¿A dónde nos llevan estos desalmados?
Al año de la sentencia que emitió el Tribunal Supremo condenando a prisión a los dirigentes del secesionismo catalán, ellos mismos no tienen reparos al reafirmarse en la independencia que les llevaría a repetir los hechos, suponemos que en el marco de la violencia desatada por las calles y que las televisiones retransmitieron en directo. A lo que antecede, los personajes en cuestión califican como sentencia vengativa e injusta propia de un Estado fallido.
La huida hacia delante del Gobierno les lleva no sólo al enfrentamiento con el poder judicial, es que están dispuestos a saltar por encima de lo permitido legalmente y así someter al Consejo del Poder Judicial, cuestión que ha escandalizado en las instancias de Bruselas.
Los "eficientes" Pablo Iglesias y sus ministros/as Montero, Garzón y Castells, al no tener nada que "rascar", se dedican a insultar a la Jefatura del Estado, lo que no sabemos es hasta dónde piensan llegar y cuál es el acuerdo que tienen con Pedro Sánchez. Me recuerda aquella vieja táctica del policía bueno y el poli malo... ¿Se imaginan por una carantoña del destino a Pedro de Presidente de la República y a Pablo de Presidente del Gobierno?.
Mientras tanto, la segunda oleada de la pandemia muestra la ineptocracia que manda, gestiona y de la que dependemos en materia de salud con sus derivadas económicas y sociales. El Gobierno Pablo-Pedro malévolamente trasladó a las comunidades autónomas la gestión de algo que sabemos los dedicados a Salud Pública requiere de medidas sanimétricas y básicas a compartir. Es preciso un protocolo común hecho por expertos para enfrentar la segunda oleada que alcanzará "maximam" en diciembre, anunciando una gravísima colisión socio-económica en el mes dónde la tormenta promete ser perfecta.
Mientras las Cortes son un campo de minas, los centros de salud y hospitales van llenándose de enfermos graves, esta vez de todas las edades, y esta vez las decisiones ya no serán entre pacientes añosos y con edades susceptibles de beneficio para cuidos intensivos. Estaremos abocados a pacientes con neumonías, insuficiencias respiratorias descompensadas por los catarros estacionales, amén de las patologías cardiacas, oncológicas y neurovasculares que no llegarán a sede hospitalaria, lo que tarde o temprano dará un vuelco en las causas y totales de la mortalidad o sus secuelas en la población. Es lo que acontece cuando el sistema nacional de salud se colapsa.
Ciudades de provincias como Lugo, dónde el sector de los bares, tiendas y autónomos son el tejido económico habitual, empiezan a dar muestras de pobreza impensable cuando comenzó este nefasto 2020, y tendremos la oportunidad de saberlo con el paso del tiempo y los informes que siempre hace la organización Caritas Diocesanas que gestiona los problemas con la entrega de sus voluntarios/as, que nos harán estremecer, aunque a los políticos les pase como de costumbre, y es que la comisión que cada año debería reunirse y tomar decisiones en sede de Cámaras parlamentarias, es aquella del espacio socio-sanitario que analiza la pobreza en sus multidisciplinares causales y tendencias a la cronicidad.
Desde el punto de vista sociológico hay algo que debemos analizar. ¿Qué clase de educación hemos impartido para que la juventud eluda someterse a las medidas que se publicitan por activa y pasiva para evitar los contagios?. Ha sido terminar el verano, regresar a los distritos universitarios, y aumentar las actividades sociales que aumentan la carga viral ambiental, y en tal fenómeno epidemiológico son cohorte poblacional responsable la juventud que ha seguido de forma clandestina o con desprecio a la autoridad, celebrando fiestas y reuniones en las que el virus se propaga. ¿Han perdido el miedo, han perdido el respeto por los derechos colectivos a la salud, han perdido la responsabilidad ante uno de los problemas más graves que ha traído consigo el siglo XXI?. Si es verdad que a lo que antecede debemos añadir una sociedad de la alegría colectiva y la sociabilidad. Es el gran negocio de nuestro país. Es la forma de ocupar el ocio y de sentirse felices. Algo incompatible con la cadena epidemiológica de esta pandemia.
Pero desde el punto de vista moral que sirve para catalogar la calidad de la democracia en España, resulta sobrecogedor tanto el devenir como el presente. De la corrupción en un partido que llegó a tener las máximas cotas de poder, hemos pasado a una concentración de fuerzas políticas en las que no se adivina ni un ápice de patriotismo. España les importa un comino. Las Cortes son un punto de encuentro para "conquistar los cielos".
Desconocemos qué visión real tienen los europeos de España. Pero me temo que peor cada día. Las consecuencias de tal visión en las instancias europeas impactará negativamente para la llegada de esos 140.000 millones de euros que necesitamos para evitar la ruina. Pero me pregunto, ¿países del norte de Europa aprobarán en sus Parlamentos, ayudas a un Gobierno que está apoyado por Bildu, ERC, Podemos y el sector más inculto del viejo PSOE?
Mientras tanto estamos pendiente de dos hechos que pueden cambiar el rumbo. Las encuestas que anuncian la derrota del hombre con un estropajo en la cabeza. La seguridad que arrojan desde China sobre una de las vacunas con virus Covid-19 inactivado.
Mi consejo: no dejen para mañana lo que puedan hacer hoy. Lo digo por la incertidumbre inmediata. Lo único que avanza en el mapa de nuestra península Ibérica es la pandemia. Muy pronto estaremos confinados. O algo peor, si al Gobierno que padecemos le conviene. En situación con toque de queda.
Al año de la sentencia que emitió el Tribunal Supremo condenando a prisión a los dirigentes del secesionismo catalán, ellos mismos no tienen reparos al reafirmarse en la independencia que les llevaría a repetir los hechos, suponemos que en el marco de la violencia desatada por las calles y que las televisiones retransmitieron en directo. A lo que antecede, los personajes en cuestión califican como sentencia vengativa e injusta propia de un Estado fallido.
La huida hacia delante del Gobierno les lleva no sólo al enfrentamiento con el poder judicial, es que están dispuestos a saltar por encima de lo permitido legalmente y así someter al Consejo del Poder Judicial, cuestión que ha escandalizado en las instancias de Bruselas.
Los "eficientes" Pablo Iglesias y sus ministros/as Montero, Garzón y Castells, al no tener nada que "rascar", se dedican a insultar a la Jefatura del Estado, lo que no sabemos es hasta dónde piensan llegar y cuál es el acuerdo que tienen con Pedro Sánchez. Me recuerda aquella vieja táctica del policía bueno y el poli malo... ¿Se imaginan por una carantoña del destino a Pedro de Presidente de la República y a Pablo de Presidente del Gobierno?.
Mientras tanto, la segunda oleada de la pandemia muestra la ineptocracia que manda, gestiona y de la que dependemos en materia de salud con sus derivadas económicas y sociales. El Gobierno Pablo-Pedro malévolamente trasladó a las comunidades autónomas la gestión de algo que sabemos los dedicados a Salud Pública requiere de medidas sanimétricas y básicas a compartir. Es preciso un protocolo común hecho por expertos para enfrentar la segunda oleada que alcanzará "maximam" en diciembre, anunciando una gravísima colisión socio-económica en el mes dónde la tormenta promete ser perfecta.
Mientras las Cortes son un campo de minas, los centros de salud y hospitales van llenándose de enfermos graves, esta vez de todas las edades, y esta vez las decisiones ya no serán entre pacientes añosos y con edades susceptibles de beneficio para cuidos intensivos. Estaremos abocados a pacientes con neumonías, insuficiencias respiratorias descompensadas por los catarros estacionales, amén de las patologías cardiacas, oncológicas y neurovasculares que no llegarán a sede hospitalaria, lo que tarde o temprano dará un vuelco en las causas y totales de la mortalidad o sus secuelas en la población. Es lo que acontece cuando el sistema nacional de salud se colapsa.
Ciudades de provincias como Lugo, dónde el sector de los bares, tiendas y autónomos son el tejido económico habitual, empiezan a dar muestras de pobreza impensable cuando comenzó este nefasto 2020, y tendremos la oportunidad de saberlo con el paso del tiempo y los informes que siempre hace la organización Caritas Diocesanas que gestiona los problemas con la entrega de sus voluntarios/as, que nos harán estremecer, aunque a los políticos les pase como de costumbre, y es que la comisión que cada año debería reunirse y tomar decisiones en sede de Cámaras parlamentarias, es aquella del espacio socio-sanitario que analiza la pobreza en sus multidisciplinares causales y tendencias a la cronicidad.
Desde el punto de vista sociológico hay algo que debemos analizar. ¿Qué clase de educación hemos impartido para que la juventud eluda someterse a las medidas que se publicitan por activa y pasiva para evitar los contagios?. Ha sido terminar el verano, regresar a los distritos universitarios, y aumentar las actividades sociales que aumentan la carga viral ambiental, y en tal fenómeno epidemiológico son cohorte poblacional responsable la juventud que ha seguido de forma clandestina o con desprecio a la autoridad, celebrando fiestas y reuniones en las que el virus se propaga. ¿Han perdido el miedo, han perdido el respeto por los derechos colectivos a la salud, han perdido la responsabilidad ante uno de los problemas más graves que ha traído consigo el siglo XXI?. Si es verdad que a lo que antecede debemos añadir una sociedad de la alegría colectiva y la sociabilidad. Es el gran negocio de nuestro país. Es la forma de ocupar el ocio y de sentirse felices. Algo incompatible con la cadena epidemiológica de esta pandemia.
Pero desde el punto de vista moral que sirve para catalogar la calidad de la democracia en España, resulta sobrecogedor tanto el devenir como el presente. De la corrupción en un partido que llegó a tener las máximas cotas de poder, hemos pasado a una concentración de fuerzas políticas en las que no se adivina ni un ápice de patriotismo. España les importa un comino. Las Cortes son un punto de encuentro para "conquistar los cielos".
Desconocemos qué visión real tienen los europeos de España. Pero me temo que peor cada día. Las consecuencias de tal visión en las instancias europeas impactará negativamente para la llegada de esos 140.000 millones de euros que necesitamos para evitar la ruina. Pero me pregunto, ¿países del norte de Europa aprobarán en sus Parlamentos, ayudas a un Gobierno que está apoyado por Bildu, ERC, Podemos y el sector más inculto del viejo PSOE?
Mientras tanto estamos pendiente de dos hechos que pueden cambiar el rumbo. Las encuestas que anuncian la derrota del hombre con un estropajo en la cabeza. La seguridad que arrojan desde China sobre una de las vacunas con virus Covid-19 inactivado.
Mi consejo: no dejen para mañana lo que puedan hacer hoy. Lo digo por la incertidumbre inmediata. Lo único que avanza en el mapa de nuestra península Ibérica es la pandemia. Muy pronto estaremos confinados. O algo peor, si al Gobierno que padecemos le conviene. En situación con toque de queda.