Federalismo vacuo, terrorismo virtual y falsas víctimas
Antes de empezar, recomendamos encarecidamente las muy sensatas consideraciones de Olegario Ortega como vademécum para votar, esta encendida loa europeísta de Joseba Arregi, sendos artículos de Mikel Buesa y Rogelio Alonso ahondando en la frustración de las víctimas en las salidas negociadas del terrorismo, la denuncia de Javier Zarzalejos acerca de la vacuidad del federalismo como eslogan político, la de Sabino Méndez sobre la falta de libertad del artista en Cataluña o ésta de Xavier Pericay sobre el robo irrecuperable de la niñez en la mismísima zona, la reflexión de un sabio Mikel Arteta, sorprendentemente joven, sobre la amenaza del totalitarismo por la desmemoria de la democracia, y, para terminar, este curioso estudio de la Pompeu Fabra.
Sin duda, esta semana ha estado centrada en torno a las elecciones europeas. Verla a toro pasado, da cierta risa y mucha pena. Lamentable la inanidad del debate entre los dos principales partidos, lamentables los otros debates y lamentable el recurso de la violencia (menor, esta semana, en comparación con la anterior). Y es interesante ‘ver’ el día después, desde el día antes.
Por fortuna, ha producido piezas de reflexión interesantes sobre el sentido de la Unión Europea. Aparte de las ya mencionadas, hay que destacar que abundan quienes señalan el nacionalismo de los estados como el más grave obstáculo para la unidad europea e, indirectamente, retratan la amenaza que se cierne sobre una futura España más ‘confederalizada’ (lean la proclama ‘europeísta’ de sus principales promotores). También hay quien pone los ojos más allá.
Artur Mas se las sigue ingeniando para dar alimento a una rueda de prensa diaria con alguna ocurrencia. Se denuncia la repugnante utilización, no de la figura sino de la persona, de Pasqual Maragall y, desde otra perspectiva, los falsos paraísos prometidos por el secesionismo. Mercè Vilarrubias, inasequible al desaliento, sigue en conversación con una independentista (se nos antoja muy difícil dialogar con quienes sólo manejan eslóganes). Jordi Cuevas analiza la reivindicación nacionalista en su perspectiva histórica y económica. Daniel Guerra nos presenta a un histórico del nacionalismo como un federalista no secesionista. Jaime Rodríguez-Arana insiste en que la ‘tercera vía’ es la Constitución. Javier Orrico desnuda la hipocresía de la reivindicación catalanista del ‘corredor mediterráneo’. Francisco Morente glosa la orfandad de los izquierdistas no nacionalistas. Y Fernando García de Cortázar nos ofrece esta vez una reflexión histórico-filosófica sobre España.
La presencia de un actor proetarra en un anuncio de Coca-Cola ha desatado la polémica. El PNV, aquejado de amnesia, aplaude a la jueza argentina dispuesta a juzgar los crímenes del franquismo y no sólo los secesionistas catalanes prometen el oro y el moro. Nueva condena por apoyo virtual al terrorismo. Se anuncia la creación de una fiscalía especial de apoyo a las víctimas.
Se vuelve a hablar de la marginación de los rusófonos en Letonia. Valentí Puig bucea en las razones del languidecer cultural de Barcelona (y Cataluña). Los que provocaron altercados en la marcha de Galicia Bilingüe se presentan como víctimas. Los ‘Países Catalanes’ ya existen en el plano lingüístico.
Antes de empezar, recomendamos encarecidamente las muy sensatas consideraciones de Olegario Ortega como vademécum para votar, esta encendida loa europeísta de Joseba Arregi, sendos artículos de Mikel Buesa y Rogelio Alonso ahondando en la frustración de las víctimas en las salidas negociadas del terrorismo, la denuncia de Javier Zarzalejos acerca de la vacuidad del federalismo como eslogan político, la de Sabino Méndez sobre la falta de libertad del artista en Cataluña o ésta de Xavier Pericay sobre el robo irrecuperable de la niñez en la mismísima zona, la reflexión de un sabio Mikel Arteta, sorprendentemente joven, sobre la amenaza del totalitarismo por la desmemoria de la democracia, y, para terminar, este curioso estudio de la Pompeu Fabra.
Sin duda, esta semana ha estado centrada en torno a las elecciones europeas. Verla a toro pasado, da cierta risa y mucha pena. Lamentable la inanidad del debate entre los dos principales partidos, lamentables los otros debates y lamentable el recurso de la violencia (menor, esta semana, en comparación con la anterior). Y es interesante ‘ver’ el día después, desde el día antes.
Por fortuna, ha producido piezas de reflexión interesantes sobre el sentido de la Unión Europea. Aparte de las ya mencionadas, hay que destacar que abundan quienes señalan el nacionalismo de los estados como el más grave obstáculo para la unidad europea e, indirectamente, retratan la amenaza que se cierne sobre una futura España más ‘confederalizada’ (lean la proclama ‘europeísta’ de sus principales promotores). También hay quien pone los ojos más allá.
Artur Mas se las sigue ingeniando para dar alimento a una rueda de prensa diaria con alguna ocurrencia. Se denuncia la repugnante utilización, no de la figura sino de la persona, de Pasqual Maragall y, desde otra perspectiva, los falsos paraísos prometidos por el secesionismo. Mercè Vilarrubias, inasequible al desaliento, sigue en conversación con una independentista (se nos antoja muy difícil dialogar con quienes sólo manejan eslóganes). Jordi Cuevas analiza la reivindicación nacionalista en su perspectiva histórica y económica. Daniel Guerra nos presenta a un histórico del nacionalismo como un federalista no secesionista. Jaime Rodríguez-Arana insiste en que la ‘tercera vía’ es la Constitución. Javier Orrico desnuda la hipocresía de la reivindicación catalanista del ‘corredor mediterráneo’. Francisco Morente glosa la orfandad de los izquierdistas no nacionalistas. Y Fernando García de Cortázar nos ofrece esta vez una reflexión histórico-filosófica sobre España.
La presencia de un actor proetarra en un anuncio de Coca-Cola ha desatado la polémica. El PNV, aquejado de amnesia, aplaude a la jueza argentina dispuesta a juzgar los crímenes del franquismo y no sólo los secesionistas catalanes prometen el oro y el moro. Nueva condena por apoyo virtual al terrorismo. Se anuncia la creación de una fiscalía especial de apoyo a las víctimas.
Se vuelve a hablar de la marginación de los rusófonos en Letonia. Valentí Puig bucea en las razones del languidecer cultural de Barcelona (y Cataluña). Los que provocaron altercados en la marcha de Galicia Bilingüe se presentan como víctimas. Los ‘Países Catalanes’ ya existen en el plano lingüístico.