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Lunes, 15 de Febrero de 2021 Tiempo de lectura:

Contra los gobiernos técnicos

En esta breve intervención intento exponer, en una síntesis extrema, las razones por las que los gobiernos técnicos deben ser vistos siempre con preocupación, sean cuales sean los "técnicos" que trabajan en la práctica.

 

Está claro que puede haber técnicos mejores que otros. Pero eso no quita, por las razones que ahora expondré, que el gobierno técnico como tal tenga una serie de aspectos negativos que no se pueden pasar por alto. Enumeraré tres de ellos, que me parecen de la mayor importancia.

 

En primer lugar, el gobierno técnico, por definición, no responde a la soberanía popular. Y, por esa misma razón, no está llamado a tenerla en cuenta. Se supone que está donde está por varias razones, que en cualquier caso no se refieren a la soberanía popular. Por lo general, el gobierno técnico se nombra en casos de emergencia, para salvar -se dice- la situación ya cercana a precipitarse al abismo. Así que -ésta es la cuestión- el gobierno técnico siempre opera en nombre de una situación ardua, de emergencia, altamente crítica, una situación para resolver la cual no es necesario, y de hecho podría ser peligroso, referirse a la voluntad del pueblo.

 

El gobierno técnico es un gobierno que, en este sentido, se asemeja al médico y opera con el objetivo de la salud, para lo que a menudo es necesario hacer sacrificios y tomar medicamentos especialmente desagradables. Es precisamente en este desprendimiento de la base de la soberanía popular donde reside el elemento peligroso del gobierno técnico.

 

En segundo lugar -y este es un argumento ligado a la contingencia histórica -me doy perfecta cuenta-, se supone que el gobierno técnico está encomendado, precisamente, a técnicos super partes, que simplemente tienen que trabajar por el interés colectivo en el momento más difícil.

 

Y sin embargo, al analizarlo detenidamente, siempre se descubre sin demasiada dificultad que -al menos en los últimos quince años- los técnicos designados nunca son, de hecho, técnicos super partes, sino que responden a un posicionamiento preciso que es cualquier cosa menos neutral en el contexto del diagrama de las relaciones de poder y las visiones del mundo: ya sean altos directivos como Colao, economistas de fe ortodoxa bocconiana [referencia a la universidad privada de Milán, Bocconi University, N.del T.] y liberal como Monti o, de nuevo, banqueros con cualquier cosa menos veladas perspectivas privatizadoras como Draghi, siempre tenemos que lidiar con exponentes de las clases dominantes que se hacen pasar hipócritamente por técnicos, cuando no por salvadores del país.

 

Por el contrario, se tiene la impresión de que los gobiernos técnicos forman parte de una precisa estrategia neoliberal para burlar el principio de la democracia parlamentaria e imponer, a modo de deus ex machina, figuras que no son votadas, pero que deben ser aceptadas como competentes y super partes.

 

¿No es cierto que la "nueva razón liberal" aspira desde hace tiempo a imponer la idea de una pericia que sustituya a la incompetencia necesariamente ligada -como a ella le gusta repetir- a las masas nacional-populares de las democracias parlamentarias tradicionales?

 

Llego al tercer y último punto, que considero el más importante. ¿Puede un técnico gobernar la cosa pública? ¿Puede un "experto" en economía o negocios administrar el Estado? La pregunta, si hacemos caso a Platón, sólo puede responderse negativamente.

 

El técnico es indispensable en cuestiones técnicas específicas -el alfarero para la producción de jarrones, el piloto [ciberneta] para la navegación- pero es congénitamente inadecuado para la dirección política de la polis. Para gobernar esta última, se necesita un hombre que no tenga "techné" sino "paideia", es decir, una formación cultural integral, política y filosófica.

 

En definitiva, platónicamente, poner a un técnico al frente de la polis es el peor error que se puede cometer. El técnico no puede aspirar estructuralmente al bien comunitario de la polis. Y en el caso concreto, después de Platón, hay un alto riesgo de que se limite a velar por los intereses de los mercados y sus clases.

 

Fuente: https://www.ilfattoquotidiano.it/2021/02/05/contro-i-governi-tecnici/6090611/

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