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Jueves, 20 de Agosto de 2020 Tiempo de lectura:
Lanzamiento editorial

Escenarios del Nuevo Orden Mundial: la gran performance coronavírica, una lectura teológica

[Img #18456]Año 2020. La observación de los novísimos e inestables escenarios geopolíticos, que durante esta última década se han venido forzando a pasos acelerados, nos debería alertar del cambio que está mutando la comprensión ordinaria del mundo. Cierto es que los más despiertos de nuestros coetáneos “ya lo saben” (mas pocos lo dicen): es una idea perturbadora, un tanto difusa, pero esencial para aprehender la entraña profunda de cuanto sucede/no sucede a nuestro rededor.

 

Multimedios lacayunos al servicio de la sinarquía, rostros embozados sin un ápice de espíritu, carreras de sirenas de ambulancias (vacías) aterrorizando a la población urbanita, debates bizantinos sobre vacunas de eficacia sanitaria más que dudosa, un escenario orwelliano cuya mera lectura político-social sabe a poco… de omitirse la dimensión teológica existente.

 

Y entre tanto, trajeados psicópatas con ínfulas mesiánicas (trasunto de salvadores del género humano) y sus legiones de perros ejecutores globalistas, siguen afilándose las garras mientras una humanidad descarnada (virtual) espera la jeringuilla del juicio final. La postmodernidad, tan de vuelta de todos los metarrelatos habidos, prepara su capítulo final sobre un altar de cráneos quebrados. Es la dinámica lesiva del Nuevo Orden.

 

Ante estos procesos de disolución, algunas voces autorizadas como la del historiador David Engels –en su reciente libro ¿Qué hacer? Vivir con la decadencia de Europa–, han propuesto alternativas sugerentes ante esta realidad indeseable de la que no podemos, ni debemos, ser cómplices: “El Estado nos ha abandonado, pero eso no quiere decir que estemos totalmente solos y desvalidos. Tomemos ejemplo de los millones de inmigrantes que han comprendido, desde hace mucho tiempo, que debían crear sus propias redes e instituciones si querían, no solamente sobrevivir, sino también mantener sus tradiciones y valores, e imponer sus puntos de vista a la sociedad de acogida […] Así, evite al Estado y a sus esbirros y haga de su círculo familiar, vecinos y amigos una pequeña república independiente cuyos ciudadanos estén dispuestos a ayudarse día y noche sobre la base de la amistad, la confianza y la estima, y no a través de una decisión jurídica”. Urge pues crear sociedades paralelas, y para ello es preciso reanimar la sociedad civil, hoy por hoy difunta en el contexto español.

 

La gran performance coronavírica que estamos sufriendo en nuestras carnes durante estos últimos meses redunda en todo lo dicho: la pandemia ha devenido gran pretexto para instalar por la fuerza o por consentimiento un escenario acorde al Nuevo Orden luciferino. Y es que, socavado el plan cristiano de salvación de las almas (en cuanto Populo Dei), pasó a ser impuesto subrepticiamente el odium Dei como nuevo credo de fe utilitario; el plan masónico-iluminista de destrucción del alma humana conllevaba aparejada además la destrucción del cuerpo físico, en cuanto negación y base de un contra-decálogo envenenado (que tiene en la Carta de la Tierra su plasmación más lograda); en palabras del Padre Federico Highton: “Relativizar la Verdad; tiranizar a Dios; genocidar bebés (nacidos y no nacidos), deformes y abuelos con molestias; estatizar el Narcotráfico; mutilar y vender embriones […] He aquí un Decálogo del Progresismo de Vanguardia, esto es, de la Moral Luciferina, culmen de la Modernidad, con la que nos piden dialogar”.

 

Ante este escenario abominable, uno de los propósitos de Satanocracia: La destrucción del Viejo Orden Cristiano ha sido el de identificar las causas de la crisis de la civilización europea, cuyas primeras fisuras comenzaron a manifestarse en el ya alejado siglo XIV con el auge de la filosofía nominalista. Si el libro consigue avivar tan oportuno debate, nos daremos por satisfechos.

 

José Antonio Bielsa Arbiol: Satanocracia: La destrucción del Viejo Orden Cristiano. Letras Inquietas (Agosto de 2020)

 

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