Pablo Iglesias es (muy) de derechas
Pablo Iglesias ya no convoca manifestaciones por la subida de la luz, ni pide referéndums para elegir la forma de Estado, ni ha renunciado en vivir en su piso -cuestión que él convirtió en política al usarlo como argumento- y mientras esa Pasionaria de pastel que parece su compañera se hace fotos en Vanity Fair y habla resaltando su buena relación con Botín, ya solo nos faltaba que comparara al burgués de derechas Puigdemont nada menos que con los exiliados del franquismo.
Este sujeto sabe perfectamente que uno no es de una ideología por lo que dice, sino por el efecto que tienen en la realidad sus decisiones políticas y acaba de lanzar un balón de oxígeno más- a cuentas de los inscritos y votantes de Podemos- a las instituciones contra las que supuestamente luchaba. Puigdemont fue del mismo partido que envió a los Mossos a romper cabezas de militantes del 15M al mismo tiempo que votó a favor de recortes y apuntaló todas las políticas económicas en versión catalana contra las que Podemos nació.
Esta comparación de Puigdemont con exiliados republicanos es moralmente grave, ensalza a un fascista por muy separatista que sea y le coloca a una altura histórica que no le corresponde. Además, adolece de una mínima cultura histórica y lo más grave es que Iglesias lo sabe: la II República Española encarceló a los independentistas catalanes cuando proclamaron el Estado catalán (con represión de anarquistas incluida, como también sabe Iglesias) y tardó mucho menos que el actual Régimen. El Presidente era Alcalá Zamora, y el encargado de poner orden fue un militar catalán y republicano, Domingo Batet. El Gobierno de la República fue mucho más contundente que Rajoy... Pablo Iglesias está apoyando a un movimiento reaccionario, y lo sabe, pero le da igual. No parece importarle lo más mínimo el insulto a nuestros mayores que implica esa comparación, unos mayores que se ganaron el respeto incluso de sus rivales políticos. Le importa mucho más hacer desesperados gestos para la galería que distraigan el tremendo ridículo que está haciendo, para sus propios seguidores, su infame complicidad ante la subida de la luz, el impago o retraso de prestaciones sociales básicas y en general el papel raquítico de su formación ante la mayor crisis humana y social del último medio siglo.
¿Cuál hubiera sido el papel de un proyecto como Podemos en la oposición en tiempos pandémicos? ¿Nadie en Podemos se da cuenta de la oportunidad política que han perdido, como fuerza política "outsider", si hubieran sido coherentes ideológicamente en tiempos de pandemia y hubieran gestionado el descontento de la gente en vez de posicionarse con el PSOE y ser cómplices de su maltrato? ¿Cómo están gestionando sus bases verse de repente cómplices de toques de queda, eventos con Botín o subidas del recibo de la luz en vez de organizar políticamente la resistencia social al neoliberalismo pandémico que han dejado, parece ser, a la ultraderecha? Qué carito va a salir el chalet de este. Respeto, después de este insulto a nuestros mayores, ninguno. Pasará a la historia como un Suresnes permanente. La clave es ver cuántas décadas va a costar, en términos de reorganización política, esta nueva traición. Si Iglesias es algo históricamente, será un icono de la derecha.
Pablo Iglesias ya no convoca manifestaciones por la subida de la luz, ni pide referéndums para elegir la forma de Estado, ni ha renunciado en vivir en su piso -cuestión que él convirtió en política al usarlo como argumento- y mientras esa Pasionaria de pastel que parece su compañera se hace fotos en Vanity Fair y habla resaltando su buena relación con Botín, ya solo nos faltaba que comparara al burgués de derechas Puigdemont nada menos que con los exiliados del franquismo.
Este sujeto sabe perfectamente que uno no es de una ideología por lo que dice, sino por el efecto que tienen en la realidad sus decisiones políticas y acaba de lanzar un balón de oxígeno más- a cuentas de los inscritos y votantes de Podemos- a las instituciones contra las que supuestamente luchaba. Puigdemont fue del mismo partido que envió a los Mossos a romper cabezas de militantes del 15M al mismo tiempo que votó a favor de recortes y apuntaló todas las políticas económicas en versión catalana contra las que Podemos nació.
Esta comparación de Puigdemont con exiliados republicanos es moralmente grave, ensalza a un fascista por muy separatista que sea y le coloca a una altura histórica que no le corresponde. Además, adolece de una mínima cultura histórica y lo más grave es que Iglesias lo sabe: la II República Española encarceló a los independentistas catalanes cuando proclamaron el Estado catalán (con represión de anarquistas incluida, como también sabe Iglesias) y tardó mucho menos que el actual Régimen. El Presidente era Alcalá Zamora, y el encargado de poner orden fue un militar catalán y republicano, Domingo Batet. El Gobierno de la República fue mucho más contundente que Rajoy... Pablo Iglesias está apoyando a un movimiento reaccionario, y lo sabe, pero le da igual. No parece importarle lo más mínimo el insulto a nuestros mayores que implica esa comparación, unos mayores que se ganaron el respeto incluso de sus rivales políticos. Le importa mucho más hacer desesperados gestos para la galería que distraigan el tremendo ridículo que está haciendo, para sus propios seguidores, su infame complicidad ante la subida de la luz, el impago o retraso de prestaciones sociales básicas y en general el papel raquítico de su formación ante la mayor crisis humana y social del último medio siglo.
¿Cuál hubiera sido el papel de un proyecto como Podemos en la oposición en tiempos pandémicos? ¿Nadie en Podemos se da cuenta de la oportunidad política que han perdido, como fuerza política "outsider", si hubieran sido coherentes ideológicamente en tiempos de pandemia y hubieran gestionado el descontento de la gente en vez de posicionarse con el PSOE y ser cómplices de su maltrato? ¿Cómo están gestionando sus bases verse de repente cómplices de toques de queda, eventos con Botín o subidas del recibo de la luz en vez de organizar políticamente la resistencia social al neoliberalismo pandémico que han dejado, parece ser, a la ultraderecha? Qué carito va a salir el chalet de este. Respeto, después de este insulto a nuestros mayores, ninguno. Pasará a la historia como un Suresnes permanente. La clave es ver cuántas décadas va a costar, en términos de reorganización política, esta nueva traición. Si Iglesias es algo históricamente, será un icono de la derecha.