Francia, nación con la que históricamente hemos tenido una relación de amor y odio, envidiando su 'grandeur' y detestando su chauvinismo, con quien desde hace tres décadas formamos un binomio hasta derrotar el terror y que ahora sigue en vigor en otros muchos retos. Estamos asistiendo con pena y rabia contenida a una serie de ataques que pretenden arrinconar hasta ver genuflexo al Estado francés. Una ola de cristianofobia, una pleamar de totalitarismo que pretende imponer por la fuerza retroceder a la Edad Media, un tsunami que ataca la libertad de prensa, la enseñanza libre y en general los valores republicanos santo y seña de la bandera tricolor que a todos cobija. No podemos permitirnos el lujo de permanecer indiferentes ante esos ataques como si no fuera con nosotros aduciendo que no somos franceses, porque sí nos va y mucho. Hoy es Francia, mañana lo será otra nación y así hasta doblegar a Europa y su civilización. Macron se irá, vendrá otro que también se marchará, pero Francia seguirá en pie defendiendo su esencia y los valores que la representan. Vive la France et Vive la Liberté.