El que no lo vea es que es ciego, tiene una lobotomía que afecta al área del pensamiento racional o está irremisiblemente perdido por tener su capacidad intelectual encasquetada en el molde cognitivo programado durante el largo periodo de tiempo transcurrido. Cuando menos desde la llamada Transición democrática. Todo lo que está ocurriendo responde a unos parámetros de control social, de vaciamiento de la Constitución hasta hacerla inservible, de reeducación mental para impedirnos que sepamos nuestra procedencia cultural y antropológica y nuestras fuentes civilizatorias. Por eso quieren que la educación siga siendo escasa y pobre, sobre todo en valores y conocimiento.

Precisamente cuando se nos bombardea con el sintagma falsario de “La era del conocimiento”. Por eso erradican la lengua española de las escuelas en una parte considerable de nuestra patria. Por eso propugnan la ruptura de nuestra nación, fragmentándola como hicieron con la Hispanidad bajo otro lavado de cerebro que se produjo a partir del siglo XVII, dejándola troceada para que fuera pasto de la biocenosis depredadora de los nuevos imperios emergentes, sobre todo el inglés de la mano de la masonería. Pero todo este proceso se enmarca en el diseño del Foro Económico Mundial, lo que se llama Agenda 2030 que tan frecuentemente lucen, en forma de insignia, en la solapa de las chaquetas de Sánchez y, a veces el Rey, cosa que me preocupa profundamente pues me genera desconfianza en que defienda a nuestra patria y su soberanía.

Estamos perdiendo aceleradamente soberanía, sobre todo por esta 'plandemia' que nos ha debilitado en todos los órdenes y nos deja a los pies de los caballos de los esbirros de China, verdadera potencia colonizadora asociada al Nuevo Orden de los jerarcas financieros internacionales que desarrollan un nuevo proyecto mundialista donde las antiguas naciones desaparecerían, entre otras las que proceden del Orden Hispánico nacido del legado de Isabel la Católica que era un orden cristiano, humanizador y civilizador. La forma de hacerlo está a la vista para quien quiera analizarlo sin orejeras. Su método es la destrucción del Estado de Derecho y la entronización de nuevas formas de tiranía. Ejemplo Venezuela. Parte del desmoronamiento del concepto de democracia en su sentido de formación de la voluntad general.

Existe una desconfianza brutal generalizada respecto a los procesos electorales, respecto a su transparencia y su invulnerabilidad. Caso Venezuela, cuyo sistema fue inspirado por los que acompañan al vicepresidente del actual gobierno. Tienen la desfachatez de reconocer al Gobierno de Maduro que ha obtenido poco más ocho de cada diez votos del treinta por ciento de la población que ha votado. La absoluta mayoría de la población que son 7 de cada 10 electores con derecho al voto no ha votado, simplemente porque no creen en un sistema fallido, con unas elecciones fraudulentas, y que preservan la tiranía como sistema.

Sigo preguntándome qué hace el señor Zapatero, de penoso recuerdo para España, apoyando a ese Régimen, y por qué lo hace?. Lo tendría que aclarar él. Yo no voy a hacer inferencias sin pruebas. Considero que hay elementos para suponer con alta probabilidad de no equivocarse que el caos inducido en las naciones de Occidente, incluido los EE.UU, es una herramienta para producir desastre económico, convulsión social y unas condiciones propicias para alzarse con el poder “conquistando el cielo”. ¿Se acuerdan de la frase? Es una táctica muy eficaz para destruir el orden existente tras la configuración de otro imaginario colectivo tras un largo proceso de adocenamiento mental, destrucción de las tradiciones y valores, transfiguración de los sistemas, creencias y formas de vida y el moldeamiento cognitivo de las masas.

Gustave Le Bon, a finales del siglo XIX, decía respecto a las masas lo siguiente: “Esta alma les hace sentir, pensar y actuar de un modo completamente distinto de como lo haría cada uno de ellos por separado [los individuos]. Determinadas ideas, ciertos sentimientos no surgen o no se transforman en actos más que en los individuos que forman una masa. La masa psicológica es un ser provisional compuesto por elementos heterogéneos, soldados de forma momentánea, de un modo absolutamente igual a como las células de un cuerpo vivo forman, por su reunión, un ser vivo que manifiesta características muy diferentes de las que posee cada una de las células que lo componen”. En la medida en que la masa descompone al cuerpo social, sumatorio de la personalidad de los individuos actuantes, se deteriora el sistema político, se hace menos aristócrata en el sentido de la talla de los componentes parlamentarios y de Gobierno, de su ejemplaridad y liderazgo moral. Por eso Gustave Le Bon dice al final de su obra… “El régimen parlamentario sintetiza, por otra parte, el ideal de todos los pueblos civilizados modernos. Refleja la idea psicológicamente errónea, pero generalmente admitida, de que muchos hombres reunidos son más capaces que un reducido número de ellos de adoptar una decisión sabia e independiente acerca de un determinado asunto. En las asambleas parlamentarias encontramos las características generales de las masas: simplismo de las ideas, irritabilidad, sugestibilidad, exageraciónd e los sentimientos, influencia preponderante de los líderes”.

Es decir, que las instituciones parlamentarias degradadas se convierten en algo así como un trozo de hierro a la intemperie, con una corrosión que produce la disgregación de los componentes moleculares que forman el metal, hasta producir la desaparición. ¿La desaparición de qué? Del sistema democrático. Caso Venezuela. ¿Por qué Zapatero va tanto a visitar el régimen de Maduro? ¿No intentaría hacer esto en España cuyo desarrollo evolutivo nos trae tanta decepción y decaimiento colectivo? Tras destruir el orden colectivo se produce la parasitación. Un Estado esclavo para un nuevo sistema donde las personas seamos clones desprovistos de nuestra individualidad y con el ropaje de nuestra personalidad perdido. La herramienta de control en su grado máximo jamás conocido es la tecnología robótica e informática que nos vigila y encamina nuestra cosmovisión hacia nuevas formas de pensar. ¿De pensar? Bueno… más bien de reproducir un paradigma en el que encorsetarnos. Adiós a la libertad como forma de decidir nuestro destino individual y colectivo. El plan no es nuevo. Lleva décadas ensayándose e investigando el comportamiento de las sociedades. La pregunta es si ahora mismo estamos siendo cobayas de experimentación para desarrollar aceleradamente el Nuevo Orden pergeñado en la Agenda 2030, donde los plutócratas decidirán por nosotros cómo hemos de vivir, cómo hemos de ser, qué es lo que debemos consumir, y que normas de conducta han de imperar.