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Pablo Mosquera
Domingo, 27 de Diciembre de 2020 Tiempo de lectura:

El olentzero y sus enseñanzas

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¡Qué mal gusto el de estos chicos nacionalistas!. En las Navidades de 1997, discurrí uno más de aquellos cómics. Se trataba de felicitar las fiestas denunciando que los vascos nacionalistas, hasta para diferenciarse de España, no dudaban en inventarse a un carbonero pelín borracho que desde Navarra acudía la Nochebuena para poner regalos a los niños. Nosotros, los de Unidad Alavesa, hicimos una felicitación alternativa en la que una pareja de Miñones expulsaba al olentzero, a garrotazos, de Álava y del Portal de Belén, de la frontera en tierras alavesas hacia Vizcaya. Mientras, el dibujo estaba rodeado de unas frases que rezaban: "Nosotros sabemos lo que queremos. Lo de siempre. Sin inventos". Así enviábamos a todos los dirigentes políticos vascos nuestra felicitación. Los receptores, de inmediato, procedieron a devolvérnoslas. Incluso hubo sus más y menos dentro de Unidad Alavesa, ya que algún dirigente, acomplejado, dijo que lo hecho era impresentable... Con el tiempo descubrimos que más impresentable fue pactar en el Ayuntamiento de Vitoria con el PNV y su prohombre José Ángel Cuerda.

 

Pero lo mejor fue el artículo que en El Correo nos dedicó el presidente del PP en Álava. Señalaba, el ilustre vitoriano que cómo nos habíamos atrevido a expulsar con una tunda a un personaje de la Navidad.  ¡Lo que es la vida!. En 2009, el PP copiaba una vez más al Partido de Álava- desaparecido- reclamando a los Reyes Magos y estigmatizando el uso nacionalista que se hacía de la Navidad. En la bronca también intervino el PSE, que con sus complejos vasquistas y colaboracionistas, se sumó a la batalla por los símbolos.

 

¿Cuál era el fondo de la cuestión? La necesidad que siempre tuvieron los nacionalistas vascos de diferenciarse. Ellos venían de otro lugar. Así que hasta la Noche de Paz, tenía ingredientes puramente vascos, y necesitaban hacer olvidar a los niños las Navidades de ilusión y las raíces cristinas de España, donde los símbolos eran otros, desde el Nacimiento hasta la adoración de los Reyes Magos, que eran los encargados de llevar juguetes a los más pequeños.     

 

En el dibujo había otro componente alavés. La presencia del Cuerpo Foral de los Miñones. Habíamos peleado para evitar su absorción por la policía autonómica. Recogimos firmas para presentar una iniciativa popular en las Juntas Generales de Álava y en el Parlamento Vasco. Lo hicimos con un eslógan que decía: "Que no nos toquen los Miñones". Estábamos defendiendo uno de los Derechos Históricos del Territorio Foral de Álava. Un cuerpo que se remontaba al siglo XV. Los Cuadrilleros. Aquella fuerza que defendía los caminos de las siete Cuadrillas de Álava. Eran una auténtica y querida popularmente policía civil, con funciones de vigilancia para el medio ambiente, cartería, cuidado de las instituciones alavesas.

 

De hecho una de las víctimas de la banda terrorista ETA fue su jefe, el comandante Jesús Velasco. Y es que sucedió algo muy  extraño. ETA llegó a disponer de la lista de los agentes del servicio de inteligencia en Álava. Primero fue el inspector Antonio Recio; después, Velasco; más tarde, el jefe de la policía municipal de Vitoria, también comandante Eugenio Lázaro, y hubo un intento de asesinar a otro ilustra vitoriano, que pudo poner tierra de por medio. Salvador Carande. Eran momentos de máxima confusión. La banda ETA disponía de colaboradores en todas partes... 

 

Pero volviendo al carbonero navarro. Nos organizaron una manifestación delante de la sede de Unidad Alavesa en la calle San Antonio. Una vez más estábamos marcados y declarados antivascos o enemigos del pueblo vasco. Así llenaron Vitoria de pintadas. Pero nosotros hacía tiempo que habíamos calculado que luchar contra la simbología nacionalista tenía mucha clientela social en las tierras alavesas, y además, cuanto más se enfadaban, más publicidad nos hacían.  

 

Fueron los tiempos de aquella sequía que azotaba Álava y que dejó sin agua a muchas viviendas. De ahí aquel cómic que tanto éxito tuvo, que decía: "Álava, no puede ser el botijo de Euskadi". Lo mismo pasaba con el aeropuerto de Foronda que habían condenado a la desaparición. O con la política sobre la euskaldunización. "Si nos queremos entender, hablemos en alavés". Reivindicábamos que el alavés era el castellano.

 

Quiero insistir en la finalidad de nuestro método. Llegar a lo más profundo de los habitantes de Álava. No eran vascos. Habían venido a la Llanada alavesa para trabajar en la industria. Pero es que hasta los alaveses de toda la vida, además de apellidos compuestos con referencia patronímica a lugares del territorio alavés, estaban siendo "conquistados" por los postulados vizcaitarras, y sufriendo la falta de respeto para sus costumbres y formas con arreglo a los postulados del iluminado Sabino Arana. La pena fue que tanto los socialistas como los populares tardaron demasiado en entenderlo, y no harían como nosotros, que mirábamos como modelo a la Comunidad Foral de Navarra, tan ansiada por las ansias de construir EuskalHerria con el dinero de los alaveses y navarros.

 

Sería en el 2003 cuando PP y PSE amenazaron con sacar Álava del País Vasco, en respuesta a las diatribas de Ibarreche. Una vez más, los sesudos dirigentes populares y socialistas volvieron a recuperar los mensajes del Partido Foralista de Álava. ¡Teníamos razón, en las formas y en el fondo!.

 

Otro de los cómics más comentados fue aquel en que se veía una mesa a la que le faltaba la pata de Navarra y al mismo tiempo, los aldeanos alaveses dirigidos por UA, estaban serrando la pata de Álava. Decía: "No hay mesa que se sujete tan sólo en dos patas". Era la clara alusión a que el proyecto de la construcción nacional del "Estado vasco" no sería nunca posible con tan sólo Vizcaya y Guipúzcoa.

 

Lo que comenzó con el olentzero, tuvo algo mucho más exitoso. Unidad Alavesa logró que el proyecto del Banco Público Vasco se fuera al garete, desde el  momento que los dineros de Álava, desde sus instituciones forales, se negaron a formar parte de los ingresos de tal institución financiera.

 

Hechos como estos nos pusieron en la diana de la banda terrorista ETA, en la indignada publicidad del PNV, que torpemente entraba al "trapo" y nos daba espacio, carta de oposición político-social y auténticos defensores del pensamiento alavés. Todo ello, con los complejos de populares y socialistas, que andaban a la deriva y seguían instalados en las consignas que promulgaban desde Madrid; sedes nacionales que temían encorajinar al 'burukide' Arzalluz, perdiendo así sus favores en el Congreso y el Senado. No dejaban de ser lo que siempre fueron: oficinas sucursales de la política madrileña.      

 

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