Problema
Los europeos tenemos un problema, y por lo tanto lo tiene todo el mundo. Cualquier ser humano de cualquier lugar del planeta debe preocuparse por los resultados de las elecciones europeas del día 25 de mayo de 2014. Reflejan la constatación de un serio problema social. El resurgimiento de los nacionalismo, racismos, etnicismos, y localismos, fundamentados en argumentos populistas: simples, malos, fáciles y baratos: no es de recibo y sí motivo de preocupación; es como si se tratase de un problema cíclico que sucediese cada cierto tiempo histórico; se llama aculturación, que es un concepto utilizado en antropología cultural desde fines del siglo XIX e incorporado al análisis histórico de los cambios sociales.
Pero más grave es el problema de anomia (concepto de Durkheim) que se produce como consecuencia del desarrollo y aumento de la complejidad de una sociedad, en este caso tremendamente global; se producen desajustes entre las nuevas demandas vitales y las viejas normas y valores, que tradicionalmente han venido gobernando las conductas de sus miembros, fallan los modelos de referencia o dejan de ser válidos.
Por el camino, la historia moderna nos muestra dos guerras mundiales, que no es casualidad que tengan origen en Europa. Einstein dijo que la tercera sería la definitiva y es posible que tenga razón o que no la tenga, pero los factores se están alineando, se posicionan en una especie de tablero de ajedrez que tiene 64 casillas, con una combinatoria casi infinita. Las diferencias que muestran estos resultados no deben medirse en términos estrictamente partidistas. Se tienen que medir en términos de fractura social: norte-sur; pobres-ricos; mujeres-hombres; judíos-no judíos; gitanos y no gitanos; homosexuales-heterosexuales; etc. Son "cleavages" (concepto de la sociología política que hace referencia a la división de los votantes en bloques coherentes).
La correlación es la asociación entre dos fenómenos o variables, de tal forma que cuando uno cambia, también cambia otro y en este caso existen muchas correlaciones y todas preocupantes. Tenemos un problema. No ha ganado la abstención, han ganado los populismos y los extremismos de toda índole ideológica o instintiva, han ganado los radicalismos en casi todos los países miembros de la Unión.
En politología entendemos que este importante detalle es consecuencia de un problema que supera la desafección social a los sistemas, realidad que suele generar grandes catástrofes, y de este asunto saben mucho los historiadores. Estamos "jugando con fuego", pero de verdad, estamos jugando, por lo menos, con las dos siguientes generaciones, o con la posibilidad de que la segunda no exista. El partido de la final de "campeones" en Lisboa ha gozado de más concurrencia y seguimiento proporcional que las elecciones. La "falsación", término de la filosofía de la ciencia y de la epistemología acuñado por Popper para definir la manera en que damos válidos los enunciados, tiene cierta utilidad en este caso, porque si aplicamos esa metodología a lo ocurrido el domingo todos pensaremos que tenemos un problema, y el que no lo piense debería pensar que puede formar parte del problema.
La entropía tiene una contrapartida que se llama neguentropía y la humanidad ha averiguado hace mucho tiempo que la tendencia de la materia es convertirse en energía. Parece que somos tan imbéciles que no podemos cambiar esa tendencia física que nos lleva a la disipación absoluta (la desaparición). Estos resultados electorales muestran tendencias muy preocupantes.
Los europeos tenemos un problema, y por lo tanto lo tiene todo el mundo. Cualquier ser humano de cualquier lugar del planeta debe preocuparse por los resultados de las elecciones europeas del día 25 de mayo de 2014. Reflejan la constatación de un serio problema social. El resurgimiento de los nacionalismo, racismos, etnicismos, y localismos, fundamentados en argumentos populistas: simples, malos, fáciles y baratos: no es de recibo y sí motivo de preocupación; es como si se tratase de un problema cíclico que sucediese cada cierto tiempo histórico; se llama aculturación, que es un concepto utilizado en antropología cultural desde fines del siglo XIX e incorporado al análisis histórico de los cambios sociales.
Pero más grave es el problema de anomia (concepto de Durkheim) que se produce como consecuencia del desarrollo y aumento de la complejidad de una sociedad, en este caso tremendamente global; se producen desajustes entre las nuevas demandas vitales y las viejas normas y valores, que tradicionalmente han venido gobernando las conductas de sus miembros, fallan los modelos de referencia o dejan de ser válidos.
Por el camino, la historia moderna nos muestra dos guerras mundiales, que no es casualidad que tengan origen en Europa. Einstein dijo que la tercera sería la definitiva y es posible que tenga razón o que no la tenga, pero los factores se están alineando, se posicionan en una especie de tablero de ajedrez que tiene 64 casillas, con una combinatoria casi infinita. Las diferencias que muestran estos resultados no deben medirse en términos estrictamente partidistas. Se tienen que medir en términos de fractura social: norte-sur; pobres-ricos; mujeres-hombres; judíos-no judíos; gitanos y no gitanos; homosexuales-heterosexuales; etc. Son "cleavages" (concepto de la sociología política que hace referencia a la división de los votantes en bloques coherentes).
La correlación es la asociación entre dos fenómenos o variables, de tal forma que cuando uno cambia, también cambia otro y en este caso existen muchas correlaciones y todas preocupantes. Tenemos un problema. No ha ganado la abstención, han ganado los populismos y los extremismos de toda índole ideológica o instintiva, han ganado los radicalismos en casi todos los países miembros de la Unión.
En politología entendemos que este importante detalle es consecuencia de un problema que supera la desafección social a los sistemas, realidad que suele generar grandes catástrofes, y de este asunto saben mucho los historiadores. Estamos "jugando con fuego", pero de verdad, estamos jugando, por lo menos, con las dos siguientes generaciones, o con la posibilidad de que la segunda no exista. El partido de la final de "campeones" en Lisboa ha gozado de más concurrencia y seguimiento proporcional que las elecciones. La "falsación", término de la filosofía de la ciencia y de la epistemología acuñado por Popper para definir la manera en que damos válidos los enunciados, tiene cierta utilidad en este caso, porque si aplicamos esa metodología a lo ocurrido el domingo todos pensaremos que tenemos un problema, y el que no lo piense debería pensar que puede formar parte del problema.
La entropía tiene una contrapartida que se llama neguentropía y la humanidad ha averiguado hace mucho tiempo que la tendencia de la materia es convertirse en energía. Parece que somos tan imbéciles que no podemos cambiar esa tendencia física que nos lleva a la disipación absoluta (la desaparición). Estos resultados electorales muestran tendencias muy preocupantes.