Quítamela, quítatela
“No sabemos” predomina como frase de cabecera y cierre en toda intervención de “expertos”. Y con ese no sabemos cómo se comportará el virus, cuánto tiempo dura la inmunidad, etc., en base a puras especulaciones, nos prohíben y sancionan y amenazan, despojándonos de las libertades más dulces, apoyados en decretos de alarma, bajo “circunstancias excepcionales”. Y no hay manera de que una persona adulta, mayor de edad, recupere sus derechos en base a sus propias circunstancias excepcionales, a su propia lógica, entre la cual y el decreto ha de elegir. La pura lógica, y no el decreto, me dicta que a las diez de la noche, del coche a la puerta de casa, calle desierta y 42º C, no ne-ce-si-to usar mascarilla, y no-quie-ro usarla, punto. Porque soy nacido libre, consciente de mis actos, mis limitaciones y mi cuerpo (parece mentira, lo que tiene uno que escribir en 2020), y declaro por mi Decreto Personal que la utilización prolongada de mascarilla constituye una clara amenaza a mi salud (45º C a la sombra, amigas), que existen muchas más razones para no usarla que para sí hacerlo a la manera establecida recientemente por ley. La principal es esta.
Sus Señorías y Señoríos han demostrado no solo ser un puñado de analfabetos vendidos a quién sabe, sino un rebaño de retrasados mentales de primer orden. Todos lo sabéis. Y tenéis que admitir que es el miedo a la multa, y no esa hipócrita y falsa consideración hacia los “más vulnerables”, lo que os mantiene obedientes, acojonados, predispuestos ya al encierro inminente bajo decreto de castidad y alejamiento. Ya sois medio culpables de algo sucio, irresponsable, feo. Lo habéis digerido bien.
No necesito ni quiero manifestarme ni simpatizar con abanderados de ninguna causa. Lo que promulgue o haga o deje de hacer la masa burra o la minoría organizada o la intelectualidad o el artisteo no debe condicionarme a la hora de vestir o no mascarilla. Mi “responsabilidad” como escritor siempre será contestar, disidir, desobedecer individualmente y quitarme el bozal en cuanto pueda, eludiendo la multa. Perdonadme si he sido brusco, pero creo que os va la marcha, ¿me equivoco?
“No sabemos” predomina como frase de cabecera y cierre en toda intervención de “expertos”. Y con ese no sabemos cómo se comportará el virus, cuánto tiempo dura la inmunidad, etc., en base a puras especulaciones, nos prohíben y sancionan y amenazan, despojándonos de las libertades más dulces, apoyados en decretos de alarma, bajo “circunstancias excepcionales”. Y no hay manera de que una persona adulta, mayor de edad, recupere sus derechos en base a sus propias circunstancias excepcionales, a su propia lógica, entre la cual y el decreto ha de elegir. La pura lógica, y no el decreto, me dicta que a las diez de la noche, del coche a la puerta de casa, calle desierta y 42º C, no ne-ce-si-to usar mascarilla, y no-quie-ro usarla, punto. Porque soy nacido libre, consciente de mis actos, mis limitaciones y mi cuerpo (parece mentira, lo que tiene uno que escribir en 2020), y declaro por mi Decreto Personal que la utilización prolongada de mascarilla constituye una clara amenaza a mi salud (45º C a la sombra, amigas), que existen muchas más razones para no usarla que para sí hacerlo a la manera establecida recientemente por ley. La principal es esta.
Sus Señorías y Señoríos han demostrado no solo ser un puñado de analfabetos vendidos a quién sabe, sino un rebaño de retrasados mentales de primer orden. Todos lo sabéis. Y tenéis que admitir que es el miedo a la multa, y no esa hipócrita y falsa consideración hacia los “más vulnerables”, lo que os mantiene obedientes, acojonados, predispuestos ya al encierro inminente bajo decreto de castidad y alejamiento. Ya sois medio culpables de algo sucio, irresponsable, feo. Lo habéis digerido bien.
No necesito ni quiero manifestarme ni simpatizar con abanderados de ninguna causa. Lo que promulgue o haga o deje de hacer la masa burra o la minoría organizada o la intelectualidad o el artisteo no debe condicionarme a la hora de vestir o no mascarilla. Mi “responsabilidad” como escritor siempre será contestar, disidir, desobedecer individualmente y quitarme el bozal en cuanto pueda, eludiendo la multa. Perdonadme si he sido brusco, pero creo que os va la marcha, ¿me equivoco?