oficio y porque depende de él, cuidan mucho el lenguaje, lo que dicen, y cómo lo dicen. Por eso tampoco les gusta nada que unos aficionados utilicen los medios de comunicación para expresar públicamente la primera ocurrencia que les viene a la cabeza sin cuidar el lenguaje, las formas, los contenidos ni las consecuencias.

 

En ese sentido, los medios empleados, vamos a llamarlo “exabruptos” -por no entrar a juzgar si son amenazas, coacciones, injurias o calumnias, que para eso están los jueces-  no son adecuados al fin declarado: libertad de expresión, justicia política, denuncia social, etc. La naturaleza del fin obtenido es la “agitación”. Son gritos, aullidos, tacos, amenazas, injurias, calumnias e insultos; porque el medio empleado proviene de la “agitación”, el malestar, el odio, la frustración y, en definitiva, la desesperación. Es pues un medio desesperado para obtener un fin sin esperanza.

 

Por muy mala política que fuera Isabel Carrasco, el crimen no era su negocio. Por muy nefastos que sean nuestro políticos, no son pistoleros nazis dispuestos a pegarnos un tiro o a torturarnos sádicamente. La respuesta violenta de los blogueros en el ciberespacio y de los grupos antisistema en la calle, no difiere en nada de la respuesta que planteó ETA para los retos del País Vasco. Medio siglo después, los retos siguen siendo los mismos y los resultados obtenidos por ETA han sido consecuencia de la naturaleza de los medios empleados: muerte, destrucción, sufrimiento, fracaso y desesperación.

 

Un maestro Zen dijo a su discípulo en cierta ocasión: “querido hijo, hay que ser radical a largo plazo y conservador a corto plazo”. Normalmente nos encontramos ante la tentación contraria, los que siendo radicales a corto plazo acaban siendo conservadores a largo plazo y, como sucede en la obra de “El Gatopardo” de Lampedusa, lo cambian todo para que nada cambie.

 

Es muy fácil pegar un grito. Incluso es terapéutico.

 

En ese sentido, si hubiera inteligencia política -que no la hay- en vez de perseguir a los internautas que se desahogan poniendo barbaridades en la red, deberían medir el grado de influencia real que luego eso tiene en la acción política, en la calle, en los hechos. Probablemente descubrirían que efectivamente: “perro ladrador poco mordedor”.

 

El que no habla, el que no grita, ese es el peligroso, porque va a estallar y no sabes cómo lo va a hacer.

 

Además, cuando el río suena, agua lleva. ¿No se les ha ocurrido pensar eso? Si hay muchas personas, ciudadanos normales y corrientes, a los que les parece bien que le peguen un tiro a un político corrupto; que se quemen bancos y cajeros porque sus dueños desahucian y arruinan a familias enteras; que les den unos cuantos mamporros a los polis por ser unos “mercenarios”; o que quieran independizarse de esta “mierda de país”; es por algo, hay un motivo objetivo, no estamos hablando de una minoría trastornada, marginal y psicópata. Estamos hablando de mucha gente desesperada.

 

Mahatma Gandhi decía: “son violentos porque están desesperados”. Hay que añadir: “y vosotros –políticos, banqueros, empresarios- sois la causa de su desesperación”.

 

Pero da igual. Para qué seguir intentando la reflexión y el ejercicio intelectual, visto lo que sucede en el panorama nacional e internacional. La posición más inteligente es apartarse, emboscarse -como diría Jünger- y ver cómo se matan entre ellos y cómo después la tierra -agotada y castigada- se traga a los pocos que queden vivos. Y si después de este cataclismo queda algo con lo que poder sobrevivir, seguiremos adelante partiendo de las cenizas, como siempre lo hemos hecho.

 

 

Pie de foto: El apneísta Guillaume Nery saltando al vacío en el Dean’s Blue Hole (Bahamas), un pozo marino de 202 metros de profundidad.

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