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Miércoles, 24 de Febrero de 2021 Tiempo de lectura:

España, un misterio no resuelto

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He leído hoy, gracias a los escritos de un amigo, que el conocido psiquiatra español, Juan Antonio Vallejo-Nájera, en su tan ovacionada novela Yo, el Rey, sobre el corto reinado de José Bonaparte, le hace decir a este que España es una nación de "dementes".

 

José Bonaparte nunca fue admitido como verdadero rey en España, como es lógico, porque nos lo impusieron por la fuerza de las armas de un dictador que previamente había asolado los campos de batalla de Europa, responsabilizándose de la muerte de millones de personas y que, además, había entrado en España de manera artera, pidiendo, como amigo, que le dejasen pasar hacia Portugal. Y ya dentro del país y a traición, tomó posesión de sus instituciones y el control de la vida militar, civil y económica.

 

Algunos piensan, inocentemente, que su intención era meter a España en el carril de los países civilizados, lo que para él quería decir: afrancesados, de grado o de fuerza. Y por eso muchos escritores atribuyen a José Botella, su hermano, impuesto como rey, buenas intenciones para sacar a España de su atraso secular. Reconozco que le estoy agradecido por dos cosas: por legalizar de nuevo las corridas de toros y por mejorar el volumen de ventas de algunos viticultores, pero por muchísimas otras desearía que nunca hubiese puesto un pie en España.


 
¿Pero, siendo un poco más serios, de qué atraso se suele hablar, tan importante y peligroso para nuestro vecino, que justifique una invasión militar?

 

Recordemos que tan solo cuatro años antes de la invasión de Napoleón, España era y estaba reconocida como la primera potencia mundial. De hecho fue el único país que durante la epidemia mundial de viruela lanzó una expedición internacional para vacunar a una gran parte del mundo conocido. Expedición Balmis de 1803/4, que recorrió toda América, Filipinas y una parte de China.

 

¿Qué país atrasado hubiera podido lanzar una expedición de ese calibre, salvando cientos de miles de vidas e introduciendo novedades técnicas en la práctica de la medicina que salvarían muchas más vidas en las décadas posteriores? Ninguno, y ningún país Europeo, salvando la excepción española, hubiera podido hacerlo.

 

¿De donde viene esa leyenda de España como país atrasado y casi completamente cavernícola?, sobre todo si damos crédito a muchos autores de la época, la mayoría franceses, ingleses y alemanes.

 

¿Por qué Napoleón hubiera querido jugarsela, como hizo, por un pobre país atrasado, que le hizo sufrir su primera gran derrota? Desde luego, si fuéramos lo que muchos dicen, nadie hubiera querido venir a jugársela y perder su vida y prestigio en España.

 

Tan solo recordemos estos datos objetivos: entre 1790 y 1810, el país supuestamente civilizado (Francia), vive en su interior una revolución que en tan solo 10 meses ejecuta a 40.000 personas (la famosa Inquisición española había dictado poco más de 2.500 sentencias de muerte en 300 años), y una vez estabilizada la Revolución, surge un dictador militar que asola Europa y parte del norte de África provocando millones de muertes. Mientras el "país civilizado" hacía tan loable campaña de civilización, nuestro pobre y atrasado país (España) salvaba cientos de miles de vidas y protegía las poblaciones civiles de su imperio de los multiples ataques de los piratas ingleses y holandeses, preocupándose por garantizar un buen nivel de vida, de salud y de alimentación en sus territorios. Basta con leer el informe elaborado por el Barón Humboldt sobre el nivel de vida de los españoles de América, cinco veces superior, en valores constantes, al nivel actual y superiores a la mayor parte de las poblaciones europeas y norteamericanas de la época.

 

Hecho este inciso, vuelvo a preguntarme ¿por qué tanto interés por España?

 

Sencillamente porque España, con sus territorios de ultramar, tenía millones de kilómetros cuadrados; su superficie no solo era superior a la de cualquier otro país sino que además había en su subsuelo todo tipo de minerales y la producción agropecuaria era superior a la del resto del mundo, a lo que se añadía que en tan vasto territorio, sus poblaciones vivían en paz.

 

Entre 1550 y 1808, Europa no había conocido un solo momento de paz, mientras que la España americana y el lago español (Océano Pacífico), eran un gran espacio de paz y de progreso, cuyas costas eran sin embargo atacadas a menudo por corsarios ingleses y holandeses, y de vez en cuando por franceses. Todos conocían su riqueza y todos querían participar en lo que ellos consideraban un gran festín.

 

Los franceses quisieron quedarse con México, después de que la invasión de España hubiera dejado exhausto y sin medios al país.

 

Los ingleses se aprovecharon de la sitación y lanzaron múltiples campañas utilizando militares españoles que habían luchado contra Napoleón para crear multiples guerras civiles en los territorios hispanoamericanos y romper España desde el interior. Y lo consiguieron, es decir, provocaron guerras intestinas donde nunca las había habido, robaron, controlaron el comercio e hicieron de usureros, hasta que no quedase nada de la España rica y unida, para así explotar impunemente sus recursos.

 

Todos nuestros vecinos europeos, viéndonos moribundos, saltarón sobre América como hienas, algunos con mejor suerte que otros. Después, era necesario justificar sus actos y, qué mejor que atacar sistemáticamente a España, como país atrasado, cavernícola, venal, sin honor, genocida, repleto de filibusteros y violadores, sin ciencia y sin haber aportado nada a la construcción del mundo moderno. Haciendo olvidar al mundo las aportaciones de la Escuela de Salamanca, la ciencia de navegación española, sus tratados de medicina y farmacopea, sus trabajos sobre la ciencia económica, sus estudios sobre urbanismo e integración social de culturas diferentes, sus reformas jurídicas revolucionarias en la época, ser los primeros en aceptar mujeres como catedráticas de universidad o negros y mulatos, como Juan el Latino, profesor en la universidad de Granada, hasta que los españoles acabasen creyéndoselo también. Pocos españoles saben que el calendario gregoriano fue elaborado por un equipo dirigido por Fray Luís de León, el de " Como decíamos ayer" o que entre las estatuas de reyes de España situadas en el Palacio Real se encuentra la de Moctezuma, uno de cuyos descendientes, Grande de España, es el fundador de la Guardia Civil.

 

Así pués, cuando se dice que José Bonaparte, no obstante, traía un proyecto de progreso y crecimiento para nuestro país; que fue un rey que vino con muy buenas intenciones, pero que fue rechazado por venir impuesto de manera coercitiva, algo que ciega el orgullo pasional del carácter español. Y que estas supuestas intenciones hagan deducir a algunas personas que ahí se encuentran los motivos para ver a España como un país de locos, creo que muchos pecan de inocentes y que además, después de dos siglos de constante repetición han acabado por aceptar que esta definición del carácter español es una realidad, que nos dibuja como personas sin raciocinio y sin un mínimo de humildad positiva, evidenciando  de esta manera nuerstra incapacidad para desarrollar la ciencia y ser un espacio de "lumière" como así "han demostrado" nuestros vecinos galos. Y esto es lo que muchos creen, a pesar de que nuestra historfia demuestre lo contrario, y quizás por eso también quieren borrar de la historia del mundo el término "Hispanidad" e hispanoamericano, substituyéndolos por "latino" y "latinoamericano", que con insistencia han acabado por imponer los franceses.


Relacionado con esta misma época, tenemos otro juicio sobre España que se añade a nuestra leyenda negra y que, por supuesto, es tan interesado como el de los franceses del mismo período.  Dicen que se trata de alguien que tenía una mirada externa, aunque emitía sus juicios desde dentro, pues se encontraba en campaña militar en España, luchando contra Napoleón para liberarnos del yugo del imperialismo franco. Se trata del General Wellington, que llegó a asegurar que "España es el único lugar del mundo donde 2 más 2, no suman 4" y que España es un imposible matemático.

 

Algunas personas aún ven a Wellington y a los militares ingleses como una ayuda desinteresada para ayudar a España a defenderse del francés. Si supiesen cómo los militares ingleses destrozaron en España todas las industrias que hacían competencia a la industria inglesa y que en su huida aplicaron la estrategia de tierra quemada, no pensarían igual, y además, sabiendo que tenían los ojos puestos en América y lo que allí deshicieron, no comprendería su benevolencia con los ingleses.
Otro británico célebre, y declarado simpatizante de España, aunque nunca lo fue realmente, como Sir Winston Churchill, también dijo: "Los españoles son vengativos, y el odio les envenena". Lo que prueba que de amigo solo tenía el nombre. No obstante, sigue habiendo quienes intentan justificarlo. Churchill,  para algunos de mis amigos, estaba obligado a menospreciar a España porque su Gobierno se estaba jugando el futuro de Gran Bretaña y el de Europa, y España estaba en el escenario de ese juego. ¿Qué podía esperar Europa de España?. Y, hoy día, ¿qué les cabe esperar a los europeos de nosotros?. Ante estas frases tan injustas, solo quisiera hacer recordar que la neutralidad española permitió la victoria de los aliados y que durante el periodo negro de la persecución de judíos en Francia, Alemania, Polonia, Hungría, Chequia, Bélgica, y países nórdicos, España hizo lo que no hicieron los otros países europeos: los protegió. Todo el mundo conoce el film de El Angel de Budapest, que salvó muchos más judios que el famoso Schlinder, o el trabajo de la CCI de España en París para proteger los patrimonios de las familias judias que se hacian pasar a España y luego a América, donde la comunidad judía reconoce a nuestro antiguo e innombrable dictador como un "Justo". Qué fácil es caer en las trampas y enredaderas de la "Leyenda Negra" y acabar aceptando, como muchos españoles, la manipulación de nuestra historia.


Para acabar este recorrido por las manidas rutas de la "Leyenda Negra", recordemos dos juicios muy significativos o dolorosos, de sendos "intelectuales" españoles, por otro lado, muy apreciados en nuestro país, como son Luis Eduardo Aute y Jaime Gil de Biedma: "España de mis amores, cuánto te odio. Esa simple frase responde a la sensación que tengo cuando pienso en este país precioso, bellísimo, riquísimo, multicultural, con una Historia tan larga... Pero sin cultura. Y lo que es peor: muy especializado en devorar a sus mejores hijos". Y concluye: "De todas las historias de la Historia la más triste sin duda es la de España porque termina mal".

 

En dos frases, los propios españoles, cuyo carácter intelectual me permito poner entre comillas, le dan la puntilla a la brillante y no obstante tan desconocida, historia de España. 

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