Monárquico-separatista
Sé que tras la infame división entre "constitucionalistas" y "separatistas" que se ha impuesto en el panorama político actual, lo tenemos muy difícil aquellos que vemos precisamente en la Constitución del 78 y su deriva autonomista el principio de los problemas que nos ha traído al momento político actual. El separatismo es hijo natural del autonomismo. Es la Constitución del 78 el origen de los problemas, aunque no la causante de los mismos. Pero seguir la lógica del camino que ella marca nos trae inevitablemente hasta aquí.
Por ello, me parece un profundo error enarbolar como alternativa al separatismo a aquellos que impusieron la tan poco conocida arquitectura política de las autonomías, Monarquía incluida. No debería olvidarse a aquellos que recurren al Borbón como adalid anti-separatista que fue la Corona quien favoreció incluir en la Ponencia Constitucional a los que hoy están tratando de segregar el Estado. La monarquía juancarlista ayer y felipista hoy es netamente confederal por su propia esencia.
Si de lo que se trata es de volver al régimen autonómico tal y como se concibió hace cuarenta años, o de defenderlo para evitar la consumación de una deriva segregacionista que el propio régimen llevaba implícito, nos llevará a perder el tiempo y al aplazamiento del desastre en el mejor de los casos.
No me parece casual que este asunto se produzca justo cuando el infame desorden autonómico se muestra más evidente que nunca en la gestión de la pandemia de Covid-19, con los ciudadanos confundidos en cuanto a qué norma aplicar, qué medidas seguir o cómo comportarse en función de dónde residen. No digamos ya el criterio de reparto de fondos y vacunas... una locura.
A esta monarquía confederal y pactista con las periferias y los totalitarismos de derecha e izquierda, hay que sustituirla por una republica unitaria, que más que conservar los privilegios territoriales medievales se centre en el acabamiento de España como nación moderna y expulse a los partidos de la gestión pública del Estado, como usurpadores de la soberanía política que le corresponde al pueblo sin fragmentarlo territorialmente.
Hay que devolver a los ciudadanos la libertad sobre la designación de los candidatos a cargos públicos, hoy secuestrada férreamente por los partidos políticos, que no deberían ser más que organizaciones privadas capacitadas para acceder (pero nunca en exclusiva) a la vertebración política y electoral de la nación.
Solo le faltaba al del chalet y a la del "Vanity fair", a estos engañadores de incautos a cuentas del marxismo, proponer una Ley de Regulación de la Corona para proclamar a los cuatro vientos la traición al único punto que le quedaba por cumplir de su programa original: el referéndum para ratificar la Monarquía o pedir una República. Posiblemente este cambio venga precedido por un pacto para adecuar el Estado de una monarquía autonomista a una monarquía federal. Tiendo a pensar que la Monarquía borbónica se adapta a lo que sea con tal de continuar... Queda claro que todo el globo podemita servía para pactar punto por punto la recomposición del sistema y evitar revueltas, como me dijo Vestrynge en un programa de televisión que le dijo el propio Iglesias.
Si seguimos presos de esta falsa disyuntiva entre "separatistas" y "constitucionalistas" nos van a colar el Federalismo como "solución" de compromiso para evitar la "segregación" y entonces nos habrán tomado por tontos por segunda vez en cuarenta años. Tendremos 17 naciones en vez de 17 autonomías. Borbón al frente. Neoliberalismo intacto, soberanía popular inédita y toques de queda diarios para mostrar quien manda aquí.
Sé que tras la infame división entre "constitucionalistas" y "separatistas" que se ha impuesto en el panorama político actual, lo tenemos muy difícil aquellos que vemos precisamente en la Constitución del 78 y su deriva autonomista el principio de los problemas que nos ha traído al momento político actual. El separatismo es hijo natural del autonomismo. Es la Constitución del 78 el origen de los problemas, aunque no la causante de los mismos. Pero seguir la lógica del camino que ella marca nos trae inevitablemente hasta aquí.
Por ello, me parece un profundo error enarbolar como alternativa al separatismo a aquellos que impusieron la tan poco conocida arquitectura política de las autonomías, Monarquía incluida. No debería olvidarse a aquellos que recurren al Borbón como adalid anti-separatista que fue la Corona quien favoreció incluir en la Ponencia Constitucional a los que hoy están tratando de segregar el Estado. La monarquía juancarlista ayer y felipista hoy es netamente confederal por su propia esencia.
Si de lo que se trata es de volver al régimen autonómico tal y como se concibió hace cuarenta años, o de defenderlo para evitar la consumación de una deriva segregacionista que el propio régimen llevaba implícito, nos llevará a perder el tiempo y al aplazamiento del desastre en el mejor de los casos.
No me parece casual que este asunto se produzca justo cuando el infame desorden autonómico se muestra más evidente que nunca en la gestión de la pandemia de Covid-19, con los ciudadanos confundidos en cuanto a qué norma aplicar, qué medidas seguir o cómo comportarse en función de dónde residen. No digamos ya el criterio de reparto de fondos y vacunas... una locura.
A esta monarquía confederal y pactista con las periferias y los totalitarismos de derecha e izquierda, hay que sustituirla por una republica unitaria, que más que conservar los privilegios territoriales medievales se centre en el acabamiento de España como nación moderna y expulse a los partidos de la gestión pública del Estado, como usurpadores de la soberanía política que le corresponde al pueblo sin fragmentarlo territorialmente.
Hay que devolver a los ciudadanos la libertad sobre la designación de los candidatos a cargos públicos, hoy secuestrada férreamente por los partidos políticos, que no deberían ser más que organizaciones privadas capacitadas para acceder (pero nunca en exclusiva) a la vertebración política y electoral de la nación.
Solo le faltaba al del chalet y a la del "Vanity fair", a estos engañadores de incautos a cuentas del marxismo, proponer una Ley de Regulación de la Corona para proclamar a los cuatro vientos la traición al único punto que le quedaba por cumplir de su programa original: el referéndum para ratificar la Monarquía o pedir una República. Posiblemente este cambio venga precedido por un pacto para adecuar el Estado de una monarquía autonomista a una monarquía federal. Tiendo a pensar que la Monarquía borbónica se adapta a lo que sea con tal de continuar... Queda claro que todo el globo podemita servía para pactar punto por punto la recomposición del sistema y evitar revueltas, como me dijo Vestrynge en un programa de televisión que le dijo el propio Iglesias.
Si seguimos presos de esta falsa disyuntiva entre "separatistas" y "constitucionalistas" nos van a colar el Federalismo como "solución" de compromiso para evitar la "segregación" y entonces nos habrán tomado por tontos por segunda vez en cuarenta años. Tendremos 17 naciones en vez de 17 autonomías. Borbón al frente. Neoliberalismo intacto, soberanía popular inédita y toques de queda diarios para mostrar quien manda aquí.











