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Fernando José Vaquero Oroquieta
Domingo, 09 de Agosto de 2020 Tiempo de lectura:

El futuro de Navarra pasa por Geroa (no necesariamente Bai)

La noticia política del verano en Navarra ha sido el anuncio de la transformación del colectivo de independientes de la coalición Geroa Bai en partido político. Su previsible nombre: Geroa Nafarroako Sozialberdeak Europan/Geroa Socialverdes de Navarra en Europa. Un nombre nada ortodoxo, ni atractivo, que se decantará, popular e inevitablemente, por Geroa “a secas”, absorbiendo así el prestigio y renombre de la propia coalición. Buena jugada, para empezar.

 

Como coalición electoral, Geroa Bai está integrado por el minúsculo Partido Nacionalista Vasco (EAJ-PNV) implantado en Navarra, el micro-partido de ámbito local Atarrabia Taldea y el colectivo de independientes Zabaltzen, quien viene aportando el mayor número de efectivos a la coalición.

 

Este anuncio ha sido recibido de distintos modos por los medios de comunicación, si bien, en su generalidad, desde una narrativa meramente enunciativa. Por su parte, el combativo Navarra.com lo ha calificado de “escisión”. Un epíteto tan desacertado como equívoco, pues lo sucedido no ha sido que un partido, o colectivo de la coalición, haya roto su disciplina, escindiéndose y planteándose como alternativa a la misma. No: el nuevo Geroa no romperá la unidad de lista.

 

[Img #18377]El abertzale-leninista Gara lo ha anunciado, irónicamente, como de “nuevo partido… o algo así”. Esta postura, ciertamente, es mucho más inteligente. Todo afín a la izquierda abertzale está por completo convencido de que no existe fórmula más correcta, desarrollada y perfeccionada de formación política, que Sortu y su extensión electoral, EH Bildu. Por ello, no pueden dejar de mirar cualquier maniobra ajena como propia de aventureros, bisoños… algo ingenuos. Más cuando la nueva formación también pretende hacerse con unos cuantos miles de votos de estos ambientes. Y en Gara, desde su creída superioridad, lo saben.

 

Seamos claros: el nuevo Geroa pretende convertirse en el primer partido político de Navarra. Sus promotores parten de una constatación: los rostros más conocidos y mejor valorados de la coalición (José Mari Aierdi, Uxue Barkos, Koldo Martínez…) proceden de los autodenominados independientes, en buena medida sedimentados desde diversas escisiones y naufragios de grupos abertzales alejados de la disciplina de ETA y sus comisarios políticos (KAS en su día y posteriormente, Ekin) desde hace ya décadas. Pero continuar funcionando así, desde tan precarias estructuras, generaba muchas dificultades; la primera de ella, su “respetabilidad” como actor interno de la coalición.

 

Su constitución en partido político pretende, en primer lugar, una correlación de fuerzas en el seno de la coalición. De tal modo, el PNV perderá buena parte de su capacidad de dirección interna y externa de la misma. Y de paso, quitarán a los enemigos de Geroa Bai el poderoso argumento de que esta coalición estaría teledirigida desde el EBB del PNV. Además, el nuevo Geroa aporta un par de millares de afiliados, una potente red municipal de cargos electos y comités ya fogueados en la militancia callejera e institucional. Pero también, figuras de la cultura en euskera, las universidades presentes en Navarra, el mundo de la producción cultural, sindicalistas, artistas, ¡el mismísimo Noticias y demás medios afines! (cuya beligerancia en la batalla político-cultural hace palidecer los lejanos años del descarado partidismo de un Diario de Navarra que sigue empeñado –al igual que en el pasado siglo XX- en restaurar una “mayoría social” entre UPN y el PSOE…  Una realidad y una potencialidad a la que poco pueden contrastar los flacos efectivos colaboracionistas del PNV navarro.

 

Sin duda, será una dificultad articular una militancia veterana, apegada a un estilo de trabajo casi asambleario, a los esquemas más rígidos y disciplinados de un partido político al uso. Pero la ambición, y todo lo que se juegan, influirán en su consolidación.

 

De tal modo, mediante su definición como social-verdes, remarcando la “sostenibilidad” como eje de la política del siglo XXI, lanzan un guiño a los antiguos militantes de Aralar reintegrados en EH Bildu; quienes exploraron, a su manera, las posibilidades del ecosocialismo en Euskadi y Navarra, hasta que la nostalgia y el realismo les empujó a volver a la “casa común” y a desmantelar Nafarroa Bai. Pero, al albur de la ideología progresista común, también tenderán cebos a los sectores más evolucionados de un socialismo navarro que, aunque en el poder, pierde perfil e identidad; a los desencantados de Podemos; votantes eclécticos de Izquierda-Ezkerra; y gentes de Eusko Alkartasuna descontentos con la deriva leninista de EH Bildu.

 

Frente a este aggiornamento a lo pijo-progre-euskaldún de Geroa, el socialismo navarro permanece inmovilizado, enmohecido, con toda su energía centrada en la gestión del poder. Pero este inmovilismo también lo sufre, aparentemente, Navarra Suma y sus partidos integrantes.

 

UPN, una vez celebrado el congreso en el que visualizó una profunda fractura interna -cerrada por el criterio mayoritario de los nuevos estatutos- no ha realizado ningún movimiento, que se sepa, de “apertura” a la sociedad, que tanto esparcistas como sayistas reclamaron como elementos centrales de sus respectivos discursos. De Ciudadanos apenas se sabe nada. Y el Partido Popular de Navarra ha desaparecido, salvo alguna intervención puntual de Ana Beltrán desde Madrid. Pero lo cierto es que, fuera de la coalición de centro-derecha, no hay nada que pueda oponerse a Geroa y demás adalides del omnipresente progresismo local; salvo el “cisne negro” de Vox que, visto lo visto, no ha aterrizado en Navarra.

 

En este contexto, las banderas de municipalismo, progresismo, Navarra como sujeto político, acción socio-verde, sostenibilidad y europeísmo de los pueblos, proporcionarán muchos réditos electorales, fichajes y repentinas amistades, al nuevo Geroa; sobre todo si no tiene enfrente un adversario capaz de desenmascarar sus coartadas ideológicas, contradicciones de clase, abducción panvasquista y servilismo ante lo políticamente correcto.

 

Tales son, pues, los mimbres que está tejiendo Geroa. Un programa estratégico y táctico diseñado, progresivamente, desde sus muchos años de experiencia, en diversas estructuras de poder y procesos de transformación, dando pasos firmes y con no pocas circunstancias –entre ellas, la incomparecencia de sus adversarios- a su favor. Por todo ello, el futuro de Navarra pasa, velis nolis, por Geroa; si Dios, y usted, amigo lector, no lo remedian.

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