Domingo, 21 de Septiembre de 2025

Actualizada Domingo, 21 de Septiembre de 2025 a las 10:03:21 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Sábado, 06 de Febrero de 2021 Tiempo de lectura:
Con la colaboración de la Cámara de Comercio de EE.UU.

La historia secreta de cómo “activistas de izquierda y titanes empresariales” conspiraron para acabar con Donald Trump y controlar las elecciones presidenciales norteamericanas

"Todo fue muy, muy extraño", dijo Donald Trump el 2 de diciembre. "A los pocos días de las elecciones, fuimos testigos de un esfuerzo orquestado para ungir al ganador, incluso cuando todavía se estaban contando muchos estados clave". Trump tenía razón. Así lo ha revelado ahora la revista Time en un extenso reportaje marcadamente épico que, tratando de ser laudatorio para una operación que buscaba “salvar la democracia norteamericana", revela hasta qué punto la izquierda neocomunista y las grandes multinacionales turbocapitalistas se han aliado para alumbrar un nuevo Estado totalitario que supera las fronteras tradicionales.

 

Concretamente, Time dice satisfecha que se desarrolló “una conspiración entre bastidores”, fruto de una “alianza informal entre activistas de izquierda y titanes empresariales”. "El pacto se formalizó en una declaración conjunta concisa y apenas publicitada de la Cámara de Comercio de Estados Unidos y la AFL-CIO (la principal federación sindical de este país) publicada el mismo día de las elecciones. Según explica la publicación norteamericana, “ambas partes llegarían a ver esta declaración conjunta como una especie de negociación implícita” para “mantener la paz” y oponerse a la victoria republicana, que denominaban como “el asalto de Trump a la democracia”.

 

El apretón de manos entre las empresas y los trabajadores fue sólo un componente de una vasta campaña partidista para lo que el movimiento izquierdista definía como "proteger las elecciones”, ya que, como siempre han hecho los más exitosos golpistas a lo largo de la historia, la labor que el grupo se había autoimpuesto consistía, ni más ni menos, en “salvar las instituciones estadounidenses” que, en su obsesión torticera, fanática y golpista, estaban siendo “atacadas simultáneamente por una pandemia implacable y un presidente inclinado a la autocrática”.

 

Aunque esta iniciativa golpista, fundamentalmente, se llevó a cabo desde ámbitos políticos, sociales, económicos, culturales y periodísticos “ligados a la izquierda”, Time asegura también que “cruzó líneas ideológicas, con contribuciones cruciales de actores conservadores". "Consiguieron que los estados cambiaran los sistemas de votación y las leyes y ayudaron a asegurar cientos de millones en fondos públicos y privados. Se defendieron de las demandas por supresión de votantes, reclutaron ejércitos de trabajadores electorales y consiguieron que millones de personas votaran por correo por primera vez. Presionaron con éxito a las empresas de redes sociales para que adoptaran una línea más dura contra la ‘desinformación’ y utilizaron estrategias basadas en datos para combatir las ‘difamaciones’ virales (…)  Después del día de las elecciones, monitorearon cada punto de presión para asegurarse de que Trump no pudiera anular el resultado”.

 

[Img #19425]Time revela con entusiasmo lo que define como “la historia interna de la conspiración para salvar las elecciones de 2020” y, quizás sin desearlo, muestra a los lectores cómo todos los golpistas son iguales en todos los lugares del mundo, presentándose, fundamentalmente, como los únicos que pueden salvar a los ciudadanos. “Es por eso que los participantes quieren que se cuente la historia secreta de las elecciones de 2020, aunque suene como un sueño febril paranoico: una camarilla bien financiada de personas poderosas, que abarcan industrias e ideologías, que trabajan juntas detrás de escena para influir en las percepciones y cambiar las reglas y leyes, dirigen la cobertura de los medios y controlan el flujo de información”. En su embriaguez de poder, las personas y organizaciones que hablan para Time aseguran que “no se estaban manipulando las elecciones sino que se estaban fortaleciendo”. 

 

Según Time, en algún momento del otoño de 2019, el sindicalista Mike Podhorzer, líder de la principal confederación obrera de Estados Unidos, se convenció de que las elecciones se dirigían al desastre y “decidió que debía protegerlas”. “Durante casi un cuarto de siglo, Podhorzer, asesor principal del presidente de AFL-CIO, la federación sindical más grande del país, ha reunido las últimas tácticas y datos para ayudar a sus candidatos favoritos a ganar las elecciones (…) Entre los conocedores demócratas, se le conoce como el mago detrás de algunos de los mayores avances en tecnología política en las últimas décadas. Un grupo de estrategas liberales que reunió a principios de la década de 2000 llevó a la creación del Analyst Institute, una firma secreta que aplica métodos científicos a las campañas políticas. También participó en la fundación de Catalist, la empresa insignia de datos progresivos”.

 

“Resultó que Podhorzer no era el único que pensaba en estos términos. Comenzó a escuchar a otros ansiosos por unir fuerzas. La Mesa de Lucha, una coalición de organizaciones de ‘resistencia’, había comenzado a planificar escenarios en torno a la posibilidad de una elección impugnada, reuniendo a activistas liberales a nivel local y nacional en lo que llamaron la Coalición de Defensa de la Democracia”. 

 

“En su apartamento en los suburbios de Washington DC, Podhorzer comenzó a trabajar desde su computadora portátil en la mesa de la cocina, celebrando reuniones consecutivas de ‘Zoom’ durante horas al día con su red de contactos en todo el universo progresista: el movimiento sindical; la izquierda institucional, como Planned Parenthood y Greenpeace; grupos de resistencia como Indivisible y MoveOn; geeks y estrategas de datos progresistas, representantes de donantes y fundaciones, organizadores de base a nivel estatal, activistas por la justicia racial y otros”.

 

“En abril, Podhorzer comenzó a organizar un 'Zoom' semanal de dos horas y media. Se estructuró en torno a una serie de presentaciones rápidas de cinco minutos sobre todo, desde qué anuncios estaban funcionando hasta mensajes y estrategias legales. Las reuniones solo por invitación pronto atrajeron a cientos, creando una rara base compartida de conocimientos para el rebelde movimiento progresista”. 

 

“Las reuniones se convirtieron en el centro galáctico de una constelación de agentes de la izquierda que compartían objetivos superpuestos pero que por lo general no trabajaban en conjunto. El grupo no tenía nombre, ni líderes ni jerarquía, pero mantenía sincronizados a los actores dispares”.

 

[Img #19424]Siempre considerándose a sí mismos como los auténticos responsable de “proteger las elecciones”, a medida que avanzaba 2020, el movimiento “se extendió al Congreso, Silicon Valley y los poderes estatales de la nación. Extrajo energía de las protestas de ‘justicia racial’ del verano, muchos de cuyos líderes fueron una parte clave de la alianza liberal”. 

 

“La primera tarea fue reformar la infraestructura electoral de Estados Unidos, en medio de una pandemia. Para los miles de funcionarios locales, en su mayoría no partidistas, que administran las elecciones, la necesidad más urgente era el dinero. Necesitaban equipo de protección como mascarillas, guantes y desinfectante para manos. Necesitaban pagar por tarjetas postales para que la gente supiera que podían votar en ausencia o, en algunos estados, enviar las boletas por correo a todos los votantes. Necesitaban personal adicional y escáneres para procesar los votos”.

 

Según Time, en marzo, los activistas pidieron al Congreso que enviara el dinero de ayuda del Covid a la administración electoral. Dirigidos por la izquierdista Conferencia de Liderazgo en Derechos Civiles y Humanos, más de 150 organizaciones firmaron una carta a cada miembro del Congreso en busca de 2.000 millones de dólares en fondos electorales. 

 

“La ‘filantropía’ privada intervino en la brecha. Varias fundaciones contribuyeron con decenas de millones en fondos para la administración de elecciones. La Iniciativa Chan Zuckerberg  aportó 300 millones de dólares”. 

 

El conglomerado izquierdista también se preocupó de controlar la información y la opinión, en el sentido de permitir solamente la emisión de informaciones y la expresión de opiniones solamente a favor del Partido Demócrata.

 

[Img #19426]Dice Time: “Laura Quinn, una veterana activista progresista que cofundó Catalist, comenzó a estudiar este problema hace unos años. Pilotó un proyecto secreto sin nombre, que nunca había discutido públicamente”, que rastreó lo que la izquierda considera “desinformación”, es decir, todo lo que se opone a sus fanáticos planteamientos neocomunistas.

 

“La investigación de Quinn dio munición a los defensores que presionan a las plataformas de redes sociales para que tomen una línea más dura”. Según Time, en noviembre de 2019, Mark Zuckerberg invitó a nueve líderes de ‘derechos civiles’ a cenar en su casa, donde éstos le advirtieron sobre lo que, en su opinión, eran el peligro de las ‘falsedades’ relacionadas con las elecciones que ya se estaban extendiendo sin control. "Fue necesario presionar, instar, conversar, intercambiar ideas, todo eso para llegar a un lugar donde terminamos con reglas y aplicaciones más rigurosas", dice Vanita Gupta, presidenta y directora ejecutiva de la Conferencia de Liderazgo en Derechos Civiles y Humanos, que asistió la cena y también se reunió con el CEO de Twitter, Jack Dorsey, y otros. Curiosamente, Gupta ha sido nominada ya como Fiscal General Adjunto por el presidente Biden.

 

“El levantamiento por la justicia racial provocado por el asesinato de George Floyd en mayo no fue principalmente un movimiento político. Los organizadores que ayudaron a dirigirlo querían aprovechar su impulso para la elección sin permitir que los políticos la cooptaran”. Muchos de esos organizadores eran parte de la red de activistas de extrema-izquierda del sindicalista Podhorzer, desde los activistas en los estados de campo de batalla que se asociaron con la Democracy Defense Coalition hasta organizaciones con roles de liderazgo en el Movimiento por Vidas Negras.

 

"El levantamiento de verano había demostrado que el poder de la gente podía tener un impacto masivo. Los activistas comenzaron a prepararse para repetir las manifestaciones si Trump ganaba las elecciones, ya que consideraban que esto solamente podía ocurrir si el candidato del Partido Republicano “robaba las elecciones”. “Más de 150 grupos liberales, desde la Marcha de las Mujeres hasta el Sierra Club y Color of Change, desde Democrats.com hasta los Socialistas Democráticos de América, se unieron a la coalición Proteja los Resultados. El ahora desaparecido sitio web del grupo tenía un mapa con una lista de 400 manifestaciones postelectorales planificadas, que se activarían por mensaje de texto el 4 de noviembre”.

 

Efectivamente, para detener "el golpe" que se había inventado, la izquierda norteamericana estaba lista para inundar las calles.

 

Según Time, aproximadamente una semana antes del día de las elecciones, el sindicalista Podhorzer recibió un mensaje inesperado: la Cámara de Comercio de Estados Unidos quería hablar.

 

“La AFL-CIO y la Cámara tienen una larga historia de antagonismo. Aunque ninguna de las organizaciones es explícitamente partidista, el influyente lobby empresarial ha invertido cientos de millones de dólares en campañas republicanas, al igual que los sindicatos de la nación canalizan cientos de millones hacia los demócratas. Por un lado está el trabajo, por el otro la administración, enfrascada en una eterna lucha por el poder y los recursos”.

 

“Pero tras las bambalinas, la comunidad empresarial estaba involucrada en sus propias discusiones ansiosas sobre cómo podrían desarrollarse las elecciones y sus consecuencias. Las protestas de ‘justicia racial’ del verano también habían enviado una señal a los dueños de negocios: el potencial de 'desorden civil' que perturba la economía. ‘Con las tensiones en aumento, hubo mucha preocupación por los disturbios en torno a las elecciones, o un colapso en nuestra forma habitual de manejar las elecciones contenciosas’, dice Neil Bradley, vicepresidente ejecutivo y director de políticas de la Cámara. Estas preocupaciones habían llevado a la Cámara a publicar una declaración preelectoral con Business Roundtable, un grupo de directores ejecutivos con sede en Washington, así como con asociaciones de fabricantes, mayoristas y minoristas, pidiendo paciencia y confianza a medida que se contaban los votos”.

 

La noche de las elecciones, "la alianza liberal se reunió para una llamada de 'Zoom' a las 11 pm. Cientos se unieron; muchos se estaban volviendo locos. ‘Fue realmente importante para mí y para el equipo en ese momento ayudar a que la gente se base en lo que ya sabíamos que era cierto’, dice Angela Peoples, directora de Democracy Defense Coalition. Podhorzer presentó datos para mostrar al grupo que la victoria estaba en la mano”.

 

“Mientras hablaba, Fox News sorprendió a todos al conceder Arizona a Biden. La campaña de concienciación pública había funcionado: los presentadores de televisión hacían todo lo posible para aconsejar cautela y enmarcar el recuento de votos con precisión. La pregunta entonces fue qué hacer a continuación”.

 

“La conversación que siguió fue difícil, liderada por los activistas encargados de la estrategia de protesta. ‘Queríamos ser conscientes de cuándo era el momento adecuado para pedir que las masas se desplazaran a la calle’, dice Peoples. Por mucho que estuvieran ansiosos por montar una demostración de fuerza, la movilización inmediata podría ser contraproducente y poner a la gente en riesgo. Las protestas que se convirtieron en enfrentamientos violentos le darían a Trump un pretexto para enviar agentes federales o tropas como lo hizo durante el verano. Y en lugar de elevar las quejas de Trump al continuar luchando contra él, la alianza quería enviar el mensaje de que la gente había hablado”.

 

“Entonces salió la palabra: retírate. Protect the Results anunció que "no estaría activando toda la red de movilización nacional hoy, pero que seguía lista para activarse si fuera necesario". En Twitter, los progresistas indignados se preguntaron qué estaba pasando. ¿Por qué nadie intentaba detener ‘el golpe’ de Trump? ¿Dónde estaban todas las protestas?”.

 

“En las presentaciones de Podhorzer, ganar la votación era solamente el primer paso para ganar las elecciones. Después de eso venía ganar el recuento, obtener la certificación, ganar el Colegio Electoral y ganar la transición".

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.