Cambalache
Las negociaciones para facilitar la aprobación de los PGE han convertido al Congreso de los Diputados en un nuevo patio de Monipodio donde todo está en almoneda y es objeto de cambalache. La objetividad brilla por su ausencia y el interés general se rinde ante anhelos partidistas para quienes solo interesa qué hay de lo suyo y no ven más allá de las murallas de su aldea. A cambio de su apoyo, Fulano exige la ausencia del español como idioma vehicular; en cuanto a Mengano, el acercamiento a sus lugares de origen para su posterior puesta en libertad de asesinos de su cuerda, Zutano, apremia para que bajo la excusa de un proyecto inmobiliario vital se destierre a una institución cuyos símbolos no quieren ver ni oír a pesar de su demostrado altruismo. Tanto quienes venden como quienes compran han convertido la Cámara Baja en un rastro, zoco o mercadillo. Como reza una de las estrofas del famoso tango: "Qué falta de respeto, qué atropello a la razón".
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
Las negociaciones para facilitar la aprobación de los PGE han convertido al Congreso de los Diputados en un nuevo patio de Monipodio donde todo está en almoneda y es objeto de cambalache. La objetividad brilla por su ausencia y el interés general se rinde ante anhelos partidistas para quienes solo interesa qué hay de lo suyo y no ven más allá de las murallas de su aldea. A cambio de su apoyo, Fulano exige la ausencia del español como idioma vehicular; en cuanto a Mengano, el acercamiento a sus lugares de origen para su posterior puesta en libertad de asesinos de su cuerda, Zutano, apremia para que bajo la excusa de un proyecto inmobiliario vital se destierre a una institución cuyos símbolos no quieren ver ni oír a pesar de su demostrado altruismo. Tanto quienes venden como quienes compran han convertido la Cámara Baja en un rastro, zoco o mercadillo. Como reza una de las estrofas del famoso tango: "Qué falta de respeto, qué atropello a la razón".