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Francisco López
Martes, 29 de Septiembre de 2020 Tiempo de lectura:

El falso debate: ni Monarquía ni "la Tercera", solo "Repúblicas"

La intervención del día 19 de Pablo Iglesias Turrión ante el Consejo Ciudadano Estatal de Podemos sacudió el mundo político al plantear como “tarea fundamental” la abolición del sistema político monárquico que encarna la actual Constitución. La “tarea fundamental” no es la mayor crisis del empleo de los últimos ochenta años, ni que nuestro drama sanitario sea el mayor de Occidente por culpa de una clase política que ha demostrado su nulidad organizativa, ni tampoco la brutal deuda externa que bate records.

 

No. La tarea fundamental es acabar con el mismo sistema político que tienen países tan “salvajes y primitivos”, como Dinamarca, Suecia, Noruega u Holanda. Esa es la tarea a la que dedicarán sus desvelos.

 

Muchos creyeron ver una novedad, pero no era más que repetir lo que el domingo anterior había dicho en una espeluznante entrevista en La Vanguardia que no tuvo el eco que merecía. Amén de exhibir su tradicional ignorancia oceánica en economía, rama del saber por la que nunca ha ocultado su desapego, se constataba hasta qué punto es sumiso, servil y arrastrado con el ultranacionalismo etnicista al hablar de “apellidos catalanes y vascos”, como si esa población que abrumadoramente se apellida García, Fernández o López fueran extranjeros.

 

Pero no divaguemos, ahí ya dijo cuál era su “tarea fundamental” y qué iba a hacer para conseguirla. Ni una palabra de consultar a los ciudadanos ¿Un guiño al centro y la derecha? No por favor, sólo una buena pedrada… dialéctica, por ahora.  Ni cómo se va a realizar la reforma constitucional y requisitos. Pero si explicaba de modo expreso quiénes eran los aliados preferentes para tal fin: ERC, PNV, PDCAT y Sortu (Bildu). Los ultranacionalistas vascos y catalanes, según este personaje, van a ser los parteros de una “nueva España”. Sólo falta el BNG para completar la vieja alianza de Galeuzca, pero tranquila señora Montón, que ante usted también se arrodillará.

 

Eso sí, más modesto que Adolf Hitler, en vez de mil años, la nueva  “España Plurinacional” gobernada por él y su gente, “sólo” durará treinta años… al menos.

 

La mentira no es un derecho

 

El señor Iglesias Turrión tiene todo el derecho del mundo para hacer la propuesta política que mejor considere. Tiene todo el derecho a buscar los aliados políticos que le parezca  oportuno. Pero no tiene derecho ni a mentir y estafar. Mentir a sus votantes y seguidores y mentir a los ciudadanos, a los que quiere llevar engañados por una vía con la que nunca se llegará a la Tercera República, ni nacional ni plurinacional.

 

A estas alturas conocemos suficientemente la trayectoria del señor Iglesias así como de los partidos nacionalistas para saber quién se ha inflado a mentir y engañar, quién ha incumplido sistemáticamente promesas, y quién, gusten más o gusten menos sus demandas, ha sido coherente y honrado con sus votantes y seguidores, sin ocultar sus fines, medios y objetivos.

 

Los ultranacionalistas nunca admitirán un Estado, por muy plurinacional que se proclame. A estas alturas, a ellos no les van a engañar con juegos de trileros de apelativos “plurinacionales”.

 

Plurinacionalidad para esconder que no hay un proyecto republicano

 

La palabra fetiche “plurinacionalidad”. Pero ¿hay algo detrás? Lo cierto es que no he encontrado concreción alguna, ni siquiera un nimio detalle sobre qué tipo de Estado piensan construir.

 

No hay un proyecto de nada. Sólo tienen claro que no nos dejarán elegir entre la bandera de la Primera o de la Segunda, no sabemos ni que competencias creen que debe tener la República, ni cuales deben ser las relaciones entre el poder central y las “naciones” que lo forman, como si olvidaran que lo de “Estado plurinacional”… tiene la parte “Estado”. Su programa es el “derecho a decidir”, sin que tengamos una puñetera idea sobre lo que tenemos que elegir.

 

Existe un indicio. Podemos en las diversos parlamentos ha seguido borreguilmente toda demanda de competencias realizadas por los secesionistas. Todo, todo están dispuestos a entregarlo, a veces sin tan siquiera negociación. En ese territorio llamado desde el siglo XVII Vascongadas, apoyan con escasas reticencias (ninguna identitaria) el llamado nuevo Estatuto que supone el exterminio de la legislación estatal, salvo en Asuntos Exteriores (y de modo parcial), Defensa, moneda y pesos y medidas.

 

Y en Galicia, en Cataluña, Comunidad Valenciana o Canarias, sus pronunciamientos, con pequeños matices, van en la misma línea. Recordemos la imagen de Iglesias en Las Palmas ondeando la bandera de las siete estrellas verdes del grupo terrorista secesionista, MPAIAC.

 

[Img #18677]A ver si caemos del guindo,  aspectos tan decisivos como el Estatuto de los Trabajadores, Código Civil, Mercantil y Penal serán dictados por los poderes autonómicos, los Tribunales Superiores de Justicia como última instancia, leyes educativas y sanitarias y prácticamente todo lo demás, estarán manos de las naciones que integren la Confederación, más allá de que la llamen Federación u otro creativo nombre que puedan inventar. Una aclaración para tanto despistado. Ya que les parece fantástico que todo el poder legislativo pase al control de los caciques territoriales, que luego ni ellos ni sus votantes se quejen ante un marco legislativo, libre de frenos y contrapesos, en el que se podrán acometer intensos procesos de privatizaciones y liberalizaciones de sanidad, `pensiones, educación, legislación laboral, etc.

 

Iglesias a efectos prácticos aspira a ser presidente de Castilla y Madrid, territorios que encima lo aborrecen, quizá con algún añadido como Extremadura, Rioja, Cantabria o Murcia y donde parece que no tendrá sitio, Andalucía, una vez que la ultraizquierda se está despeñando a la velocidad de la luz por el ultranacionalismo identitario. De Valencia y Baleares, ya Íñigo Errejón explicó que él estaría encantado de entregarlas y mucho nos tememos que su ex amigo no vea el menor problema.

 

Seis u ocho repúblicas, esta es la estación de destino a la que nos quiere llevar este político y esta coalición, Unidas Podemos.

 

Así que por favor, no piquen, esto no va ni de República ni de Monarquía, esto va de dinamitar el Estado y como siempre se ha dicho, “el que venga detrás que arree”.

 

Iglesias, el nuevo Yeltsin

 

En política no hay nada nuevo. Recuerden siempre, en política todo está inventado. El líder de Podemos tiene un modelo a seguir y que proviene de un país del que siempre ha alardeado conocer bien su historia: Rusia.

 

El 8 de diciembre de 1991 los presidentes de las repúblicas eslavas soviéticas, el ruso Borís Yeltsin, el ucraniano Leonid Kravchuk y el bielorruso Stanislav Shushkévich, unilateralmente firmaban el Acuerdo de Belavezha por el que se rechazaba el pacto de la Unión que había sido ratificado popularmente en un referéndum, decretándose el fin de la URSS. Todo realizado con nocturnidad y alevosía, a espaldas de la población y para favorecer intereses inconfesables. El órgano que lo sustituyó, la Confederación de Estados Independientes (CEI) finalmente ha sido un invento vacío de contenido real que lleva una existencia mortecina.

 

Este es el modelo. Si nos fijamos en el planteamiento que expuso en La Vanguardia, es muy similar. El señor Iglesias pactará con los representantes de Galeuzca, el nuevo marco donde España ya no sea un Estado sino otra cosa. Como en la URSS, todo de espaldas a la ciudadanía, y sin una sola propuesta sobre la mesa del debate en aspectos tan decisivos como competencias, funciones, órganos, la situación de Hacienda y la Deuda Pública, las pensiones y la protección al desempleo, sanidad, que solidaridad interterritorial habrá… si la hay. Nada.

 

Cuando caiga la Constitución del 78, el marco que ya ha aceptado a los nacionalistas es  conflicto o rendición. Como el conflicto lo rechazan, sin margen para un acuerdo duradero y menos de treinta años como alardea, sólo le queda la rendición.

 

Desengáñense, nunca habrá Tercera República. El señor Iglesias Turrión, el nuevo Yeltsin, ya ha decido que la Segunda no tenga sucesora. A lo sumo una breve Confederación como la que Yeltsin impuso de Estados Independientes, que más allá de unos acuerdos sobre algunas materias técnicas, no es nada.

 

Desengáñense y decidan si juegan o no a este falso debate, Monarquía versus República, porque lo que están planteado es qué método utilizarán para imponernos Las Repúblicas. Única y exclusivamente.

 

Por supuesto aquí hay otros actores. El PSOE más trincón desde 1936 que ha caído como una plaga de langosta sobre la Administración del Estado, exhibiendo un nivel de parasitismo en puestos y cargos institucionales que supera todos los precedentes y las diferentes fuerzas ultranacionalistas conscientes de que o aprovechan ahora la extrema debilidad del Estado o el tren puede pasar para siempre. Unidas Podemos y su estafa plurinacional es quien los amalgama y une temporalmente.

 

De ahí la necesidad de centrarnos en ellos: si Iglesias y sus secuaces caen políticamente, todo caerá como un castillo de naipes.  Siempre hay que centrarse en el punto más débil y su gran debilidad es que por traicionar, hasta ha traicionado a la República española.

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