Malos tiempos
Sabíamos que la segunda oleada de la pandemia era peor que la primera, y que alcanzaba su cénit en diciembre. Sabíamos que la vacunación era un proceso que requería tiempo, un tiempo que los infectados no tienen y menos aun los que ingresan en hospitales o terminan siendo una cifra discutible para el Instituto Nacional de Estadística, cuando nos sorprenda con las cifras reales de fallecidos en este perverso 2020.
Es inútil querer engañar de continuo al personal. Ahora toca distraer con el falso debate sobre si España quiere ser Monarquía o República, mientras abren los informativos con las imágenes de la administración de una vacuna. Por cierto. Enhorabuena a Illa. Se ha marchado en el momento oportuno, antes que las cifras de morbilidad y mortalidad lo entierren.
Si alguien presagiaba insomnio, es en lo único que acertó. Un Gobierno con el "sultán" Iglesias es como un armario con carcoma. Me gustaría saber sin tapujos y sin la censura que ejercita el "sultán", cómo ven a esta España desde las instancias de la OTAN y de la UE. Como sea directamente proporcional la confianza del empréstito que necesitamos a la imagen que ofrecemos, tenemos todos los números para que las ayudas nos lleguen en forma de cromos vikingos. Y es que yo no le daría dinero de todos a unos incapaces de hacer mirando a Venezuela, por cierto, un país que ha desaparecido de los informativos de la televisión pública. ¡Qué casualidad!.
Una vez más, Murphy acierta. Todo lo sucedido en el 2020 puede empeorar en el 2021. Con la tropa "podemita" y las alianzas de ER y Bildu, muchos somníferos hay que tomar en la Moncloa para conciliar el sueño y así a la mañana siguiente atreverse a saber qué han dicho los dos Pablos. Lo suyo es poner una República de Repúblicas dónde desde el siglo XV hay una nación que fue el motor de la Hispanidad. Claro que ya ni el castellano les sirve para establecer una lengua común entre seres humanos con cierto nivel cultural.
Sigo muy preocupado e interesado por la sociología. La economía y la salud, las doy por perdidas mientras no cambien de manos. Pero analizar con rigor lo que hay en el pensamiento y moral cívica de los que les importa más divertirse unas horas que colaborar con los trabajadores sanitarios que están gritando que alguien confine a la población -aislamiento en epidemiología- es para "hacérselo mirar". ¡Menuda chusma hemos formado! Claro que no debemos temer al futuro. Con la señora Celaá y su reforma educativa, todos/as serán proyecto de ingeniero aeronáutico. Además, deberíamos tener muy claro que la carrera profesional se hace en las fontanerías de los partidos, nunca más en las universidades... Ejemplo, esa astur con aires de pastora que ejerce desde su elocuente conocimiento la misión de fustigar a la oposición parlamentaria. Ya vemos que de nada sirve pasar por la universidad. Hay que estar en el momento oportuno, en el agujero oportuno.
Enero nos lo anuncian como si fuera El Ocaso de los Dioses, sólo que en vez de Wagner, recurriremos a La "Patética" de Tchaikovsky. Por mucho que mientan, el virus llegará hasta el verano dejando buenas gentes heridas, sin que nadie sea capaz de asumir la ignorancia, barbarie, egoísmo y falta de respeto de una sociedad mal educada y dirigida por la peor de todas las generaciones de mandarines que puso la historia en el poder popular. Menos mal que siempre nos quedara "el emérito" para echarle la culpa...
Un país que vive anestesiado por la programación de un italiano que ha convertido a una cuadrilla de malandrines en personajes para máxima audiencia con venta de revistas plagadas con exclusivas que se pagan a precio de oro, mientras a los profesionales de la investigación les prorratean los recursos, o mezclan el IVA de la cultura con estas impresentables publicaciones del cotilleo y vulneración del derecho a la intimidad.
Preguntas de examen. ¿Alcanzaremos los 100.000 muertos a finales de enero?. ¿Cuántas fiestas clandestinas navideñas se celebrarán y cuantos desaprensivos se cambiarán de sus residencias oficiales a las denominadas segundas para infectar a los que viven en medios con menor densidad poblacional?. ¿Qué sucede en este país para que todo el que no sirve para otra cuestión, de inmediato, ponga un bar-tasca-bocatería o similar?.
Pregunta a la conciencia. ¿Cómo podemos aguantar mentiras, manipulaciones, falta de rigor ante la pandemia, que nos confundan los problemas políticos con los auténticos problemas sociales, que estén urdiendo pactos contra la unidad de España, o que se pasen por el arco del triunfo los delitos cometidos por los nacionalistas catalanes, que fueron transmitidos en directo por la televisión?. Y siguen diciendo que en España hay una justicia que puede ser independiente... hasta que el Ejecutivo les enmienda las sentencias por la vía del indulto.
Hemos tocado fondo. No hay más remedio que emprender otro rumbo. España no puede romperse, ni enfrentar a sus habitantes por desigualdades o credos políticos. No hay dirigentes de Estado. Por tanto, habrá que convivir en el marco constitucional que tenemos, ya que entrar en un periodo para modificar la Constitución sería echar gasolina al fuego y hacer una hoguera en la que arderíamos todos.
Por mucho que algunos quieran hacer sus propios juegos malabares, la Monarquía es un símbolo de unidad para tierras y gentes. Si alguien se empeñara en explicarlo, se llegaría a exigir no sólo más respeto para la Jefatura del Estado, también más autoridad para poner orden en determinados espacios en los que se confunden los problemas de Estado con las miserias partidarias, y en medio, pagan los ciudadanos a los que ni se les consulta, ni se les tiene en cuenta a la hora de priorizar sus necesidades o demandas.
Sobran gastos producidos por personas improductivas. Y me estoy refiriendo tanto al aparato administrativo como al aparato político de un país que ha recortado la sanidad, educación y cultura, pero ha incrementado los sueldos de ineptos cuya única misión es formar parte del denominado voto clientelar. Es la primera reforma que debería exigirnos la UE. Reducir el tamaño de nuestro armazón político. Reducir el número de ayuntamientos. Suprimir las diputaciones. Terminar con los asesores, sustituyéndolos por los funcionarios de carrera y méritos contrastados. Es mi máxima para el nuevo año. Tan importante como disciplinar y vacunar, para evitar más muertos por un virus, cuya cadena de contagio conocemos perfectamente, pero romperla supone, reformas y regeneración entre los espacios de la sociedad civil y los poderes políticos partidarios.
Amén.
Sabíamos que la segunda oleada de la pandemia era peor que la primera, y que alcanzaba su cénit en diciembre. Sabíamos que la vacunación era un proceso que requería tiempo, un tiempo que los infectados no tienen y menos aun los que ingresan en hospitales o terminan siendo una cifra discutible para el Instituto Nacional de Estadística, cuando nos sorprenda con las cifras reales de fallecidos en este perverso 2020.
Es inútil querer engañar de continuo al personal. Ahora toca distraer con el falso debate sobre si España quiere ser Monarquía o República, mientras abren los informativos con las imágenes de la administración de una vacuna. Por cierto. Enhorabuena a Illa. Se ha marchado en el momento oportuno, antes que las cifras de morbilidad y mortalidad lo entierren.
Si alguien presagiaba insomnio, es en lo único que acertó. Un Gobierno con el "sultán" Iglesias es como un armario con carcoma. Me gustaría saber sin tapujos y sin la censura que ejercita el "sultán", cómo ven a esta España desde las instancias de la OTAN y de la UE. Como sea directamente proporcional la confianza del empréstito que necesitamos a la imagen que ofrecemos, tenemos todos los números para que las ayudas nos lleguen en forma de cromos vikingos. Y es que yo no le daría dinero de todos a unos incapaces de hacer mirando a Venezuela, por cierto, un país que ha desaparecido de los informativos de la televisión pública. ¡Qué casualidad!.
Una vez más, Murphy acierta. Todo lo sucedido en el 2020 puede empeorar en el 2021. Con la tropa "podemita" y las alianzas de ER y Bildu, muchos somníferos hay que tomar en la Moncloa para conciliar el sueño y así a la mañana siguiente atreverse a saber qué han dicho los dos Pablos. Lo suyo es poner una República de Repúblicas dónde desde el siglo XV hay una nación que fue el motor de la Hispanidad. Claro que ya ni el castellano les sirve para establecer una lengua común entre seres humanos con cierto nivel cultural.
Sigo muy preocupado e interesado por la sociología. La economía y la salud, las doy por perdidas mientras no cambien de manos. Pero analizar con rigor lo que hay en el pensamiento y moral cívica de los que les importa más divertirse unas horas que colaborar con los trabajadores sanitarios que están gritando que alguien confine a la población -aislamiento en epidemiología- es para "hacérselo mirar". ¡Menuda chusma hemos formado! Claro que no debemos temer al futuro. Con la señora Celaá y su reforma educativa, todos/as serán proyecto de ingeniero aeronáutico. Además, deberíamos tener muy claro que la carrera profesional se hace en las fontanerías de los partidos, nunca más en las universidades... Ejemplo, esa astur con aires de pastora que ejerce desde su elocuente conocimiento la misión de fustigar a la oposición parlamentaria. Ya vemos que de nada sirve pasar por la universidad. Hay que estar en el momento oportuno, en el agujero oportuno.
Enero nos lo anuncian como si fuera El Ocaso de los Dioses, sólo que en vez de Wagner, recurriremos a La "Patética" de Tchaikovsky. Por mucho que mientan, el virus llegará hasta el verano dejando buenas gentes heridas, sin que nadie sea capaz de asumir la ignorancia, barbarie, egoísmo y falta de respeto de una sociedad mal educada y dirigida por la peor de todas las generaciones de mandarines que puso la historia en el poder popular. Menos mal que siempre nos quedara "el emérito" para echarle la culpa...
Un país que vive anestesiado por la programación de un italiano que ha convertido a una cuadrilla de malandrines en personajes para máxima audiencia con venta de revistas plagadas con exclusivas que se pagan a precio de oro, mientras a los profesionales de la investigación les prorratean los recursos, o mezclan el IVA de la cultura con estas impresentables publicaciones del cotilleo y vulneración del derecho a la intimidad.
Preguntas de examen. ¿Alcanzaremos los 100.000 muertos a finales de enero?. ¿Cuántas fiestas clandestinas navideñas se celebrarán y cuantos desaprensivos se cambiarán de sus residencias oficiales a las denominadas segundas para infectar a los que viven en medios con menor densidad poblacional?. ¿Qué sucede en este país para que todo el que no sirve para otra cuestión, de inmediato, ponga un bar-tasca-bocatería o similar?.
Pregunta a la conciencia. ¿Cómo podemos aguantar mentiras, manipulaciones, falta de rigor ante la pandemia, que nos confundan los problemas políticos con los auténticos problemas sociales, que estén urdiendo pactos contra la unidad de España, o que se pasen por el arco del triunfo los delitos cometidos por los nacionalistas catalanes, que fueron transmitidos en directo por la televisión?. Y siguen diciendo que en España hay una justicia que puede ser independiente... hasta que el Ejecutivo les enmienda las sentencias por la vía del indulto.
Hemos tocado fondo. No hay más remedio que emprender otro rumbo. España no puede romperse, ni enfrentar a sus habitantes por desigualdades o credos políticos. No hay dirigentes de Estado. Por tanto, habrá que convivir en el marco constitucional que tenemos, ya que entrar en un periodo para modificar la Constitución sería echar gasolina al fuego y hacer una hoguera en la que arderíamos todos.
Por mucho que algunos quieran hacer sus propios juegos malabares, la Monarquía es un símbolo de unidad para tierras y gentes. Si alguien se empeñara en explicarlo, se llegaría a exigir no sólo más respeto para la Jefatura del Estado, también más autoridad para poner orden en determinados espacios en los que se confunden los problemas de Estado con las miserias partidarias, y en medio, pagan los ciudadanos a los que ni se les consulta, ni se les tiene en cuenta a la hora de priorizar sus necesidades o demandas.
Sobran gastos producidos por personas improductivas. Y me estoy refiriendo tanto al aparato administrativo como al aparato político de un país que ha recortado la sanidad, educación y cultura, pero ha incrementado los sueldos de ineptos cuya única misión es formar parte del denominado voto clientelar. Es la primera reforma que debería exigirnos la UE. Reducir el tamaño de nuestro armazón político. Reducir el número de ayuntamientos. Suprimir las diputaciones. Terminar con los asesores, sustituyéndolos por los funcionarios de carrera y méritos contrastados. Es mi máxima para el nuevo año. Tan importante como disciplinar y vacunar, para evitar más muertos por un virus, cuya cadena de contagio conocemos perfectamente, pero romperla supone, reformas y regeneración entre los espacios de la sociedad civil y los poderes políticos partidarios.
Amén.