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Domingo, 21 de Junio de 2020 Tiempo de lectura:
LA TRIBUNA DEL DIRECTOR

Apoyo al terrorismo “antifa” y odio a la democracia norteamericana: el demencial comunicado que demuestra cómo el Parlamento Europeo se rinde al totalitarismo socialdemócrata

[Img #18038]En una resolución aprobada con 493 votos a favor, 104 en contra y 67 abstenciones, el Parlamento Europeo ha emitido un comunicado delirante en el que además de “condenar enérgicamente la atroz muerte de George Floyd”, los eurodiputados se permiten el lujo de inmiscuirse en la política interna de Estados Unidos, país que, por cierto, ha salvado en repetidas ocasiones al viejo contienente del totalitarismo nacionalsocialista y del totalitarismo comunista, para instar al Gobierno de Donald Trump a “atajar el racismo y las desigualdades estructurales”. Además, el Parlamento Europeo se hace eco de soflamas incendiarias, eslóganes vacuos y noticias falsas (difundidas fundamentalmente por los medios de comunicación del sistema) para condenar también “la represión policial de manifestantes y periodistas pacíficos y la amenaza del presidente Trump de desplegar el ejército estadounidense, así como su retórica incendiaria”.

 

El totalitarismo socialdemócrata del Parlamento Europeo, que no tiene nada que decir, por ejemplo, sobre cómo la extrema-izquierda política disuelve la democracia parlamentaria en España, sí que sentencia con nuestros impuestos obviedades de parvulario como que “el racismo y la discriminación no tienen cabida en nuestras sociedades”, pidiendo, además, a la UE “una posición firme y decidida contra el racismo, la violencia y la injusticia”.

 

No satisfecho con este cúmulo de sandeces ideológicamente reaccionarias y políticamente indecentes, el Parlamento Europeo se lanza a apoyar las acciones con claros tintes terroristas que, promovidas por movimientos como “Black Lives Matter” o “Antifa”, han tenido lugar en diferentes lugares del mundo occidental buscando la manipulación de nuestra historia, la liquidación de nuestros valores, el cuestionamiento de nuestros principios y cuestionando hasta niveles ridículos sino fueran tan trágicos lo que en su momento definimos como “nuestra forma de vida”. Literalmente, el Parlamento Europeo expresa su apoyo “a las recientes protestas masivas por todo el mundo contra el racismo y la discriminación” y condena “el ¿supremacismo? en todas sus formas”. Por supuesto, y como es práctica habitual del fundamentalismo socialdemócrata, se iguala la legitimidad democrática con la agresión terrorista y se equipara a víctimas y verdugos: es decir, se denuncia con la boca pequeña “los saqueos, los incendios, el vandalismo y la destrucción de bienes públicos y privados causados por algunos manifestantes violentos”, y, al mismo tiempo, y partiendo de unos presupuestos que solamente existen en las mentes calenturientas de los buenistas europeos, “se denuncie públicamente el uso desproporcionado de la fuerza y las tendencias racistas en las fuerzas del orden cuando y donde se produzcan”.

 

Los parlamentarios europeos, además, insisten en solemnizar lo obvio y afirman que “el uso de la fuerza por parte de las autoridades policiales debe ser siempre legal, proporcionado, necesario y un último recurso”, ya que estos izquierdistas calenturientos, expertos, por supuesto, en seguridad ciudadana, destacan que “el uso excesivo de la fuerza contra multitudes contraviene el principio de proporcionalidad”. Como no podía ser de otro modo, el Parlamento Europeo también insta a la UE y a los Estados miembros a “reconocer oficialmente las injusticias y crímenes de lesa humanidad del pasado cometidos contra las personas negras, las personas de color y los romaníes” que considera la esclavitud un crimen de lesa humanidad.

 

La resolución también se inventa la existencia en Europa de discursos racistas y xenófobos para lamentar que determinadas fuerzas políticas “recurran cada vez más a la distorsión de hechos históricos, estadísticos y científicos y utilicen símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda totalitaria, como el racismo, el antisemitismo y el odio hacia las minorías”.

 

Un dato importante. Todos los diputados españoles en el Parlamento Europeo, salvo los cuatro representantes de Vox (que votaron “no”) e Isabel Benjumea y Javier Nart (que se abstuvieron), han votado a favor de esta afrenta a la democraciia occidental y a las libertades individuales que puede leerse íntegramente aquí.

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