Cambios de la era Covid-19: trasladar el parque a casa
Los territorios se siguen ajustando a la situación de pandemia y promueven medidas para contener los brotes, sea con más o menos acierto. En Euskadi se acaban de endurecer nuevamente, con un límite de 6 personas en espacios públicos y reforzando la seguridad de las mesas en locales hosteleros. Estos, además, tienen la obligación de cerrar a las 24.00 horas.
A eso se suman el aforo del 50% en hoteles y alojamientos turísticos, también con limitación a grupos de 6 personas, así como el cierre de locales de ocio nocturno y de fumar cuando no se pueda conservar la distancia mínima de seguridad. Los comercios, servicios y actividades culturales tienen restricciones en la misma línea.
Los niños, también perjudicados
Aunque la población infantil y juvenil no representa el grupo de mayor riesgo frente al virus, se trata de un sector poblacional que también está resultando muy afectado por la pandemia.
La ONG Plan Internacional calcula que más de 850 millones de niños y jóvenes, lo que corresponde a la mitad de la población estudiantil, se han visto afectos por la suspensión de las clases. Se trata de una interrupción de su educación que resulta fundamental para el avance hacia sociedades más justas, como señala la ONG.
El estrés ha aumentado en los hogares, y dado que el 10% de la población mundial vive con menos de dos euros al día, empeoran las situaciones de pobreza. Niños y jóvenes también pueden experimentar miedo y ansiedad, más aún si sus familias se ven obligadas a tomar decisiones difíciles para sus hijos e hijas.
Con todo, la infancia se vuelve más vulnerable e insegura, considerando también que la tensión aumenta el riesgo de violencia familiar. Para analizar el impacto que la pandemia está teniendo en las emociones y la conducta de los niños y jóvenes, el Área de Salud Mental del Hospital Sant Joan de Déu, realiza un estudio que abarcará hasta finales de año.
En concreto, comenzó a principios de mayo y se centra en personas de entre 4 y 18 años a los que se realizarán encuestas hasta finales de año, con el fin de analizar los efectos del confinamiento y la progresiva desescalada.
El poder de la imaginación
Mientras tanto, y a falta de que se endurezcan medidas que la opinión pública clama en determinados territorios, se apela a la responsabilidad ciudadana. No se trata solo de no desobedecer las normas, sino de que las familias se cuiden tanto como sea posible y no se conformen con lo mínimo. Los tiempos exigen medidas más drásticas.
En algunas comunidades, por ejemplo, se ha procedido al cierre de parques infantiles para favorecer el mantenimiento de la distancia de seguridad y evitar el contacto, lo que choca con otra realidad: la de colegios e institutos abiertos.
De algún modo, se está desplazando a las familias desde los espacios públicos a los privados, sobre todo los hogares, donde sea posible diluir ese contacto físico masivo. No queda otra que pasar más tiempo en casa, y eso implica agudizar el ingenio y la imaginación.
A falta de estructuras que montar en el parque, hay artículos como los que se pueden encontrar en Casitas Infantiles y que pueden resultar de mucha utilidad. Una tienda india, por ejemplo, puede servir como espacio propio en un pequeño mundo ajeno al de los adultos, para leer, para colorear, para hacer fiestas temáticas, etc.
Las sesiones de cine en casa de la mano de las plataformas digitales también son buena idea, sobre todo en este mes de Halloween. Y siempre es buen momento para rescatar los juegos de mesa, las manualidades o incluso las recetas sencillas de cocina.
Cumpleaños diferentes
Los niños de ciertas edades notarán aún más las restricciones por la pandemia en fechas señaladas y especiales para ellos, como los cumpleaños. Lo habitual es que una celebración de este tipo se junten fácilmente más de 10 personas, algo que queda descartado en las circunstancias actuales.
Hay que ser muy explicativos y pedagógicos para hacerles entender la importancia de ser responsables, pero también para que aprendan a valorar a la familia como núcleo principal.
Es preferible optar por los espacios abiertos cuando se pueda, ya que las posibilidades de contagio se minimizan. Si no es posible en el patio o el jardín de casa, el campo, la montaña o las áreas recreativas son buenas opciones.
Por supuesto, también se debe trasladar la necesidad de usar mascarillas, mantener la distancia de seguridad y lavarse las manos con frecuencia. En caso de que a la fiesta acuda algún otro niño, como hermanos o primos, es mejor proporcionales su comida de forma individual para evitar que toquen varias superficies.
En cuanto a las velas, para no privarles de la ilusión del momento se le pueden colocar en su trozo, de manera que pueda soplarlas de cerca, manteniendo la distancia de seguridad respecto a los demás y evitando que las gotas de saliva se esparzan por otras superficies.
Los juegos harán el resto, pero está claro que hay que adaptarse a los nuevos tiempos por duro que resulte.
Los territorios se siguen ajustando a la situación de pandemia y promueven medidas para contener los brotes, sea con más o menos acierto. En Euskadi se acaban de endurecer nuevamente, con un límite de 6 personas en espacios públicos y reforzando la seguridad de las mesas en locales hosteleros. Estos, además, tienen la obligación de cerrar a las 24.00 horas.
A eso se suman el aforo del 50% en hoteles y alojamientos turísticos, también con limitación a grupos de 6 personas, así como el cierre de locales de ocio nocturno y de fumar cuando no se pueda conservar la distancia mínima de seguridad. Los comercios, servicios y actividades culturales tienen restricciones en la misma línea.
Los niños, también perjudicados
Aunque la población infantil y juvenil no representa el grupo de mayor riesgo frente al virus, se trata de un sector poblacional que también está resultando muy afectado por la pandemia.
La ONG Plan Internacional calcula que más de 850 millones de niños y jóvenes, lo que corresponde a la mitad de la población estudiantil, se han visto afectos por la suspensión de las clases. Se trata de una interrupción de su educación que resulta fundamental para el avance hacia sociedades más justas, como señala la ONG.
El estrés ha aumentado en los hogares, y dado que el 10% de la población mundial vive con menos de dos euros al día, empeoran las situaciones de pobreza. Niños y jóvenes también pueden experimentar miedo y ansiedad, más aún si sus familias se ven obligadas a tomar decisiones difíciles para sus hijos e hijas.
Con todo, la infancia se vuelve más vulnerable e insegura, considerando también que la tensión aumenta el riesgo de violencia familiar. Para analizar el impacto que la pandemia está teniendo en las emociones y la conducta de los niños y jóvenes, el Área de Salud Mental del Hospital Sant Joan de Déu, realiza un estudio que abarcará hasta finales de año.
En concreto, comenzó a principios de mayo y se centra en personas de entre 4 y 18 años a los que se realizarán encuestas hasta finales de año, con el fin de analizar los efectos del confinamiento y la progresiva desescalada.
El poder de la imaginación
Mientras tanto, y a falta de que se endurezcan medidas que la opinión pública clama en determinados territorios, se apela a la responsabilidad ciudadana. No se trata solo de no desobedecer las normas, sino de que las familias se cuiden tanto como sea posible y no se conformen con lo mínimo. Los tiempos exigen medidas más drásticas.
En algunas comunidades, por ejemplo, se ha procedido al cierre de parques infantiles para favorecer el mantenimiento de la distancia de seguridad y evitar el contacto, lo que choca con otra realidad: la de colegios e institutos abiertos.
De algún modo, se está desplazando a las familias desde los espacios públicos a los privados, sobre todo los hogares, donde sea posible diluir ese contacto físico masivo. No queda otra que pasar más tiempo en casa, y eso implica agudizar el ingenio y la imaginación.
A falta de estructuras que montar en el parque, hay artículos como los que se pueden encontrar en Casitas Infantiles y que pueden resultar de mucha utilidad. Una tienda india, por ejemplo, puede servir como espacio propio en un pequeño mundo ajeno al de los adultos, para leer, para colorear, para hacer fiestas temáticas, etc.
Las sesiones de cine en casa de la mano de las plataformas digitales también son buena idea, sobre todo en este mes de Halloween. Y siempre es buen momento para rescatar los juegos de mesa, las manualidades o incluso las recetas sencillas de cocina.
Cumpleaños diferentes
Los niños de ciertas edades notarán aún más las restricciones por la pandemia en fechas señaladas y especiales para ellos, como los cumpleaños. Lo habitual es que una celebración de este tipo se junten fácilmente más de 10 personas, algo que queda descartado en las circunstancias actuales.
Hay que ser muy explicativos y pedagógicos para hacerles entender la importancia de ser responsables, pero también para que aprendan a valorar a la familia como núcleo principal.
Es preferible optar por los espacios abiertos cuando se pueda, ya que las posibilidades de contagio se minimizan. Si no es posible en el patio o el jardín de casa, el campo, la montaña o las áreas recreativas son buenas opciones.
Por supuesto, también se debe trasladar la necesidad de usar mascarillas, mantener la distancia de seguridad y lavarse las manos con frecuencia. En caso de que a la fiesta acuda algún otro niño, como hermanos o primos, es mejor proporcionales su comida de forma individual para evitar que toquen varias superficies.
En cuanto a las velas, para no privarles de la ilusión del momento se le pueden colocar en su trozo, de manera que pueda soplarlas de cerca, manteniendo la distancia de seguridad respecto a los demás y evitando que las gotas de saliva se esparzan por otras superficies.
Los juegos harán el resto, pero está claro que hay que adaptarse a los nuevos tiempos por duro que resulte.