¡Maldito año 2020!
Patria surcada, juro que en tus cenizas / nacerás como flor de agua perpetua, / juro que de tu boca de sed saldrán al aire / los pétalos del pan, la derramada / espiga inaugurada. Malditos sean... (Pablo Neruda)
En mi confinamiento, repaso poemas. En esta esquina verde y azul de España. En un marasmo de malas noticias que no cesan. En unos amaneceres donde sigue siendo hermoso el horizonte que diviso desde mi ventana. En unos momentos en los que me gustaría despertarme y decir...¡menuda pesadilla he tenido!
Sigue la pandemia, pero esta vez nos ha convertido en epicentro. La hermosa provincia de Mondoñedo. El Reino de la Lluvia. La más antigua Diócesis al sur de Europa. Mi Britonia del alma que fundó Maeloc, está herida por un virus. Es la guerra mundial del siglo XXI.
Se trata de un rebrote en la primera oleada de la infección. Cuando habíamos recuperado la libertad confinada por prescripción sanitaria. Nos crecimos en las calles y plazas. Algunos pensaron o no pensaron porque pensar no es lo suyo, que se podían juntar gentes para mostrar fuerza sindical. Esa que nunca mostraron antes, cuando los dirigentes yanquis de Alcoa hacían de su capa un sayo. Cuando malgastaban los dineros de todos los españoles. Cuando compraban silencios. Cuando estaban buscando por medio del sistema capitalista -globalización y deslocalización de empresas- su propia escapada.
Presumiendo los organizadores de una manifestación en la ciudad del Landro. "Hemos sido capaces de juntar veinte mil almas". Hemos mostrado a los yanquis la indignación solidaria de toda una comarca. ¡Queremos hacer fuerza popular para que Alcoa no se cierre!. Pero, ¿a costa de qué?. ¿Acaso no nos habían advertido que cuando nos juntamos aumenta la carga viral en el medio ambiente?.
Resultados: Alcoa sigue pendiente del cierre. Dónde no había y casi no hubo brotes de enfermedad, ahora somos epicentro de un rebrote pandémico. Por de pronto nos han confinado en fronteras, mientras los primeros veraneantes, esos que la hostelería necesita para hacer caja y evitar el cierre, se han ido pitando de la quema.
Compartimos desgracia con otras tierras y gentes de España. En tierras del este, los motivos están relacionados con la necesidad de temporeros para atender la recogida de frutales. ¡Pobres gentes! No sólo son parias que necesitan soportar indicios explotadores. Han traído y son señalados como fuentes de infección.
En otros lugares de Hispania, las terrazas, el ocio nocturno, la llegada del verano con sus noches eternas. Esa manera tan española de ser sociables, entre copas y música, se ha cobrado la venganza... y no precisamente la de Don Mendo. Me inspira más la sabiduría contenida en El Tenorio. "Cuan gritan esos malditos / pero mal rayo me parta / si en concluyendo esta carta / no pagan caros sus gritos". Y vaya si los estamos pagando.
Sigamos con la maldición. A la enfermedad le sucede la pobreza. Me llama la atención como al "Coletas" no se le cae la cara de vergüenza. Que compare cómo vive y cómo al más puro estilo feudal reparte favores y donaciones entre las favoritas de su harén. Que compare con los que cada día hacen colas para un plato de comida en esos comedores de Caritas.
Mientras tanto él como sus mesnadas, en una maniobra que recuerda las que ponía en marcha aquella Secretaría General del Movimiento en plena oprobiosa, tratan de entretenernos con el sainete protagonizado por una cortesana. Hace años que la rumorología había aceptado la conducta del Monarca. Hace muchos años que las empresas y compañías con intereses en Oriente saben que, para alcanzar favores, hay que retratarse. Vamos que ahora el "Coletas" quiere hacer pedagogía con esas comisiones relacionadas con obras inversoras de enorme interés económico. En eso consiste la función de su Vicepresidencia. Puede hasta parecernos un ejercicio de higiene social. Sólo tiene una pega. Lo que dice la Biblia. "¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que hay en el tuyo?".
Los españoles, ni somos monárquicos, ni somos republicanos. Como le dijo aquel general de Ferrol a un ministro. "Haga usted como yo, no se meta en política". Y es que si nos ponemos a revisar el efecto de los dineros públicos entre máximos dirigentes de Repúblicas vecinas, podemos llegar a la conclusión de que el problema no es la fórmula presidencial del Estado, es la conducta de los seres humanos ante la decencia y la tentación.
Y me voy al Nuevo Testamento. El vivir delante de la mar me inspira cómo sería aquello que se vivió delante del Lago Tiberíades. La multiplicación de panes y peces. Y es que sólo así podemos llegar a tener esperanzas fundadas. Si el país se confina. Si no se produce. Si se cierran empresas, negocios y cercenan los sueños autónomos de pequeños fomentadores. Si los ingresos del Estado caen por la coyuntura. ¿Cómo diantres vamos a pagar los crecientes gastos que nos deja la pandemia?. Ya sé que existe la deuda. Pero supongo que hasta la deuda tendrá unos límites. Además, incrementar la deuda es inversamente proporcional a la soberanía. Terminaremos al albur de los usureros y prestamistas, que pueden comprarnos por menos de nada.
Sólo hay una noticia que sirve a las masas para evitar su rebelión. Tendremos fútbol continuo. La pandemia nos ha dado un calendario futbolero infinito. Así que podemos desviar nuestras frustraciones con el balompié. Una vez más, lo que hacían aquellos bizarros barones de camisa azul y mirada hacia los luceros - "¡menuda tropa"-. A todo esto, entre los presupuestos de Montoro -eternos- y las leyes del Gobierno Rajoy, entre las que me preocupa la denominada por los castizos como "Ley Mordaza", este Gobierno salva la piel. La suya. La que les permite disfrutar con sueldos, coches oficiales, poder y pompa...
Otra buena noticia. Y es que nos hay mal que por bien no venga. A los del "Proceso" en Cataluña, no les quedan ganas, ni fuerzas, ni unidad, para emprender otra cruzada de liberación. Al menos, nos dejarán de dar la tabarra con sus bravatas.
Termino diciendo que vivamos día a día. Ir más allá es adentrarnos en la incertidumbre más aterradora. Así que disfrutemos lo que nos queda del día de hoy.
Me gustaría darle prisas al nefasto año veinte del siglo XXI. ¡Que se vaya y no vuelva!. Supongo que las maldiciones también son cíclicas. Supongo que la especie humana tiene que pagar por sus errores. Supongo que a cada generación de ciudadanos le toca lidiar una guerra, una pandemia, una miseria colectiva.
Patria surcada, juro que en tus cenizas / nacerás como flor de agua perpetua, / juro que de tu boca de sed saldrán al aire / los pétalos del pan, la derramada / espiga inaugurada. Malditos sean... (Pablo Neruda)
En mi confinamiento, repaso poemas. En esta esquina verde y azul de España. En un marasmo de malas noticias que no cesan. En unos amaneceres donde sigue siendo hermoso el horizonte que diviso desde mi ventana. En unos momentos en los que me gustaría despertarme y decir...¡menuda pesadilla he tenido!
Sigue la pandemia, pero esta vez nos ha convertido en epicentro. La hermosa provincia de Mondoñedo. El Reino de la Lluvia. La más antigua Diócesis al sur de Europa. Mi Britonia del alma que fundó Maeloc, está herida por un virus. Es la guerra mundial del siglo XXI.
Se trata de un rebrote en la primera oleada de la infección. Cuando habíamos recuperado la libertad confinada por prescripción sanitaria. Nos crecimos en las calles y plazas. Algunos pensaron o no pensaron porque pensar no es lo suyo, que se podían juntar gentes para mostrar fuerza sindical. Esa que nunca mostraron antes, cuando los dirigentes yanquis de Alcoa hacían de su capa un sayo. Cuando malgastaban los dineros de todos los españoles. Cuando compraban silencios. Cuando estaban buscando por medio del sistema capitalista -globalización y deslocalización de empresas- su propia escapada.
Presumiendo los organizadores de una manifestación en la ciudad del Landro. "Hemos sido capaces de juntar veinte mil almas". Hemos mostrado a los yanquis la indignación solidaria de toda una comarca. ¡Queremos hacer fuerza popular para que Alcoa no se cierre!. Pero, ¿a costa de qué?. ¿Acaso no nos habían advertido que cuando nos juntamos aumenta la carga viral en el medio ambiente?.
Resultados: Alcoa sigue pendiente del cierre. Dónde no había y casi no hubo brotes de enfermedad, ahora somos epicentro de un rebrote pandémico. Por de pronto nos han confinado en fronteras, mientras los primeros veraneantes, esos que la hostelería necesita para hacer caja y evitar el cierre, se han ido pitando de la quema.
Compartimos desgracia con otras tierras y gentes de España. En tierras del este, los motivos están relacionados con la necesidad de temporeros para atender la recogida de frutales. ¡Pobres gentes! No sólo son parias que necesitan soportar indicios explotadores. Han traído y son señalados como fuentes de infección.
En otros lugares de Hispania, las terrazas, el ocio nocturno, la llegada del verano con sus noches eternas. Esa manera tan española de ser sociables, entre copas y música, se ha cobrado la venganza... y no precisamente la de Don Mendo. Me inspira más la sabiduría contenida en El Tenorio. "Cuan gritan esos malditos / pero mal rayo me parta / si en concluyendo esta carta / no pagan caros sus gritos". Y vaya si los estamos pagando.
Sigamos con la maldición. A la enfermedad le sucede la pobreza. Me llama la atención como al "Coletas" no se le cae la cara de vergüenza. Que compare cómo vive y cómo al más puro estilo feudal reparte favores y donaciones entre las favoritas de su harén. Que compare con los que cada día hacen colas para un plato de comida en esos comedores de Caritas.
Mientras tanto él como sus mesnadas, en una maniobra que recuerda las que ponía en marcha aquella Secretaría General del Movimiento en plena oprobiosa, tratan de entretenernos con el sainete protagonizado por una cortesana. Hace años que la rumorología había aceptado la conducta del Monarca. Hace muchos años que las empresas y compañías con intereses en Oriente saben que, para alcanzar favores, hay que retratarse. Vamos que ahora el "Coletas" quiere hacer pedagogía con esas comisiones relacionadas con obras inversoras de enorme interés económico. En eso consiste la función de su Vicepresidencia. Puede hasta parecernos un ejercicio de higiene social. Sólo tiene una pega. Lo que dice la Biblia. "¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que hay en el tuyo?".
Los españoles, ni somos monárquicos, ni somos republicanos. Como le dijo aquel general de Ferrol a un ministro. "Haga usted como yo, no se meta en política". Y es que si nos ponemos a revisar el efecto de los dineros públicos entre máximos dirigentes de Repúblicas vecinas, podemos llegar a la conclusión de que el problema no es la fórmula presidencial del Estado, es la conducta de los seres humanos ante la decencia y la tentación.
Y me voy al Nuevo Testamento. El vivir delante de la mar me inspira cómo sería aquello que se vivió delante del Lago Tiberíades. La multiplicación de panes y peces. Y es que sólo así podemos llegar a tener esperanzas fundadas. Si el país se confina. Si no se produce. Si se cierran empresas, negocios y cercenan los sueños autónomos de pequeños fomentadores. Si los ingresos del Estado caen por la coyuntura. ¿Cómo diantres vamos a pagar los crecientes gastos que nos deja la pandemia?. Ya sé que existe la deuda. Pero supongo que hasta la deuda tendrá unos límites. Además, incrementar la deuda es inversamente proporcional a la soberanía. Terminaremos al albur de los usureros y prestamistas, que pueden comprarnos por menos de nada.
Sólo hay una noticia que sirve a las masas para evitar su rebelión. Tendremos fútbol continuo. La pandemia nos ha dado un calendario futbolero infinito. Así que podemos desviar nuestras frustraciones con el balompié. Una vez más, lo que hacían aquellos bizarros barones de camisa azul y mirada hacia los luceros - "¡menuda tropa"-. A todo esto, entre los presupuestos de Montoro -eternos- y las leyes del Gobierno Rajoy, entre las que me preocupa la denominada por los castizos como "Ley Mordaza", este Gobierno salva la piel. La suya. La que les permite disfrutar con sueldos, coches oficiales, poder y pompa...
Otra buena noticia. Y es que nos hay mal que por bien no venga. A los del "Proceso" en Cataluña, no les quedan ganas, ni fuerzas, ni unidad, para emprender otra cruzada de liberación. Al menos, nos dejarán de dar la tabarra con sus bravatas.
Termino diciendo que vivamos día a día. Ir más allá es adentrarnos en la incertidumbre más aterradora. Así que disfrutemos lo que nos queda del día de hoy.
Me gustaría darle prisas al nefasto año veinte del siglo XXI. ¡Que se vaya y no vuelva!. Supongo que las maldiciones también son cíclicas. Supongo que la especie humana tiene que pagar por sus errores. Supongo que a cada generación de ciudadanos le toca lidiar una guerra, una pandemia, una miseria colectiva.