La influencia hispana transforma el catolicismo en Estados Unidos
La pujanza hispana está transformando el catolicismo en Estados Unidos. Esta religión, que en su momento fue importada al país norteamericano por los inmigrantes irlandeses, italianos y de Europa central, está hoy mayoritariamente representada por la población latina, que representa ya el 40% de los fieles católicos del país.
Gracias a este flujo constante de inmigrantes hispanos, el número de católicos en Estados Unidos se ha mantenido estable durante los últimos años, mientras que, por ejemplo, el número de protestantes ha bajado desde la década de los noventa del pasado siglo. En los próximos decenios, los católicos hispanos constituirán la gran mayoría de los católicos norteamericanos.
Estados Unidos, que cuenta con 77 millones de fieles, es la cuarta población católica del mundo, después de Brasil, México y Filipinas.
El cambio que se está produciendo en el origen geográfico y cultural de los católicos norteamericanos lleva asociado también numerosos desafíos, sobre todo geográficos, infraestructurales y de jerarquía. Hay que tener en cuenta que los máximos responsables del catolicismo norteamericano están localizados en el medio oeste y en el noreste del país, mientras que los nuevos fieles llegan, en su mayor parte, del sur y del suroeste del territorio.
La iglesia católica está teniendo que adaptar sus hábitos a las nuevas necesidades de los fieles hispanos. Dos terceras partes de éstos prefieren participar en congregaciones étnicas, en las que la mayor parte de los miembros son también de origen hispano, y en las que los servicios son, casi en su totalidad, en español. Además, la práctica religiosa latina es diferente. Los hispanos están, en general, más habituados a la iconografía y a la veneración de los santos. Su devoción, a menudo exuberante, se asocia, en ocasiones, a prácticas pentecostalistas. Todo esto supone un gran reto para los sacerdotes católicos clásicos, que han de adaptarse a esta fuerte diversidad étnica y lingüística.
Otro elemento a tener en cuenta, además, es que mientras que la iglesia católica norteamericana es cada vez más hispana, los hispanos son, cada vez, menos católicos. Según una reciente investigación del Pew Reserch Center, la mayoría de los 35,4 millones de latinos adultos que vive en Estados Unidos, se declara católica, pero este porcentaje alcanzaba el 70% hace solamente diez años.
La pujanza hispana está transformando el catolicismo en Estados Unidos. Esta religión, que en su momento fue importada al país norteamericano por los inmigrantes irlandeses, italianos y de Europa central, está hoy mayoritariamente representada por la población latina, que representa ya el 40% de los fieles católicos del país.
Gracias a este flujo constante de inmigrantes hispanos, el número de católicos en Estados Unidos se ha mantenido estable durante los últimos años, mientras que, por ejemplo, el número de protestantes ha bajado desde la década de los noventa del pasado siglo. En los próximos decenios, los católicos hispanos constituirán la gran mayoría de los católicos norteamericanos.
Estados Unidos, que cuenta con 77 millones de fieles, es la cuarta población católica del mundo, después de Brasil, México y Filipinas.
El cambio que se está produciendo en el origen geográfico y cultural de los católicos norteamericanos lleva asociado también numerosos desafíos, sobre todo geográficos, infraestructurales y de jerarquía. Hay que tener en cuenta que los máximos responsables del catolicismo norteamericano están localizados en el medio oeste y en el noreste del país, mientras que los nuevos fieles llegan, en su mayor parte, del sur y del suroeste del territorio.
La iglesia católica está teniendo que adaptar sus hábitos a las nuevas necesidades de los fieles hispanos. Dos terceras partes de éstos prefieren participar en congregaciones étnicas, en las que la mayor parte de los miembros son también de origen hispano, y en las que los servicios son, casi en su totalidad, en español. Además, la práctica religiosa latina es diferente. Los hispanos están, en general, más habituados a la iconografía y a la veneración de los santos. Su devoción, a menudo exuberante, se asocia, en ocasiones, a prácticas pentecostalistas. Todo esto supone un gran reto para los sacerdotes católicos clásicos, que han de adaptarse a esta fuerte diversidad étnica y lingüística.
Otro elemento a tener en cuenta, además, es que mientras que la iglesia católica norteamericana es cada vez más hispana, los hispanos son, cada vez, menos católicos. Según una reciente investigación del Pew Reserch Center, la mayoría de los 35,4 millones de latinos adultos que vive en Estados Unidos, se declara católica, pero este porcentaje alcanzaba el 70% hace solamente diez años.