Bildu y los "cabezas rapadas"
El misterio resuelto de las “agresiones fascistas” en Lezo
Lezo, una pequeña localidad guipuzcoana situada junto al puerto mercante de Pasajes y apenas a siete kilómetros de San Sebastián, es uno de los feudos clásicos de la autodenominada izquierda abertzale. En las elecciones municipales celebradas en 2011, Bildu obtuvo nueve de los trece concejales del consistorio. Los restantes fueron para el PNV (3) y el PSE-PSOE (1).
Según publica la web Valuaria, el pasado martes de 27 mayo una persona de 62 años fue agredida por un supuesto grupo de jóvenes a los que llamó la atención por ir acompañados de un perro considerado peligroso sin la correspondiente correa y bozal. Como resultado del ataque, el vecino sufre de una fractura ósea en el rostro que ha precisado de intervención quirúrgica.
El periódico digital añade que “un hecho que parece una agresión casual por parte de unos desaprensivos, ha sido presentado por la corporación municipal como una escalada de ‘agresiones y pintadas de carácter fascista’ que, supuestamente, se vienen produciendo en Lezo durante las últimas semanas. Pero diversas fuentes policiales han asegurado que “no existe ningún grupo o banda de ideología fascista en esa localidad y que tampoco se ha recibido ninguna denuncia por parte de vecinos o del propio ayuntamiento de Lezo sobre la presencia de pintadas ultraderechistas.”
La alcaldesa de la localidad, Ainhoa Zabalo, escenificó una “asamblea vecinal” en la principal plaza del pueblo, a la que acudieron unas cincuenta personas, con el objetivo de “denunciar estas acciones que el pueblo no va a tolerar”. Preguntada sobre las medidas que el consistorio pensaba adoptar para acabar con las “agresiones fascistas”, Zabalo explicó que no se solucionarán “llenando el pueblo de agentes de la policía municipal y autonómica”. Para la primera edil de Lezo, es suficiente con “hacer ver que no se aprueban esos ataques” que, en su opinión, “recuerdan a actitudes fascistas de antaño.”
Además de la “asamblea vecinal”, el ayuntamiento y diferentes colectivos, entre ellos los concejales peneuvistas y el concejal socialista, organizaron una manifestación a la que acudieron unas 350 personas y que recorrió el pasado lunes 2 de junio las principales calles del pueblo. La marcha iba encabezada por una pancarta con el lema en euskera “Eraso faxistarik ez. Gure indarra, elkartasuna” ("No a los ataques fascistas. Nuestra fuerza, la unión").
Los “agresores fascistas” son, en realidad, un grupo antifascista
Valuria, citando a varios vecinos de Lezo, explica que “no existe ninguna banda de extrema derecha en la localidad” y que “todos los vecinos conocen la identidad de los agresores”. Según algunos habitantes de esta localidad, “los atacantes son, efectivamente, un grupo de cabezas rapadas de Lezo, pero cuya ideología no es fascista sino antifascista” y añaden que “este hecho es conocido perfectamente por el consistorio pero es mejor echar la culpa a otros que asumir que los agresores comparten ideología con la formación que gobierna Lezo.”
Lezo, una pequeña localidad guipuzcoana situada junto al puerto mercante de Pasajes y apenas a siete kilómetros de San Sebastián, es uno de los feudos clásicos de la autodenominada izquierda abertzale. En las elecciones municipales celebradas en 2011, Bildu obtuvo nueve de los trece concejales del consistorio. Los restantes fueron para el PNV (3) y el PSE-PSOE (1).
Según publica la web Valuaria, el pasado martes de 27 mayo una persona de 62 años fue agredida por un supuesto grupo de jóvenes a los que llamó la atención por ir acompañados de un perro considerado peligroso sin la correspondiente correa y bozal. Como resultado del ataque, el vecino sufre de una fractura ósea en el rostro que ha precisado de intervención quirúrgica.
El periódico digital añade que “un hecho que parece una agresión casual por parte de unos desaprensivos, ha sido presentado por la corporación municipal como una escalada de ‘agresiones y pintadas de carácter fascista’ que, supuestamente, se vienen produciendo en Lezo durante las últimas semanas. Pero diversas fuentes policiales han asegurado que “no existe ningún grupo o banda de ideología fascista en esa localidad y que tampoco se ha recibido ninguna denuncia por parte de vecinos o del propio ayuntamiento de Lezo sobre la presencia de pintadas ultraderechistas.”
La alcaldesa de la localidad, Ainhoa Zabalo, escenificó una “asamblea vecinal” en la principal plaza del pueblo, a la que acudieron unas cincuenta personas, con el objetivo de “denunciar estas acciones que el pueblo no va a tolerar”. Preguntada sobre las medidas que el consistorio pensaba adoptar para acabar con las “agresiones fascistas”, Zabalo explicó que no se solucionarán “llenando el pueblo de agentes de la policía municipal y autonómica”. Para la primera edil de Lezo, es suficiente con “hacer ver que no se aprueban esos ataques” que, en su opinión, “recuerdan a actitudes fascistas de antaño.”
Además de la “asamblea vecinal”, el ayuntamiento y diferentes colectivos, entre ellos los concejales peneuvistas y el concejal socialista, organizaron una manifestación a la que acudieron unas 350 personas y que recorrió el pasado lunes 2 de junio las principales calles del pueblo. La marcha iba encabezada por una pancarta con el lema en euskera “Eraso faxistarik ez. Gure indarra, elkartasuna” ("No a los ataques fascistas. Nuestra fuerza, la unión").
Los “agresores fascistas” son, en realidad, un grupo antifascista
Valuria, citando a varios vecinos de Lezo, explica que “no existe ninguna banda de extrema derecha en la localidad” y que “todos los vecinos conocen la identidad de los agresores”. Según algunos habitantes de esta localidad, “los atacantes son, efectivamente, un grupo de cabezas rapadas de Lezo, pero cuya ideología no es fascista sino antifascista” y añaden que “este hecho es conocido perfectamente por el consistorio pero es mejor echar la culpa a otros que asumir que los agresores comparten ideología con la formación que gobierna Lezo.”