¿Qué es mejor, ser esclavo de Estados Unidos o de China?
![[Img #18741]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/10_2020/6277_usa-2058430_1920.jpg)
Mucha gente se pregunta cuál es la mejor alternativa: si nuestra servidumbre ante los Estados Unidos o ante China. Estoy a favor de la libertad.
Me doy cuenta de la existencia de un gran número de personas que, en muchas áreas, llevan a cabo un razonamiento de este tipo: mejor ser esclavos de los EE.UU. que de China. Lo dicen abiertamente: hablan sin vacilar de una esclavitud, sí, pero preferible a otras. Hay que decir, en efecto, que la situación ideal a la que hay que aspirar debe ser la libertad, una libertad que en el plano político se da ante todo como soberanía económica y militar.
Dicho esto, y evitando discutir ahora si es mejor tener un régimen comunista con un poder abrumador del Estado o un régimen liberal con un poder abrumador del sector privado, no sé si podemos -no lo excluyo- convertirnos en esclavos de China, un estado que no invade a los pueblos militarmente, sino económicamente. Veamos, a modo de ejemplo, lo que está sucediendo en África, objeto de la colonización económica china. Sin embargo, una cosa es cierta: hasta la fecha somos esclavos de Washington, no de Pekín.
Las 110 bases militares que ocupan nuestro territorio tienen la bandera de barras y estrellas, no la bandera de la estrella roja. Quienes, por temor a una posible esclavitud china, aceptan de buena gana la esclavitud americana (según el modus operandi clásico con el que se aceptó la esclavitud atlantista antes de 1989 por temor a la esclavitud soviética), cometen el error de los errores: aceptan las cadenas que tienen, por temor a que, una vez dada su liberación, le sigan a éstas unas cadenas aún más opresivas. Platónicamente, se quedan en el fondo de la cueva, porque temen que salir es lo mismo que entrar en una cueva aún peor.
No tengo ninguna simpatía ni por el modelo chino, ni -menos aún- por el modelo americano (tan retorcido éste, que se presenta como un reino de libertad; al menos el modelo chino es objeto posible de una crítica abierta). Sin embargo, mientras espero una refutación, que será para mí bien aceptada, digo lo siguiente: sé, por supuesto, que difícilmente vendrá tal reino de la libertad, porque la mayoría responderá con sus estómagos y emociones, moviendo el eje de la discusión a otro lugar (y, por esto, no merecerán una respuesta, sino sólo una plácida y compuesta lástima): como Maquiavelo sabía, no se puede ser libre y soberano sin tener la milicia y la moneda.
La primera cosa –la milicia- es negada por Washington (no por Pekín), la segunda –la moneda- por Bruselas (no por Pekín). Ahora, está claro que el principal enemigo no puede ser Pekín, por las razones evidentísimas antes mencionadas. Por el contrario, si uno vuelve a ser soberano monetaria y militarmente, también puede eventualmente resistir los intentos de agresión económica de otros países, incluida China, utilizando la soberanía económica como una forma de evitar la competencia con la propia China (competir con China significa sumergirse en el abismo sin retorno y, de hecho, dejarse conquistar económicamente). ¿Cómo? Protegiendo su propia producción, protegiendo a sus trabajadores.
Para ello, sin embargo, repito, necesitamos recuperar nuestra soberanía, es decir, liberarnos del yugo de Washington y Bruselas. Si no se entiende esto, es inútil discutir. Y sólo quedará el discurso superficial y tal vez emocional de aquellos que, con la profundidad vacía, dicen "mejor los E.E.U.U. que China", "mejor esclavos de Washington que de Pekín". Aquellos que no quieren ser esclavos de nadie, saben bien que el primer paso es deshacerse de los verdaderos amos, en lugar de aceptarlos por miedo a posibles futuros amos.
Fuente:
Mucha gente se pregunta cuál es la mejor alternativa: si nuestra servidumbre ante los Estados Unidos o ante China. Estoy a favor de la libertad.
Me doy cuenta de la existencia de un gran número de personas que, en muchas áreas, llevan a cabo un razonamiento de este tipo: mejor ser esclavos de los EE.UU. que de China. Lo dicen abiertamente: hablan sin vacilar de una esclavitud, sí, pero preferible a otras. Hay que decir, en efecto, que la situación ideal a la que hay que aspirar debe ser la libertad, una libertad que en el plano político se da ante todo como soberanía económica y militar.
Dicho esto, y evitando discutir ahora si es mejor tener un régimen comunista con un poder abrumador del Estado o un régimen liberal con un poder abrumador del sector privado, no sé si podemos -no lo excluyo- convertirnos en esclavos de China, un estado que no invade a los pueblos militarmente, sino económicamente. Veamos, a modo de ejemplo, lo que está sucediendo en África, objeto de la colonización económica china. Sin embargo, una cosa es cierta: hasta la fecha somos esclavos de Washington, no de Pekín.
Las 110 bases militares que ocupan nuestro territorio tienen la bandera de barras y estrellas, no la bandera de la estrella roja. Quienes, por temor a una posible esclavitud china, aceptan de buena gana la esclavitud americana (según el modus operandi clásico con el que se aceptó la esclavitud atlantista antes de 1989 por temor a la esclavitud soviética), cometen el error de los errores: aceptan las cadenas que tienen, por temor a que, una vez dada su liberación, le sigan a éstas unas cadenas aún más opresivas. Platónicamente, se quedan en el fondo de la cueva, porque temen que salir es lo mismo que entrar en una cueva aún peor.
No tengo ninguna simpatía ni por el modelo chino, ni -menos aún- por el modelo americano (tan retorcido éste, que se presenta como un reino de libertad; al menos el modelo chino es objeto posible de una crítica abierta). Sin embargo, mientras espero una refutación, que será para mí bien aceptada, digo lo siguiente: sé, por supuesto, que difícilmente vendrá tal reino de la libertad, porque la mayoría responderá con sus estómagos y emociones, moviendo el eje de la discusión a otro lugar (y, por esto, no merecerán una respuesta, sino sólo una plácida y compuesta lástima): como Maquiavelo sabía, no se puede ser libre y soberano sin tener la milicia y la moneda.
La primera cosa –la milicia- es negada por Washington (no por Pekín), la segunda –la moneda- por Bruselas (no por Pekín). Ahora, está claro que el principal enemigo no puede ser Pekín, por las razones evidentísimas antes mencionadas. Por el contrario, si uno vuelve a ser soberano monetaria y militarmente, también puede eventualmente resistir los intentos de agresión económica de otros países, incluida China, utilizando la soberanía económica como una forma de evitar la competencia con la propia China (competir con China significa sumergirse en el abismo sin retorno y, de hecho, dejarse conquistar económicamente). ¿Cómo? Protegiendo su propia producción, protegiendo a sus trabajadores.
Para ello, sin embargo, repito, necesitamos recuperar nuestra soberanía, es decir, liberarnos del yugo de Washington y Bruselas. Si no se entiende esto, es inútil discutir. Y sólo quedará el discurso superficial y tal vez emocional de aquellos que, con la profundidad vacía, dicen "mejor los E.E.U.U. que China", "mejor esclavos de Washington que de Pekín". Aquellos que no quieren ser esclavos de nadie, saben bien que el primer paso es deshacerse de los verdaderos amos, en lugar de aceptarlos por miedo a posibles futuros amos.
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