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Ernesto Ladrón de Guevara
Miércoles, 23 de Diciembre de 2020 Tiempo de lectura:

Feliz New Age

Este Gobierno y los que le acompañan como apoyos necesarios nos llevan por el precipicio hacia la desaparición como sociedad y como nación. Es como si un pirómano que es el administrador de la casa donde vives hace una hoguera en el portal porque le viene en gana, y asa un cochinillo para comérselo él y los suyos. Y tú, impasible, viendo cómo las pavesas circulan por el interior del edificio mientras te recorre un escalofrío por la espalda porque intuyes que se va a extender el incendio y te vas a convertir en un carbón en cualquier momento.

 

Algo así es lo que nos está ocurriendo, con la impasibilidad y la indiferencia de la mayoría de la población, abducida y absorta con el miedo a que ese monstruo enano que no se ve pero que en cualquier momento te asalta, llamado coronavirus, pueda alcanzarle. Sin darse cuenta de que hay un problema mayor, más importante, que no responde a principios ni a criterios estadísticos, que es el desmoronamiento de toda la estructura axiológica, de naturaleza intangible, pero que nos ha servido de referencia vital para el comportamiento colectivo, y de convivencia, más que de coexistencia. El derrumbe de todo el andamiaje cognitivo y de los elementos que nos han dado nuestra razón de ser durante siglos.

 

 Y, en cuatro décadas, sin piquetas ni bulldozers, y con un acelerón de apenas nueve meses, se ha venido abajo, dejándonos a la intemperie de la decisión de terceras instancias, lejos de nosotros, ocultos en sus despachos oscuros, que deciden sobre la vida, sobre si debemos vivir o morir, cuándo hemos de morir y quiénes hemos de morir. Y todos los elementos de conocimiento sobre los principios de nuestra civilización desaparecen de pronto.

 

Y mientras, la mayoría de la población queda absorta mirando al dedo que señala a la Luna, sin ver la Luna.

 

Es admirable la habilidad de quienes nos han aplicado el molde cognitivo con el que se ocultan las ramas, las hojas, los detalles del bosque, mientras miramos de forma embobada la masa arbórea, sin saber qué masa vegetal oculta, la naturaleza del bosque.

 

 La escuela ha sido un elemento fundamental para ello mediante un adoctrinamiento pertinaz. Lo sabemos bien quienes hemos leído el proyecto de Ley Celáa de Educación.

 

Sabemos bien la importancia que le dan estos ingenieros de la modificación cognitiva de las masas, para que los individuos no tengamos capacidad de pensar de manera autónoma, ni tan siquiera libertad para hacerlo. Y solo hemos empezado. Pronto nos aplicarán la “Ley Mordaza”, para que no podamos expresar nuestros pensamientos. Prohibido pensar. ¿Más allá de la Memoria Histórica, llamada ahora Democrática? Sí, más allá.

 

Nos van a clasificar como a buenos o malos ciudadanos, en función de si aceptamos o no una vacuna de más que dudosa fiabilidad; sin conocer las consecuencias, pues no se ha hecho el recorrido de investigación para que sea eficaz y sin efectos secundarios. Por algo las farmacéuticas se autoeximen de responsabilidad.

 

Van a hacer un registro de los que no queramos ponernos la vacuna, igual que se persigue a los padres que en estas circunstancias y teniendo convivientes con graves riesgos de morir si se infectan, se niegan a llevar a sus hijos al cole. Y todo eso con el silenciamiento premeditado y pagado por unas eficaces herramientas de desinformación al servicio del poder. 

 

Y entre tanto, se perfila cómo repartir el viaje a la eternidad a los que no sean productivos por edad o por incapacidad, emulando episodios negros de épocas totalitarias pasadas. Una Ley de Eutanasia que tiene un parecido asombroso con el infanticidio legalizado por unas leyes del aborto que son barra libre para impedir el nacimiento.  

 

Así se produce el reemplazo poblacional con esa ‘quintacolumna’ de una nueva modalidad de marcha verde en forma de caballo de Troya, mientras Marruecos se apropia de nuestras aguas territoriales y reclama Ceuta y Melilla. Las islas Canarias no las tiene que reivindicar, ya las están invadiendo de facto.

 

Esta gran ruptura de nuestra nación está tomando aspecto de multitud de pavesas de ese incendio analógico con el que he empezado este artículo. Ya no tenemos soberanía. Estamos prestos para ser los zombis de ese Nuevo Orden Mundial del Foro Davos y de su Agenda 2030. La rana ya está cocida. No se ha enterado. Estaba calentita en ese caldo que iba tomando temperatura suavemente, hasta que, finalmente, han empezado los borbotones. Ya hierve.

 

Feliz Navidad. ¿O quizás hay que decir ahora Feliz New Age?

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