Crónicas de la era Trump
Las manipulaciones de Barack Obama, al descubierto
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Hace dos años y medio ya pronosticaba en este artículo escrito en este mismo periódico, que miembros del Partido Demócrata tendrían problemas políticos, así como las altas autoridades de la CIA, FBI y NSA con la Justicia.
Fue en las elecciones del 2016, desde junio hasta diciembre, cuando Hillary Clinton y el Partido Demócrata pagaron más de 12 millones de dólares por un informe al abogado Marc Elias de la firma Perkins Coie. (Entre paréntesis, este bufete tiene relaciones muy estrechas con George Soros y recibió cinco millones en el 2018 sólo para influenciar en las legislaturas y eliminar la necesidad de un carnet identidad a la hora del voto. ¿Habrá dudas sobre semejante intención?. También están empujando en el presente para que se vote por correo con la excusa del Covid-19).
En febrero de 2018, ya se sabía que el informe llamado “Steele Dossier” era falso, aunque se siguió utilizando por los demócratas, las agencias de Inteligencia a las órdenes de Barack Obama y con todo el apoyo de los medios de comunicación. Según declaraciones realizadas bajo juramento en el Congreso, el abogado de Hillary, Marc Elias, corroboró su contrato con Fusion GPS y el director Glenn Simpson, dedicados a realizar informes de oposición política, por 60.000 dólares mensuales. Y le pagaron al espía Christopher Steele 168.000 dólares por el informe. El escrito colocaba a Donald Trump en su hotel de Moscú, en el que habría reunido a varias prostitutas para que orinasen en la cama donde había estado Barack Obama. Algo difícil de imaginar ya que Trump estuvo en Rusia en el concurso de Miss Universo del 2013, mucho antes de ser candidato. El informe también incluía supuestos contactos de asesores de la campaña de Donald Trump con los rusos. Uno de los dirigentes del Departamento de Justicia, Bruce Ohr, aparentemente ajeno a los que ocurría, advirtió que esa investigación podría tener muchos prejuicios, ya que provenía de la candidata Hillary, pero los del FBI no se detuvieron en su empeño de cercar a Trump... Después de tres años de investigación, no encontraron la más mínima conexión entre Donald Trump y los rusos.
Ahora volvemos al presente. El jefe de Inteligencia de Estados Unidos, Richard Grenell, nombrado recientemente por Donald Trump, ha desclasificado documentos relacionados con el inicio de la investigación. La operación para derrocar al presidente Trump fue denominada por los servicios de inteligencia implicados con el nombre de ‘Crossfire Hurricane’. Pero para iniciar el proceso, usaron la operación ‘Crossfire Razor’ cuya diana era el General Flynn, héroe de la guerra en Afganistán. Este aplicó hábilmente sus extensos conocimientos en contra-terrorismo.
El General Flynn fue parte del gabinete de Obama, pero fue despedido por diferencias en la "visión del mundo". El General se defendió diciendo que no era su labor la de satisfacer a su jefe sino la de advertirle de la verdad. Dos años después de haber sido nombrado director de la Inteligencia Nacional, en el 2014 el General se negó a admitir lo que Obama estaba promulgando, que los terroristas islamistas habían sido derrotados. La enorme diferencia en la cantidad de ataques terroristas durante los Gobiernos de Barack Obama y Donald Trump prueban claramente lo equivocado que estaba Obama. Y es Obama siempre se ha preocupado más por la imagen que por la realidad, y no por nada está colaborando con sus afines en Hollywood para filmar determinados "documentales". De hecho, acaba de iniciar la productora Higher Ground (alusión a una moralidad superior, faltaría más) y su primera "documental" se titula Factoría Americana. Como es natural, han ganado el Oscar a la primera, y uno de los dos directores, Julia Reichert, declara al aceptarla: "los trabajadores lo tienen cada vez más difícil estos días y creemos que las cosas serán mejores cuando... los trabajadores del mundo se unan”. Frase directa tomada del Manifesto Comunista. Curiosamente, la clase obrera de USA tiene de los salarios más altos de Occidente y, sin duda, los costos más bajos. No sé hasta qué punto "documentan" estos factores. Para poner sólo un ejemplo de una industria que usa muchos empleados sin preparación profesional, Tyson Foods, dedicada al proceso de alimentos, esta paga una media de salario mínimo hora de 11.34 dólares. Eventualmente, puede subir a 24.00 dólares, sin ser supervisor. Tienen 115.000 empleados. Walmart, con más de un millón de trabajadores, paga salarios similares.
Pero volvamos al General Flynn. Cuando Barack Obama vio que Flynn era nombrado jefe de Inteligencia otra vez, se apresuró a advertirle a Donald Trump de que no tomara esa decisión. Pero como Trump todavía estaba enfrentándose anumerosos ataques del ISIS y sabía de los conocimientos del General, desoyó la sugerencia. Barack Obama no tardó en darse cuenta que su legado podía ser deshilvanado totalmente e inició una trama para impedirlo, trama que hasta ahora no se la había podido atribuir directamente.
En diciembre de 2016, Trump era el presidente electo y Michael Flynn inició actividades preliminares con el embajador ruso, algo totalmente justificado. Y hablaron por teléfono cinco veces. Las conversaciones con el embajador fueron legalmente escuchadas por ser éste extranjero, pero el nombre del americano debía ser ocultado por ley. Convenientemente, Susan Rice, que tuvo el puesto de Flynn, "informó" de todos los asociados de Trump a las 16 agencias de Inteligencia, cosa que no era legal hasta entonces. Era una forma de indicar: "Buscad todo lo negativo que se pueda encontrar sobre Trump y sus asociados". Fue una operación de dudosa legalidad y sin duda, muy política.
Y a Flynn le visitaron dos agentes del FBI diciéndole no se preocupara, que iba a ser una conversación casual y que no necesitaba abogados. Le preguntaron sobre su conversación con el embajador ruso Sergei Kislyak. Ahora, documentos recién desclasificados prueban que la entrevista era una de las muchas que acostumbra a realizar el FBI con traficantes y mafiosos: una trampa de perjurio. Notas escritas a mano por los mismos agentes antes y después de la entrevista lo demuestran. Después de la entrevista, los agentes escriben un informe llamado 302. No hay grabaciones, ni testigos. Sólo aquello que constatan en el documento. Inicialmente, los detectives escribieron que no encontraron ninguna falsedad en lo que dijo Flynn, pero luego fueron Lisa Page y su superior, Peter Strzok, quienes decidieron alterar el contenido para acusarle a Flynn de haber mentido al FBI, lo cual es un crimen. Antes de conocerse la existencia de esta evidencia, por presión y chantaje del FBI, con amenazas de investigar a su hijo, Flynn se declaró culpable con la esperanza de obtener unas penas mucho más leves. Se vio forzado a vender su casa para pagar gastos legales y ha quedado en la bancarrota.
Al haber salido a la luz que hay pruebas exculpatorias, la Fiscalía decidió no proseguir con el caso. El mismo fiscal general William Barr ha declarado que no hay justificación de ninguna imputación, ya que no había ningún acto criminal, sino unas llamadas justificadas de un miembro del gabinete en transición. Los conservadores hemos celebrado con júbilo mientras Obama ha declarado: "No hay precedente de que nadie que haya sido acusado de perjurio haya quedado libre. El Estado de Derecho queda en duda."
En los documentos desclasificados no nos hemos enterado sólo de las manipulaciones del FBI. Ahora sabemos que James Comey, ex-director del FBI, no participó en la operación de contra-espionaje contra Flynn llevada a cabo por sus superiores en el Departamento de Justicia. Pero mucho más importante es que se sabe ahora que la subdirectora de dicho departamento, Sally Yates, se enteró de una reunión mantenida por Barack Obama con James Comey el 5 de enero del 2017, dos semanas antes de la puesta de largo de Donald Trump. En esa reunión también estuvieron los directores de la CIA, John Brennan y James Clapper de Inteligencia Militar. Fue el mismo Obama quien les informó de la investigación injustificada sobre Flynn. Eran sus días finales, Sally quiso inocentemente advertirle a Trump sobre la "investigación" de Flynn, pero el director del FBI tenía otras intenciones y no lo permitió. Lo que ahora está claro, es que no son las huellas, sino las manos de Obama las que estuvieron envueltas en esta fraudulenta operaciones de ‘Crossfire Razor’ y ‘Crossfire Hurricane’.
Al mismo tiempo que el nuevo director de Inteligencia, Richard Grenell, desclasificara esta documentación, le "sugirió' al congresista demócrata que había llevado a cabo 53 entrevistas con personajes que podían proporcionar información relacionada con la infame acusación de colusión entre Trump y Rusia, que mostrara las transcripciones. De otro caso, lo haría él. Y al difundirse los documentos, se ha verificado que todos aquellos cómplices que insinuaban y declaraban tener pruebas en los medios, admitieron no tener ninguna al estar bajo juramento.
Pero estos izquierdistas nunca se dan por rendidos. Chuck Todd, ex-presentador de la CNN y ahora del noticiero de la NBC, mantuvo una entrevista con el fiscal William Barr. De forma descarada, NBC edita la entrevista mostrando a Barr sonriente y diciendo que el ganador “escribía la historia”. Y cortaron la parte en que explicaba que: (la historia) “debería escribirse de forma justa y veraz”. Ha pedido disculpas, pero me temo que no se las cree ni él.
Ahora que el Departamento de Justicia está volteando todas las piedras de Barack Obama, los demócratas y los medios le acusan de “sectario", ignorando la evidencia inconveniente. Va a ser un verano caluroso para Obama y le será difícil producir suficientes "documentales" para limpiar su imagen. Porque Donald Trump ha indicado ya que viene más de lo mismo.
Hace dos años y medio ya pronosticaba en este artículo escrito en este mismo periódico, que miembros del Partido Demócrata tendrían problemas políticos, así como las altas autoridades de la CIA, FBI y NSA con la Justicia.
Fue en las elecciones del 2016, desde junio hasta diciembre, cuando Hillary Clinton y el Partido Demócrata pagaron más de 12 millones de dólares por un informe al abogado Marc Elias de la firma Perkins Coie. (Entre paréntesis, este bufete tiene relaciones muy estrechas con George Soros y recibió cinco millones en el 2018 sólo para influenciar en las legislaturas y eliminar la necesidad de un carnet identidad a la hora del voto. ¿Habrá dudas sobre semejante intención?. También están empujando en el presente para que se vote por correo con la excusa del Covid-19).
En febrero de 2018, ya se sabía que el informe llamado “Steele Dossier” era falso, aunque se siguió utilizando por los demócratas, las agencias de Inteligencia a las órdenes de Barack Obama y con todo el apoyo de los medios de comunicación. Según declaraciones realizadas bajo juramento en el Congreso, el abogado de Hillary, Marc Elias, corroboró su contrato con Fusion GPS y el director Glenn Simpson, dedicados a realizar informes de oposición política, por 60.000 dólares mensuales. Y le pagaron al espía Christopher Steele 168.000 dólares por el informe. El escrito colocaba a Donald Trump en su hotel de Moscú, en el que habría reunido a varias prostitutas para que orinasen en la cama donde había estado Barack Obama. Algo difícil de imaginar ya que Trump estuvo en Rusia en el concurso de Miss Universo del 2013, mucho antes de ser candidato. El informe también incluía supuestos contactos de asesores de la campaña de Donald Trump con los rusos. Uno de los dirigentes del Departamento de Justicia, Bruce Ohr, aparentemente ajeno a los que ocurría, advirtió que esa investigación podría tener muchos prejuicios, ya que provenía de la candidata Hillary, pero los del FBI no se detuvieron en su empeño de cercar a Trump... Después de tres años de investigación, no encontraron la más mínima conexión entre Donald Trump y los rusos.
Ahora volvemos al presente. El jefe de Inteligencia de Estados Unidos, Richard Grenell, nombrado recientemente por Donald Trump, ha desclasificado documentos relacionados con el inicio de la investigación. La operación para derrocar al presidente Trump fue denominada por los servicios de inteligencia implicados con el nombre de ‘Crossfire Hurricane’. Pero para iniciar el proceso, usaron la operación ‘Crossfire Razor’ cuya diana era el General Flynn, héroe de la guerra en Afganistán. Este aplicó hábilmente sus extensos conocimientos en contra-terrorismo.
El General Flynn fue parte del gabinete de Obama, pero fue despedido por diferencias en la "visión del mundo". El General se defendió diciendo que no era su labor la de satisfacer a su jefe sino la de advertirle de la verdad. Dos años después de haber sido nombrado director de la Inteligencia Nacional, en el 2014 el General se negó a admitir lo que Obama estaba promulgando, que los terroristas islamistas habían sido derrotados. La enorme diferencia en la cantidad de ataques terroristas durante los Gobiernos de Barack Obama y Donald Trump prueban claramente lo equivocado que estaba Obama. Y es Obama siempre se ha preocupado más por la imagen que por la realidad, y no por nada está colaborando con sus afines en Hollywood para filmar determinados "documentales". De hecho, acaba de iniciar la productora Higher Ground (alusión a una moralidad superior, faltaría más) y su primera "documental" se titula Factoría Americana. Como es natural, han ganado el Oscar a la primera, y uno de los dos directores, Julia Reichert, declara al aceptarla: "los trabajadores lo tienen cada vez más difícil estos días y creemos que las cosas serán mejores cuando... los trabajadores del mundo se unan”. Frase directa tomada del Manifesto Comunista. Curiosamente, la clase obrera de USA tiene de los salarios más altos de Occidente y, sin duda, los costos más bajos. No sé hasta qué punto "documentan" estos factores. Para poner sólo un ejemplo de una industria que usa muchos empleados sin preparación profesional, Tyson Foods, dedicada al proceso de alimentos, esta paga una media de salario mínimo hora de 11.34 dólares. Eventualmente, puede subir a 24.00 dólares, sin ser supervisor. Tienen 115.000 empleados. Walmart, con más de un millón de trabajadores, paga salarios similares.
Pero volvamos al General Flynn. Cuando Barack Obama vio que Flynn era nombrado jefe de Inteligencia otra vez, se apresuró a advertirle a Donald Trump de que no tomara esa decisión. Pero como Trump todavía estaba enfrentándose anumerosos ataques del ISIS y sabía de los conocimientos del General, desoyó la sugerencia. Barack Obama no tardó en darse cuenta que su legado podía ser deshilvanado totalmente e inició una trama para impedirlo, trama que hasta ahora no se la había podido atribuir directamente.
En diciembre de 2016, Trump era el presidente electo y Michael Flynn inició actividades preliminares con el embajador ruso, algo totalmente justificado. Y hablaron por teléfono cinco veces. Las conversaciones con el embajador fueron legalmente escuchadas por ser éste extranjero, pero el nombre del americano debía ser ocultado por ley. Convenientemente, Susan Rice, que tuvo el puesto de Flynn, "informó" de todos los asociados de Trump a las 16 agencias de Inteligencia, cosa que no era legal hasta entonces. Era una forma de indicar: "Buscad todo lo negativo que se pueda encontrar sobre Trump y sus asociados". Fue una operación de dudosa legalidad y sin duda, muy política.
Y a Flynn le visitaron dos agentes del FBI diciéndole no se preocupara, que iba a ser una conversación casual y que no necesitaba abogados. Le preguntaron sobre su conversación con el embajador ruso Sergei Kislyak. Ahora, documentos recién desclasificados prueban que la entrevista era una de las muchas que acostumbra a realizar el FBI con traficantes y mafiosos: una trampa de perjurio. Notas escritas a mano por los mismos agentes antes y después de la entrevista lo demuestran. Después de la entrevista, los agentes escriben un informe llamado 302. No hay grabaciones, ni testigos. Sólo aquello que constatan en el documento. Inicialmente, los detectives escribieron que no encontraron ninguna falsedad en lo que dijo Flynn, pero luego fueron Lisa Page y su superior, Peter Strzok, quienes decidieron alterar el contenido para acusarle a Flynn de haber mentido al FBI, lo cual es un crimen. Antes de conocerse la existencia de esta evidencia, por presión y chantaje del FBI, con amenazas de investigar a su hijo, Flynn se declaró culpable con la esperanza de obtener unas penas mucho más leves. Se vio forzado a vender su casa para pagar gastos legales y ha quedado en la bancarrota.
Al haber salido a la luz que hay pruebas exculpatorias, la Fiscalía decidió no proseguir con el caso. El mismo fiscal general William Barr ha declarado que no hay justificación de ninguna imputación, ya que no había ningún acto criminal, sino unas llamadas justificadas de un miembro del gabinete en transición. Los conservadores hemos celebrado con júbilo mientras Obama ha declarado: "No hay precedente de que nadie que haya sido acusado de perjurio haya quedado libre. El Estado de Derecho queda en duda."
En los documentos desclasificados no nos hemos enterado sólo de las manipulaciones del FBI. Ahora sabemos que James Comey, ex-director del FBI, no participó en la operación de contra-espionaje contra Flynn llevada a cabo por sus superiores en el Departamento de Justicia. Pero mucho más importante es que se sabe ahora que la subdirectora de dicho departamento, Sally Yates, se enteró de una reunión mantenida por Barack Obama con James Comey el 5 de enero del 2017, dos semanas antes de la puesta de largo de Donald Trump. En esa reunión también estuvieron los directores de la CIA, John Brennan y James Clapper de Inteligencia Militar. Fue el mismo Obama quien les informó de la investigación injustificada sobre Flynn. Eran sus días finales, Sally quiso inocentemente advertirle a Trump sobre la "investigación" de Flynn, pero el director del FBI tenía otras intenciones y no lo permitió. Lo que ahora está claro, es que no son las huellas, sino las manos de Obama las que estuvieron envueltas en esta fraudulenta operaciones de ‘Crossfire Razor’ y ‘Crossfire Hurricane’.
Al mismo tiempo que el nuevo director de Inteligencia, Richard Grenell, desclasificara esta documentación, le "sugirió' al congresista demócrata que había llevado a cabo 53 entrevistas con personajes que podían proporcionar información relacionada con la infame acusación de colusión entre Trump y Rusia, que mostrara las transcripciones. De otro caso, lo haría él. Y al difundirse los documentos, se ha verificado que todos aquellos cómplices que insinuaban y declaraban tener pruebas en los medios, admitieron no tener ninguna al estar bajo juramento.
Pero estos izquierdistas nunca se dan por rendidos. Chuck Todd, ex-presentador de la CNN y ahora del noticiero de la NBC, mantuvo una entrevista con el fiscal William Barr. De forma descarada, NBC edita la entrevista mostrando a Barr sonriente y diciendo que el ganador “escribía la historia”. Y cortaron la parte en que explicaba que: (la historia) “debería escribirse de forma justa y veraz”. Ha pedido disculpas, pero me temo que no se las cree ni él.
Ahora que el Departamento de Justicia está volteando todas las piedras de Barack Obama, los demócratas y los medios le acusan de “sectario", ignorando la evidencia inconveniente. Va a ser un verano caluroso para Obama y le será difícil producir suficientes "documentales" para limpiar su imagen. Porque Donald Trump ha indicado ya que viene más de lo mismo.