Antifascistas
Raro es el día en el que no leamos u oigamos dicha palabra de forma reiterada en los medios de comunicación.
Grupos de gente que enarbolan su dizque antifascismo de una forma violenta disponiendo a su antojo del mobiliario urbano y la propiedad privada para cometer todo tipo de tropelías mediante el fuego purificador.
Antifascistas se autodenominan también quienes utilizan efigies para arrojarlas a una pira, ahorcarlas o guillotinarlas, incluso de niñas, y se quedan satisfechos y tan ufanos de haber impartido justicia contra los enemigos del pueblo. Pobres de quienes estuviesen gobernados, sometidos bajo la férula de estos "demócratas" cuyo rasgo característico es ir embozados y eliminar a quien no comulga con su ideología. ¿Acaso no hay palabras que definan a la perfección a esos grupos?. "Haberlas haylas".
Conviene no olvidar a quienes han jaleado y promovido este tipo de actos incluso llegando a participar en algunos de ellos que ahora se rasgan las vestiduras por haber sido víctimas de comportamientos similares hacia su persona, que deben ser condenados con rotundidad. Quien siembra vientos recoge tempestades y quien juega con fuego al final se quema y no solo los dedos.
Nos estamos acostumbrando al todo vale dependiendo quien sea el destinatario de los ataques; unos miran a otro lado, otros protestan para el cuello de su camisa, los hay que justifican esas agresiones y quienes están convencidos de que con ellos no va.
Los partidos políticos, si en verdad son demócratas, deben aparcar pugilatos personales y verborrea inútil, para ceñirse concentrando sus fuerzas a cimentar un futuro de calma, bienestar y prosperidad donde queden desterrados la amenaza, oprobio, desprecio y burla al adversario, que no enemigo.
Si no fuese así volveríamos a ver una película que por desgracia ha sido frecuente en nuestra historia, incluso en la más reciente.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
Raro es el día en el que no leamos u oigamos dicha palabra de forma reiterada en los medios de comunicación.
Grupos de gente que enarbolan su dizque antifascismo de una forma violenta disponiendo a su antojo del mobiliario urbano y la propiedad privada para cometer todo tipo de tropelías mediante el fuego purificador.
Antifascistas se autodenominan también quienes utilizan efigies para arrojarlas a una pira, ahorcarlas o guillotinarlas, incluso de niñas, y se quedan satisfechos y tan ufanos de haber impartido justicia contra los enemigos del pueblo. Pobres de quienes estuviesen gobernados, sometidos bajo la férula de estos "demócratas" cuyo rasgo característico es ir embozados y eliminar a quien no comulga con su ideología. ¿Acaso no hay palabras que definan a la perfección a esos grupos?. "Haberlas haylas".
Conviene no olvidar a quienes han jaleado y promovido este tipo de actos incluso llegando a participar en algunos de ellos que ahora se rasgan las vestiduras por haber sido víctimas de comportamientos similares hacia su persona, que deben ser condenados con rotundidad. Quien siembra vientos recoge tempestades y quien juega con fuego al final se quema y no solo los dedos.
Nos estamos acostumbrando al todo vale dependiendo quien sea el destinatario de los ataques; unos miran a otro lado, otros protestan para el cuello de su camisa, los hay que justifican esas agresiones y quienes están convencidos de que con ellos no va.
Los partidos políticos, si en verdad son demócratas, deben aparcar pugilatos personales y verborrea inútil, para ceñirse concentrando sus fuerzas a cimentar un futuro de calma, bienestar y prosperidad donde queden desterrados la amenaza, oprobio, desprecio y burla al adversario, que no enemigo.
Si no fuese así volveríamos a ver una película que por desgracia ha sido frecuente en nuestra historia, incluso en la más reciente.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria